500 págs.
Ediciones del Pórtico
2012, Argentina
23 X 16 cm
Precio para Argentina: 130 pesos
Precio internacional: 26 euros
Lo que aquí relatamos es una historia -o si se prefiere, un conjunto de historias- que expresan las intimidades de esa guerra donde ocupa un destacado lugar uno de los fenómenos más clásicos de todo conflicto de esta naturaleza: “La traición”. Pero en nuestro caso aparece un nuevo factor agravado de este disvalor: la figura del “doble traidor” cuya función se apreciará a lo largo de estas páginas y fue la que principalmente señalaron quienes nos dijeron que les provocó asco y tristeza el conocimiento de esa parte de nuestra historia más reciente y oculta.
Con ello, surge una pregunta tal vez difusa e indefinida que inevitablemente flotará para siempre en la conciencia y ánimo de todos aquellos que llegaron a conocer las intimidades del conflicto. Nosotros ya transitamos ese camino. Ahora, les toca a nuestros lectores participar de este fenómeno moral que en el caso específico que nos ocupa lleva una pesada carga de delaciones, de muertes y supervivencias logradas dentro de un sistema de inteligencia que hizo posible derrotar a una revolución dirigida desde el extranjero.
En cifras -y así lo leerán- podemos decir que más del 20 por ciento de los detenidos por las Fuerzas Legales después del 24 de marzo de 1976, fueron arrestados por ellas como consecuencia de las traiciones de los militantes a sus propias organizaciones armadas.
Estos se transformaron en verdaderos operadores de la lucha, delataron, denunciaron, marcaron a sus amigos, jefes o subordinados, maridos o esposas y en algunos casos hasta los capturaron. En función de su exitosa tarea se aceleró la derrota terrorista y acortó sensiblemente el desarrollo de la Guerra; en esas funciones llegaron a viajar libremente por el país y el exterior subvencionados por las Fuerzas Legales y facilitaron notablemente el triunfo de la ley sobre un proyecto revolucionario que se impulsó desde más allá de nuestras propias fronteras. Muchos de ellos viven aún en el exterior.
En algunos de los niveles dirigentes, gracias a esa “mano de obra barata y descartable” de inocentes militantes de aquella época, muchas veces primó la apetencia económica por encima de los ideales y proyectos. Muchas veces, los innumerables secuestros terroristas tuvieron esta finalidad repugnante.
Esta síntesis no pretende solamente transmitir al lector el contenido doloroso de la etapa revolucionaria, sino que también desea preparar a las futuras generaciones para enfrentar el proceso revolucionario que continúa. Solo la justicia y la concordia podrá ser la vía que permita alcanzar esta meta.
ÍNDICE
De la Traición
Diccionario de la Real Academia Española 7
Constitución de la Nación Argentina. Art 119 7
Código Penal de la Nación Argentina (arts. 214 a 218)
Delitos contra la seguridad de la Nación, Cap. I, Traición 7
Código de Justicia Militar (Ley 14.029) 8
Prólogo 11
A modo de introducción 15
La razón de ser de este libro 15
“Asco y tristeza” 16
Los traidores, el progresismo y el disfraz de los derechos humanos 17
Los jueces y fiscales 18
Título I La situación argentina
Capítulo I
La oligarquía que domina al país 21
Capítulo II
El ser político y el ser militar 25
Por qué existen diferentes códigos de justicia ‘ 25
La nueva guerra 26
Los políticos no estuvieron a la altura de lo que estaba en juego 27
Capítulo III
La guerra se ganó en el terreno de las armas y se perdió en el político
Las pruebas no interesan: se arman y repiten en todos los casos para ejercer una persecución jurídica y judicial 30
Capítulo IV
Una estafa de múltiples aristas 33
Tres objetivos fundamentales 34
Título II Desarrollo
Capítulo V
A la búsqueda de los “Testigos Necesarios” 37
La colaboración de los que cambiaron de bando 38
Una nueva clase de “combatiente”: el “quebrado”, colaborador y traidor 39
Funcionaron verdaderos “tribunales revolucionarios” 40
Infiltrados en sus propias organizaciones 41
Capitulo VI
Muertes y relatos de los juicios revolucionarios 43
Graciela Daleo: La preferida de los fiscales 45
Su desempeño como colaboradora de la Armada 46
Los otros dos “jueces” del fusilamiento 46
Condenados no ejecutados 48
Capítulo VII
La “distracción” de los políticos y de los jueces 49
El negocio de los “derechos humanos” 51
