García Hispán Editor
2009
430 págs.,
15×21 cms.
Tapa: blanda
Precio para Argentina: 144 pesos
Precio internacional: 24 euros
El último divisionario en Possad ofrece un documento vivo de las experiencias del autor en Rusia, como voluntario en la División Azul, encuadrado en el Batallón de Transmisiones, narrado de forma sencilla, pero directa, junto a la de sus camaradas más cercanos.
Plasma el lenguaje habitual empleado, sin adornos, resaltando las diferentes características individuales y los principios imperantes en la época, como el sentido de patriotismo, ó el sacrificio y la entrega en el cumplimiento del deber, que movió a miles de españoles a tomar parte en la Campaña contra el comunismo.
Aún estando influido por el sentir generalizado en aquellos años y sus vivencias personales, que lo corroboraban, el libro deja las consideraciones políticas al margen, centrándose en narrar objetivamente los hechos vividos, ó contrastados de terceras personas, y el proceder de cuantos le rodearon, que siempre llevaron el sello de la generosa entrega.
El comportamiento militar de la División mereció grandes elogios de sus camaradas alemanes; desde el simple oficial al mismísimo Führer, y aún realizado de forma individual ó colectiva, su crédito nos pertenece a todos, ocupando un lugar en nuestra Historia.
Relata entre otros hechos, la defensa de una de las posiciones que figura con nombre propio en la historia de la División Possad y ofrece de forma gráfica, la evolución de los principales combates en los que participaron las diferentes unidades hasta septiembre del 42; especificando qué fuerzas intervinieron por ambos bandos y detallando las fechas y poblaciones en las que se produjeron los movimientos de tropas.
Nacido en 1914 en Guadalmez dentro de una familia de labradores, quedó huérfano de madre a los 2 años y de padre a los 17. Trabajó como dependiente en el comercio de Santiago de la Gama, recorriendo con él los pueblos de la comarca vendiendo tejidos, y en el de Eulogio Gómez hasta su incorporación al servicio militar en enero de 1936, hecho que cambió la trayectoria de su vida al precipitarse los hechos que dieron lugar a la Guerra Civil y posteriormente proporcionarle dentro del Arma de Ingenieros la especialización en Transmisiones que desarrolló en El Pardo, Hoyo de Manzanares y la Escuela de Aplicación de Ingenieros, en Campamento.
El estudio del idioma inglés le habilitó para asistir a cursos en Alemania, EE.UU. y Reino Unido, así como a prestar servicios como traductor de manuales técnicos, y como intérprete en cursos con fuerzas estadounidenses.
Ya retirado, trabajó en el montaje e instalación del Observatorio Astronómico de Yebes. Después continuó con su innata curiosidad intelectual y su más que aceptable actividad física, hasta la actualidad.
ÍNDICE
PROLOGO………………………………………………………………. 19
El comienzo……………………………………………………………….. 25
Evasión del Regimiento…………………………………………………. 37
Alto del León……………………………………………………………… 47
Puerto de Navacerrada…………………………………………………. 55
Retaguardia………………………………………………………………… 61
Frente de Madrid…………………………………………………………. 65
PRIMERA PARTE
I Cuartel del 41……………………………………………………………. 73
Tiempo de zozobra………………………………………………. 78
Rusia en el punto de mira………………………………………. 80
II Grupo de Transmisiones……………………………………………… 89
Todos al tren………………………………………………………. 93
Adiós España querida…………………………………………. 102
Entramos en Alemania……………………………………….. 108
III Grafenwohr………………………………………………………….. 111
De todo un poco………………………………………………… 116
Juramento en español………………………………………….. 122
Trabajo duro……………………………………………………… 139
Más allá de la instrucción…………………………………….. 142
IV Hacia el frente………………………………………………………. 149
Tierras lejanas…………………………………………………… 155
Larga marcha…………………………………………………… 159
Andanzas y desventuras………………………………………. 164
El rastro de la guerra………………………………………….. 172
V Congelación…………………………………………………………… I77
Dolores y amistades…………………………………………… 181
Hospital de españoles…………………………………………. 187
SEGUNDA PARTE
I En primera línea……………………………………………………….. 197
Destino Possad…………………………………………………. 212
A dos pasos de la muerte……………………………………. 216
Nadie puede dormir……………………………………………. 224
II Hielo y ruego…………………………………………………………. 229
Todo puede empeorar………………………………………… 234
Un ataque más………………………………………………….. 239
Sin día ni noche…………………………………………………. 243
Dificultades sin fin…………………………………………….. 251
III El final en Possad…………………………………………………… 259
Fuera de tiro…………………………………………………….. 264
Caras conocidas……………………………………………….. 267
IV Frente del Volchow…………………………………….. 275
Regalos de Navidad…………………………………………… 282
Ataque ruso a Udarnik……………………………………….. 286
Año 1942………………………………………………………… 289
La bolsa del Volchow………………………………………… 295
Relevo en el horizonte………………………………………… 307
Cambio de sector……………………………………………… 328
V El regreso…………………………………………………………….. 345
Cada vez más cerca…………………………………………. 352
De nuevo en España………………………………………….. 355
Mención a alguno de mis compañeros……………………. 368
EPILOGO……………………………………………………………… 389
ÍNDICE DE CROQUIS
Evasión del Regimiento de Transmisiones de El Pardo…………………. 41
Toma y defensa del Alto del León…………………………………………… 49
Combates en Guadarrama del 29 julio al 15 sept. 36…………………… 50
Emplazamientos de la División en Grafenwóhr…………………………. 110
Avances alemanes en Rusia………………………………………………… 150
Itinerario seguido por la División hasta el frente……………………….. 160
Cerco a Leningrado y frente del Volchow………………………………. 191
Posiciones de la División en la línea de Novgorod……………………… 193
Ofensiva alemana del 16 octubre 41………………………………………. 195
Combates de la División en ofensiva del 16 oct 41…………………….. 208
Possad. Combates del 12 nov. al 8 dic. 41……………………………….. 224
Ataque ruso a Udarnik. Navidades del 41……………………………….. 287
Operación de rescate en Vsvad. Travesía del limen…………………… 291
Ofensiva rusa del 13 enero 42………………………………………………. 304
Operación “Predador” alemana y Bolsa del Volchow…………………. 304
Carros blindados Panzer III, T-34 y Panzer VI “Tigre”………………. 309
Incorporación de la División al cerco de Leningrado………………….. 330
Ofensiva rusa 27 agosto 42. Entrada en línea de la División….336
APÉNDICES
Composición de la División Azul……………………………………………. 395
Composición Artillera…………………………………………………………. 396
Composición de los Regimientos……………………………………………. 397
Agrupaciones……………………………………………………………………. 398
Lista de oficiales y suboficiales de Radio en Grafenwöhr……………. 399
Escuela de Aplicación. Curso Transformación Sargentos……………. 400
Otras fotos del autor…………………………………………………………… 408
Celebración de San Fernando 2008, patrón de Ingenieros……………. 413
Entrega de Mando del REW-31, el 19 diciembre del 2008…. 422
Cuerpo Auxiliar de Especialistas en Transmisiones……………………. 427
Bibliografía………………………………………………………………………. 429
PREFACIO
El autor