“El terrorista no busca ganar sino persistir…” 52
La arbitrariedad jurídica 52
Capítulo VIII
“…Los que están vivos es porque colaboraron…” 55
Definición de traidores y la aparición de dos líneas 56
Los testigos necesarios 57
El armado de las denuncias dirigidas por Firmenich, Haidar y Montoto 57
Baltazar Garzón se suma al negocio 58
¿Yo militante…? ¡No…! 60
La opinión de Firmenich y una incógnita sobre Roberto Quieto 61
¡Una sorpresa! 67
Hasta la CONADEP reconoce a los “colaboradores” 69
Capítulo IX
La simulación como práctica de guerra 71
Del diario Página 12 72
La militancia es reconocida por los propios testigos necesarios 73
Obstrucciones sistemáticas 73
Otros motivos para negar la militancia en los juicios 73
Los “errores” tolerados por la justicia 75
La metodología que se adoptó, una prohibición aceptada y un libreto único para testimoniar 75
Capítulo X
En que consistió la colaboración 77
El traidor siempre defrauda a su entorno 79
El colaboracionismo 80
Un forcejeo de conciencia 81
Capítulo XI
Factores que coadyuvaron a que se concretara esa profunda y valiosa “colaboración” 83
Consecuencias psicológicas de la vida del terrorista en la clandestinidad 83
“Un trato cotidiano con la muerte” 84
Las órdenes de Perón antes de asumir 85
Cómo comenzaba la captación de los prisioneros 85
En el límite de la resistencia moral 86
La cómoda conducción terrorista desde el exterior 86
El primer encuentro con el “Colaborador en ejercicio” 87
Los mitos de cada lugar de detención 88
Los propios compañeros pedían que colaboraran 88
La presencia en los interrogatorios de detenidos que ya colaboraban 89
La continuidad de la militancia externa en cada lugar de detención 90
La enorme información que se tenía sobre las organizaciones a las que pertenecían 91
La técnica de seguridad de los militantes apresados 91
Crear “la comodidad” como instrumento del combate 93
Un tema ríspido de la guerra: la tortura 94
La interacción entre las Fuerzas fue constante. Las especialidades.. 99
La disciplina y normas militares dentro de los lugares de reunión de detenidos se cumplieron estrictamente 101
El trato evidenciaba los beneficios obtenidos 102
La protección física de los “colaboradores” 104
Cuidados sociales 105
Pagos de viáticos y de haberes 105
Cuidados médicos y prevención anti-cianuro 106
Atención de cuestiones familiares 107
Título III “Yo TE ENTREGO Y VOS ME SALVÁS…”
Capítulo XII
Cómo salen a la luz los datos de tantos traidores 109
Centenares de detenidos gracias a los “colaboradores” 111
Consecuencias inexorables 112
Los números hablan por sí solos 113
Capítulo XIII
Sesenta y cinco casos de traidores 117
Caso 1: José Pedro ALMIRÓN, NG: “Ernesto” o “Cherigo” 117
Caso 2: Marta Remedios ALVAREZ, NG: “Peti” 120
Caso 3: ACTIS GORETTA, NG: “Munu”, “Bety” 127
Caso 4: Roberto AHUMADA, NG “Beto” 133
Caso 5: Roberto Jorge QUIETO, NG: “Negro” 142
Caso 6: Patricia ASTELARRA, NG: “Pata” 146
Caso 7: Víctor Melchor BASTERRA, NG: “El vasco” 148
Caso 8: Norma Susana BURGOS de CARIDE, NG: “Laurita” 156
Caso 9: Alfredo BUZZALINO, NG: “Gordo Alfredo” 163
Caso 10: Cristina CALLIZO, NG: “Sargento Susana” 169
Caso 11: Liliana Beatriz CALLIZO, NG: “Chela” 171
Caso 12: Pilar CALVEIRO de CAMPIGLIA NG: “Mercedes” 176
Caso 13: Mercedes Inés CARAZO, NG: “Lucy” 183
Caso 14: Andrés Ramón CASTILLO NG: “Ángel”, “Carlitos”, “Casildo”, “Quique” 189
Casos 15 y 16: Juan Carlos CLEMENTE y Juan Martín MARTIN 197
Caso 17: Roberto COCLOZ, NG: “Teniente Pancho” o “Tony” 199
Caso 18: Gustavo CONTEPOMI, NG: “Pablo” 200
Caso 19: Lisandro CUBAS, NG: “Chito”, “Bocon” 205
Caso 20: Graciela Beatriz DALEO, NG: “Victoria” 209
Caso 21: Piero DI MONTE, NG: “Héctor” 220
Caso 22: Horacio A. DOTTORI, NG: “Teniente Miguel” 224
Caso 23: Graciela GARCIA, NG: “La Negrita” 225
Caso 24: Liliana Noemí GARDELLA, NG: “Emilia”“Chaqueña” 229
Caso 25: Juan Alberto GASPARINI, NG: “Gabriel’’, “Dr. Paz” “Eugenio”; “Alejandro” 231
Caso 26: Graciela Susana GEUNA, NG: “Gringa” 243
Caso 27: Alberto Eduardo GIRONDO ALCORTA, NG: “Mateo” 246
Caso 28: Arnaldo GÓMEZ, NG: “Huevo” 253
Caso 29: Martín Tomás GRAS, NG: “Chacho” 254
Caso 30: Ana ILIOVICH NG: “Cecilia” 263
Caso 31: Mirta Susana IRIONDO, NG: “Norma” 266
Caso 32: Héctor Teodoro KUNZMANN, NG: “Quique” 270
Caso 33 Silvia LABAYRU DE LENNIE, NG: “Mora” 274
Caso 34: Amalia María LARRALDE, NG: “Andrea” 281
Caso 35: Antonio Nelson LATORRE NG: “El pelado Diego” 284
Caso 36: Miguel Ángel LAULETTA, NG: “Caín” 289
Caso 37: Miriam Liliana LEWIN de GARCIA, NG: “Lili, “Peny”, “Gringa”,
“Polaca”. “Colorada”, ’’Michi” 299
Caso 38: Mirtha Susana Clara LOYÚDICE de SALAS, NG: “Sandra” o “La Gorda” 309
Caso 39: Ana María MARTÍ, NG: “Chiche” 310
Caso 40: Teresa Celia MESCHIATTI, NG: “Tina” 318
Caso 41: María Alicia MILLA de PIRLES, NG: “Susana”, “La cabra” 324
Caso 42: Carlos Raimundo MOORE, NG: “Charlie” 333
Caso 43: María Julia C. MORRESSI 336
Caso 44: Ana María MOHADED, NG: “Negra de arte” 337
Caso 45: María Isabel MURGIER NG: “Estela ó Marisa” 340
Caso 46: Máximo Fernando NICOLETTI NG: “Gordo” ,“Alfredito” 344
Caso 47: José NIVEYRO, NG: “Pocho”, “Galetto” 348
Caso 48: Eduardo PINCHEVSKY, NG: “Negro Paco” 350
Caso 49: Carlos Alberto PUSSETTO, NG: “Julián” 353
Caso 50: Rosario Evangelina QUIROGA, NG: “Lula” “Elena” 355
Caso 51: Susana Jorgelina RAMUS, NG: “Jorgelina” 359
Caso 52: Andrés REMONDEGUI, NG: “Chacho” 364
Caso 53: María Victoria ROCA, NG: “Sojia” 367
Caso 54: Néstor Carlos SALAS, NG: “Martín”, “Flaco” 369
Caso 55: Fernanda SANTOS de BUITRAGO, NG: “Tita” 371
Caso 56: Susana Margarita SASTRE, NG: “Soledad” 372
Caso 57: Haroldo SENN, NG: “Compañero Haroldo” 375
Caso 58: Sara SOLARZ de OSATINSKY, NG: “Kika” “Jenny” “Marie” 379
Caso 59: Cecilia Beatriz SUZZARA, NG: “Marcela” 386
Caso 60: Mabel Lía TEJERINA, NG: “Alicia”, “La Raba” 392
Caso 61: Beatriz Elisa TOKAR, NG: “Ménica” 395
Caso 62: Edgar Tulio VALENZUELA, NG: “Tucho’’ o “Marcos” 401
Caso 63: Mario César VILLANI, NG: ‘Tito”, “Medina” 402
Caso 64 y 65: Reinaldo A. ZAPATA SOÑEZ, NG: “Corto”, “Ronco”
Santiago” “Martín” y Ángel ZABALA RODRÍGUEZ, NG “El Zorzal” 407
Capitulo XIV
Casos de Conscriptos Traidores
Caso 66: Soldado conscripto traidor Hernán INVERNIZZI 409
Caso 67: Soldado conscripto traidor Félix Roque JIMÉNEZ 410
Caso 68: Soldado conscripto traidor Darío Ignacio KRAÑASCKY 409
Caso 69: Soldado conscripto traidor Luís Roberto MAYOL 410
Caso 70: Soldado conscripto traidor Mario PETTIGGIANI 411
Caso 71: Conscripto naval traidor Julio PROVENZANO 411
Caso 72: Soldado conscripto traidor Miguel ROMERO 412
Caso 73: Conscripto-agente de la PFA Jorge SALGADO, NG: “Pepe” 412
Caso 74: Soldado conscripto traidor Horacio STANLEY 416
Caso 75: Conscripto naval traidor Sergio TARNOPOLSKI 417
Capitulo XV
Casos de empleados traidores
CASO 76: José Luis de Dios 419
CASO 77: Alfredo G. Martínez 420
CASO 78: Diana B. Wlichky 420
Próximos antecedentes de otros traidores 420
Título IV
La actual militancia y las organizaciones de derechos humanos Capítulo XVI
El manejo de la venganza 421
La Justicia Transicional intencionalmente aplicada 421
Los crímenes del sistema son cometidos por fuerzas de seguridad del Estado (ejército o policía) y/o por organizaciones insurgentes o paramilitares 422
El ICTJ: la Justicia Transicional de los demócratas 425
El capítulo para América Latina 426
La Justicia Transicional y sus acciones puntuales en la Argentina 427
Cargos contra las entidades financieras ¡Y sigue el negocio! 428
Los juicios orales con la complicidad de los dobles traidores 428
El grotesco es común 430
Testimonios leídos en juicios orales 432
Otros componentes de un escenario concurrente 434
El rincón argentino de la impunidad 437
Capítulo XVII
Preguntas de fondo 439
¿Hubo una Guerra Interna en la Argentina? 44 1
Expresiones representativas sobre la guerra terrorista y antiterrorista de los 70 442
Lesa Humanidad – Lo hablan entre dos víctimas 446
Jueces y Fiscales a los que se les imputa prevaricación y abandono de persona 447
Buscando la solución 448
La premisa es que “hubo una guerra” 448
La inquietud norteamericana por la duración de la guerra 453
Transcripción de la entrevista comentada en el New York Times y publicada en el diario Clarín del 12 de abril de 2003 453
Colofón 457
Título V Ayudas para la lectura
Capítulo XVIII
Significado de abreviaturas y siglas utilizadas 463
Capítulo XIX
Organización de las Fuerzas Armadas para enfrentar la Guerra
Revolucionaria 465
Explicación global sobre la organización general del Ejército para enfrentar la Guerra Revolucionaria 465
Explicación global sobre la organización de la Armada para enfrentar la Guerra Revolucionaria: Número de las unidades 466
Radiograma presidencial G6777 132/74 468
Bibliografía 469
Generalidades 469
Las revistas y periódicos de la subversión terrorista 471
Libros de la Guerra de los 70 472
Una nómina elocuente 473
índice Onomástico 477
EL AUTOR
Carlos Manuel Acuña es periodista profesional desde 1960 y a lo largo de su carrera se desempeñó en todas las especialidades, aunque fue la gráfica el rubro que más lo atrajo y donde ejerció varias de sus disciplinas. Abarcó desde la política y la economía hasta la literatura y la poesía. Siguió con detenimiento los principales debates parlamentarios ocurridos a lo largo de esos años y siempre como redactor de La Nación viajó por todo el país para atender elecciones provinciales, crisis en sus gobiernos y acontecimientos especiales que se tradujeron en artículos y análisis destacados. Su vocación lo llevó a realizar innumerables viajes por el exterior -Latinoamérica, Estados Unidos, Europa y Asia- donde estableció sólidas relaciones.
Fue merecedor del premio Santa Clara de Asís; director-fundador de la Agencia de Noticias EFA -Economía. Finanzas y Agro- y del Semanario Rural, director de la Agencia Nacional de Noticias Télam S.A., columnista de La Prensa, de la bahiense Nueva Provincia y de otros diarios importantes del interior del país. En la función pública fue asesor del Ministro de Relaciones Exteriores entre 1966 y 1968, de la Presidencia de la Nación hasta 1970 y en 1976 integró el gabinete del Ministerio de Planeamiento.
También actuó en la actividad gremial de la representación agropecuaria, con otros dirigentes fundó el Movimiento de Opinión Campo Unido, fue asesor político de la Sociedad Rural Argentina, formó parte del consejo directivo de la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (CARBAP). Cursó estudios en la Escuela Nacional de Inteligencia. Integró la conducción del prestigioso programa radial Debate Ciudadano y posteriormente a la saga de “Por Amor al Odio”, publicó su tercer libro “Verbitsky, de la Habana a la Fundación Ford”, donde destacó con preclara visión la trayectoria de uno de los personajes más siniestros de la Guerra Revolucionaria.
En los últimos años, a petición de los letrados que asisten al general Luciano B. Menéndez ante los TOF’s de Córdoba y San Miguel del Tucumán, ha prestado valiosísimas declaraciones que desnudaron las falsas imputaciones practicadas contra este militar y merecieron varias notas publicadas por la prestigiosa periodista tucumana del diario La Gaceta, doña Luz García Hamiiton.
PRÓLOGO
Los lectores se percatarán de que este libro no es la continuación de “Por Amor al Odio”, cuyo tercer tomo está aún demorado por razones de fuerza mayor, pero su contenido tampoco relega lo que allí tenemos escrito y falta publicar. En realidad, lo que hoy ofrecemos es una visión complementaria, informativa y actualizada en función de los tiempos que vivimos, de las tensiones progresivas que dividen peligrosamente a la sociedad argentina y de la acumulación de nuevos datos y elementos de esa tragedia que fue la Guerra Revolucionaria y que nunca fueron relatados.
Por eso creemos que la riqueza de estas páginas también reside fundamentalmente en dicha circunstancia esclarecedora. De allí que una parte del título que hemos elegido reclame la importancia histórica que poseen estas revelaciones que llegan a la superficie para integrarse a ese fenómeno extraordinario que motoriza el interior, el alma diría, de ese compendio substancial y sustantivo que constituye la opinión pública. Ella es la gran destinataria que deberá juzgar, como en este caso, secretos de ese pasado sangriento que involucra a argentinos que pelearon con sus convicciones, a veces con sus bajezas y que sus derivaciones persisten gracias a un mezquino interés político que involucra a los triunfadores de ayer transformados en víctimas de hoy. También a políticos distraídos, igualmente comprendidos de una u otra manera por los hechos y a jueces que deberán soportar el resultado de sus acciones presentes gracias a las minuciosas conclusiones de las investigaciones que se realizan y acumulan en archivos obligadamente resguardados y casi listos para incorporarse, como continuación de lo que aquí anticipamos, al segundo tomo en elaboración.
Sin esfuerzo, podemos decir que los episodios y antecedentes que hoy salen a la luz ratifican aquello de que por encima de las diferencias étnicas, culturales y geográficas, la naturaleza del hombre es única e indivisible y se expresa en todas las circunstancias. Pero es en la guerra -y especialmente en las guerras civiles por el odio que las alimenta- donde el conflicto, que gira en torno de la vida y de la muerte, constituye la máxima oportunidad para que esa naturaleza se revele en toda su magnitud, en toda su crudeza y salvajismo.
Por eso este primer libro con esta apasionante y reveladora temática, también trata de traiciones crueles y lealtades sinceras o por conveniencia hasta hoy desconocidas por la opinión pública; de asesinatos alevosos que formaron parte del terrorismo organizado y aporta elementos de juicio para entender mejor lo ocurrido en el plano estratégico, político y moral de lo que da en llamarse “los años setenta”.
La información que aportamos gracias a la colaboración de numerosos protagonistas que necesariamente deben permanecer en el anonimato y pusieron a lo largo de varios años a nuestra disposición documentos y otras pruebas contundentes que respaldan a este trabajo incuestionable, contiene asimismo un análisis sobre el origen de comportamientos sociales e intereses geopolíticos que caracterizaron al mundo bipolar de la Guerra Fría que, es necesario decirlo, fue una de las causas de lo que globalmente llamamos la subversión y que hoy se resume en el vocablo generalizado de terrorismo.
Se trata de un proceso complejo, ahora extendido, aunque se pergeñó especialmente para esta región del mundo donde la Argentina apareció, por múltiples razones, como el blanco más apetecible pero no conquistado, hasta entonces, militarmente. Sin embargo -y aquí lo explicamos pese a que es objetivamente apreciable- ese peligro hoy está en la puerta gracias a la continuación de esa guerra por otros métodos que enumeraremos enseguida y que ocupan una parte de las páginas de lo que hoy llega a manos de los lectores. Lo hacemos con la certeza que ofrece el conocimiento del presente, donde la inseguridad pública en el orden interno -inseguridad legal y física- sólo es comparable con otra que ocupa un lugar superior en las inquietudes que se abalanzan sobre el ánimo y el pensamiento: la indefensión virtualmente absoluta en que se ha colocado a la República.
Aunque no nos detengamos en sus detalles, tenemos que agregar en nuestro prólogo con el que pretendemos resumir muy apretadamente las motivaciones de este libro, que el proceso revolucionario al que aludimos se remonta al 31 de diciembre de 1958, cuando por indicación del presidente de su país, general Dwight David Eisenhower, el embajador norteamericano Earl T. Smith le recomendó con vehemencia al entonces presidente de Cuba, Fulgencio Batista, que debía abandonar el cargo para permitir la formación de un gobierno democrático destinado a superar la crisis impulsada por la guerrilla castrista.
Vana ilusión reiterada en muchas ocasiones. El intento fracasó y poco después triunfó la Revolución Cubana que puso a Fidel Castro y Ernesto Guevara de la Serna, alias el Che, en el centro de un poder que convirtió a Latinoamérica en un sangriento campo de batalla y de propaganda marxista financiada por la ex Unión Soviética a través de La Habana.
Antes de proseguir con este prólogo debemos insistir con otra realidad. Es la que nos muestra como inexplicable la continuación del conflicto habida cuenta de la modificación del escenario estratégico mundial del que colapso una de las potencias del conflicto bipolar y así la referida Guerra Fría, cuya polarización fue determinante de la Guerra Revolucionaria en América latina, convirtiéndola consecuentemente en internacional. Ese nuevo escenario nos habla del rotundo fracaso del comunismo como sistema, lo que amplía la curiosidad por la persistencia en continuarlo bajo distintos disfraces que aggiornan su propuesta. El lenguaje utilizado por la propaganda para disimularlo, entre nosotros adquirió el nombre de progresismo.
Los llamados “Foros Sociales” en América latina donde el “Foro de
San Pablo” ocupa un organizador lugar prominente del que es un instrumento el denominado “Socialismo del Siglo XXI” con el que el presidente de Venezuela, teniente coronel Hugo Chávez intenta crear un movimiento regional de ese signo, es una ampliación de esta maniobra que aparece romo una mezcla de ideologismo y política antihistóricos, sumados al narcotráfico en auge e incorporado a otros intereses económicos que se muestran aparentemente indefinidos y a veces hasta contradictorios pero, eso si, exportadores de una violencia a la vieja usanza aún no instrumentada en su plenitud.
Somos conscientes de que estas afirmaciones resumen en exceso lo ocurrido y lo que ocurre; aunque decidí abordarlas con estas pocas palabras Introductorias por cuanto son un tema básico que queda incluido de hecho en este escrito que hoy se prolonga en el campo de las luchas políticas y partidarias e institucionales.
Aunque resulte evidente, pensamos que ese tema se anuda al agregado de otras armas como es la desculturalización, la progresiva modificación de los estilos y costumbres, el ideologismo en la educación, la conquista de los medios de comunicación social, la alteración del lenguaje que provoca una paulatina modificación del pensamiento, la vulneración del derecho positivo que no sin esfuerzo se había logrado en Occidente, la tergiversación de la historia, el debilitamiento del sentido de pertenencia y por ende, del de identidad y la capacidad de retransmitirlo, el manipuleo de la Justicia adecuándola al interés político y la consecuente desarticulación del factor militar, componentes todos estos que provocan la puesta en marcha de un proceso de disolución del Estado soberano. En pocas palabras, el avance de la decadencia para reemplazar el vacío que ésta deja.
Si bien de la lectura del índice ubicado al final del libro surge con claridad la temática a la que nos referimos, la mención de la Justicia merece aquí un comentario adicional aunque sea breve en exceso. Hay jueces buenos y jueces malos y con seguridad los primeros son más que los segundos, pero el corrupto comportamiento de estos últimos -corrupción en todos sus matices pero preferentemente en el moral o doctrinario, si se prefiere- aporta una cuota determinante en el objetivo de este libro y su continuación, pues esos jueces no sólo evitaron una adecuada investigación de sucesos que no son ajenos al contenido de estas páginas, sino que además y fundamentalmente aceptaron la trasgresión de una norma por la cual bregaron con reconocida insistencia las dirigencias de nuestro mundo occidental: la Irretroactividad de las leyes. Concurrentemente, esas dirigencias crearon un andamiaje jurídico cuya solidez ha sido vulnerada en la Argentina con la escandalosa cuota de parcialidad y alevosía que produjo otras consecuencias cuya exteriorización aún no se ha manifestado con toda su fuerza. Muertes injustas, testigos falsos, causas inventadas, premios políticos y materiales a delincuentes que disfrazaron sus actos bajo el paraguas político, se entrelazan entre sí con nombres y apellidos que ya complican y complicarán más todavía a los jueces protagonistas.
La referencia no sólo desmitifica el montaje de una exitosa propaganda Interesada, sino que explica con claridad el papel desempeñado por aquellos subversivos que una vez detenidos decidieron colaborar con las Fuerzas Legales. Lo hicieron a la perfección, delataron a sus compañeros de lucha, relataron los planes y proyectos de las bandas que operaban, aceptaron los beneficios obtenidos por su comportamiento tanto en lo personal como a sus familias, reconstruyeron sus vidas económicas y en varios casos informaron que sus organizaciones resolvieron asesinar a sus compañeros militantes por disidencias internas. Lo hicieron con argumentos tan endebles y vacuos que hieren las sensibilidades más firmes y duras. Estos muertos suelen figurar como desaparecidos.
Aquellos son dobles traidores; pero… ¿por qué dobles traidores…? La respuesta es simple: primero traicionaron a sus compañeros y luego, una vez concluido el gobierno militar, volvieron a traicionar olvidándose de lo que habían denunciado; ocultaron la doblez que le costó la vida a sus amigos y reincidieron en su conducta traidora para perjudicar a quienes fueron sus captores y los ayudaron a salvar sus vidas. Lo crematístico suele vencer a la moral, sobre todo en los espíritus más débiles, espiritualmente enfermos y con una conducta emparentada a la de los testigos falsos y la de quienes los aceptaron y aceptan.
La lista, larga y minuciosa, se ampliará en la próxima entrega de esta saga que revela por primera vez estas intimidades de la Guerra Contrarrevolucionaria que desnuda, posiblemente con crueldad, esa naturaleza humana a la que nos referimos al comienzo.
El Autor
A MODO DE INTRODUCCIÓN
La razón de ser de este libro
Lo que aquí relatamos tiene por finalidad ampliar y profundizar el conocimiento de una parte todavía oculta de la Guerra Revolucionaria que sufrió la Argentina en la década de los años setenta y comenzó a inicios de la anterior. Para ello nos referiremos en detalle a la trayectoria de muchos de los terroristas cuya actuación los llevó a convertirse en paradigmáticos, en un emblema vivo y activo de lo que significó el conflicto antes y después de los años más duros de la guerra y que hoy reaparecen en la escena política a través de sus testimonios en el plano jurídico, donde continúa una parte del enfrentamiento que provocaron
Lo relatado, inédito y sorprendente, forma un conjunto descarnado -a veces doloroso según la opinión de quienes leyeron este trabajo antes de su publicación- de lo que puede llevar a un ser humano a apartarse de los valores no ya fundamentales, sino mínimos para desenvolverse en la vida. No vamos a hablar aquí en este resumen introductorio que convoca a la lectura, de cuestiones sentimentales que podrán o no afectar a los actores que en el futuro afrontarían remordimientos apurados por el paso de los años, sino que aportaremos una información histórica, objetiva, demostrable y demostrada, que sirve para pintar un aspecto del escenario que estuvo en juego durante el conflicto que persiste.
En esta parte del libro que ahora leen quienes deberán juzgar lo acontecido, no queremos detenernos en el análisis de un sistema que progresivamente fue utilizado con un innegable e inteligente montaje, sino acercar a los lectores elementos de juicio para que puedan apreciar hasta dónde puede llegar “la condición humana”, con sus lados positivos y los extremos opuestos que a veces dudamos en calificar de terribles pues siempre hay instancias que los superan. Esos elementos de juicio y los hechos correspondientes son los que forman la esencia informativa de una parte substancial y desconocida, hasta ahora, de cómo se desarrolló buena parte de la guerra. Es la que lleva consigo un conjunto de circunstancias que configuran la verdadera historia de muchos ex terroristas prominentes, algunos emblemáticos para las bandas que integraron y dirigieron y que ahora reaparecen en los estrados de la justicia como Testigos Necesarios para continuar por otros medios la guerra que ellos y sólo ellos desataron.
Lo que aquí van a leer está destinado a la opinión pública en general, pero también tiene algunos destinatarios preferenciales: los jóvenes que comienzan a interesarse por los problemas públicos y la política que los determina, los miembros de las Fuerzas Armadas y de Seguridad, Policías y civiles que sobrevivieron a la lucha y cuyos hijos poseen la vocación de sus padres y sobre todo, está destinado a los integrantes de la Justicia que entre otras, tienen la enorme responsabilidad de mantener una Institución básica para la convivencia sociopolítica y de intervenir, en consecuencia, en la proyección derivada de lo ocurrido que aún divide, forzosamente, a los argentinos. En pocas palabras, tienen la misión de contribuir a reestructurar un pilar ancestral del Estado argentino que se desangra y destruye por los cuatro costados.
“Asco y tristeza”
Lo que relatamos es una historia -o si se prefiere, un conjunto de historias- que expresan las intimidades de esa guerra donde ocupa un destacado lugar uno de los fenómenos más clásicos de todo conflicto de esta naturaleza: “La traición”. Pero en nuestro caso aparece un nuevo factor agravado de este disvalor: la figura del “doble traidor” cuya función se apreciará a lo largo de estas páginas y fue la que principalmente señalaron quienes nos dijeron que les provocó asco y tristeza el conocimiento de esa parte de nuestra historia más reciente y oculta.
Con ello, surge una pregunta tal vez difusa e indefinida que inevitablemente flotará para siempre en la conciencia y ánimo de todos aquellos que llegaron a conocer las intimidades del conflicto. Nosotros ya transitamos ese camino. Ahora, les toca a nuestros lectores participar de este fenómeno moral que en el caso específico que nos ocupa lleva una pesada carga de delaciones, de muertes y supervivencias logradas dentro de un sistema de inteligencia que hizo posible derrotar a una revolución dirigida desde el extranjero.
En cifras -y así lo leerán- podemos decir que más del 20 por ciento de los detenidos por las Fuerzas Legales después del 24 de marzo de 1976, fueron arrestados por ellas como consecuencia de las traiciones de los militantes a sus propias organizaciones armadas.
Estos se transformaron en verdaderos operadores de la lucha, delataron, denunciaron, marcaron a sus amigos, jefes o subordinados, maridos o esposas y en algunos casos hasta los capturaron. En función de su exitosa tarea se aceleró la derrota terrorista y acortó sensiblemente el desarrollo de la Guerra; en esas funciones llegaron a viajar libremente por el país y el exterior subvencionados por las Fuerzas Legales y facilitaron notablemente el triunfo de la ley sobre un proyecto revolucionario que se impulsó desde más allá de nuestras propias fronteras. Muchos de ellos viven aún en el exterior.
En algunos de los niveles dirigentes, gracias a esa “mano de obra barata y descartable” de inocentes militantes de aquella época, muchas veces primó la apetencia económica por encima de los ideales y proyectos. Muchas veces, los innumerables secuestros terroristas tuvieron esta finalidad repugnante.
Los traidores, el progresismo y el disfraz de los derechos humanos
En el desarrollo de esta trama podrá apreciarse la magnitud que alcanzaron las estructuras guerrilleras, la dimensión de la guerra sorda que se vivió y se podrá saber cómo y por qué se produjo el fenómeno de “los traidores,” cuya importancia es más significativa al darse en un medio ambiente fanatizado al extremo.
Como una conclusión obligada de los componentes que hasta aquí hemos abreviado, los lectores -jueces, militares, policías, políticos, periodistas y estudiosos- podrán deducir, inferir, relacionar, entender y anticipar, las condiciones perversas en que se desarrolla la nueva etapa revolucionaria que hoy está en plena ejecución bajo el disfraz del vocablo progresismo, abarcativo del mismo enfoque del pasado aunque actualizado frente a la modificación del escenario global y estratégico que influye abiertamente en la región en que vivimos, sin que se dimensione en forma precisa la proyección de este importante problema que ya afecta nuestro futuro como República.
Sin apartarnos de la vigencia de ese utilizado disfraz progresista que dirige una minoría hábil y sin limitaciones morales, por su trascendencia y la estrecha relación que posee el tema con los acontecimientos que todavía vivirá la República antes y después de la aparición de este trabajo, recordaremos que ya en 2003 escribimos (1) que “en toda guerra existen dos factores prioritarios: la información para conocer qué hace o hará el enemigo y la desinformación para confundirlo y tratar de paralizarlo. En la “nueva guerra” que soportamos se ha incorporado un nuevo elemento que ocupa el lugar principal del conflicto: “La estrategia del disfraz”. Así, hoy el principal disfraz que está en plena vigencia utiliza un valor superior pero denigrado por su uso político parcial y psicológicamente concurrente: se trata de los Derechos Humanos.
Los jueces y fiscales
Usados como elemento de combate, tergiversados en su aplicación a favor de unos y en detrimento de otros, el proceso que sintetizamos marca un rumbo exacto y preciso. Desde el poder -y esta afirmación incluye a los jueces y fiscales- se califica arbitrariamente a quienes hipotéticamente los violaron y se argumenta a favor de aquellos que presuntamente aparecen como víctimas. En la práctica se desconoce que estos últimos cometieron delitos aberrantes signados por una violencia ideológica que alcanzó límites inimaginables: atentaron contra el Estado incluso durante gobiernos constitucionales, provocaron muertos a mansalva, asesinaron a mujeres y niños y lo que es más grave, ese manipuleo no ofrece siquiera un horizonte de pacificación posible y constructora. La voluntad es inversa porque sigue comprometida -con algunas excepciones- en la continuidad revolucionaria o el retorcimiento de la venganza y de eso forma parte esencial la ruptura jurídica dedicada a seguir este camino por la vía judicial. Más aún, sentencias contrarias a derecho encubiertas bajo la figura de “lesa humanidad,” aparecida con posterioridad a los delitos imputados, condenan a quienes dentro de la legalidad cumplieron órdenes acorde con las normas de la guerra para la cual fueron formados. Por el contrario, favorecen a quienes se levantaron subversivamente contra el orden constituido, participaron de esa guerra armada contra sus compatriotas y ahora, como combatientes rasos, traidores simples o doble traidores, actúan como una demostración palpable del agotamiento político de todo lo que comentamos.
Como dijimos, la apetencia crematística también forma parte del tras- fondo de este quiebre institucional. De aquí en adelante, a este factor se le suma el de la droga y el narcotráfico, pero durante la etapa que tratamos en estas líneas ese nuevo componente incorporado como novedoso elemento del conflicto moderno, no era determinante de los acontecimientos que narramos.
Para facilitar la comprensión de esta colaboración histórica que formulamos, la hemos dividido en dos partes: la primera trata del ser militar y del ser político, factores que a su modo, son opuestos pero también concurrentes de un mismo problema. Al ingresar en la segunda -es donde está implícita la “culposa distracción” de los políticos – que contiene hechos, definiciones e historias inéditas de la guerra acordes con el índice correspondiente.
Hemos limitado al máximo las correcciones literarias de su contenido y preferimos respetar en la mayoría de los casos el clásico lenguaje utilizado en esta clase de documentos y en especial el utilizado en los partes de inteligencia que también servirán para la confección de la segunda parte de este libro, como una extensión de lo que aquí anticipamos y otras intimidades -seguramente más graves- relativas a su manejo.
Esto que dejamos dicho produce a veces a lo largo de las páginas una aparente reiteración de los hechos y personajes, pero sólo se trata de ampliaciones tendientes a dibujar mejor las circunstancias y actores, para dejar en el aire las consecuencias de su desempeño y perfeccionar el entendimiento de los sucesos y protagonismos históricos.
Más aún, los lectores atentos observarán que en algunos de los testimonios se repiten casi textualmente pasajes de otros, pero ello se debe a que nuevos protagonistas cuya trayectoria tratamos, no fueron ajenos a los hechos. Hacemos esta advertencia para que el lector pueda seguir la ilación de los acontecimientos sin necesidad de retroceder en las páginas para constatar la cronología que le ofrecemos.
También, además del índice, para ayudar al lector, consignamos un nomenclador de siglas indicativas de organizaciones terroristas, de la estructura montada en todo el arco legal para combatirla y otras relacionadas con el problema y aclaramos que en esta primera presentación abundamos en los casos correspondientes a la Armada por ser los primeros -aunque aún incompletos pero elocuentes- que hemos ordenado para llegar al público.
Por cierto, serán los jóvenes, los analistas e historiadores y todos los profesionales que hemos mencionado a lo largo de esta Introducción, quienes tendrán la última palabra de lo que dejamos en sus manos.
NOTAS:
1.- H. Verbitsky: De La Habana a la Fundación Ford. Página 41. Ediciones Del Pórtico. Obra de este autor.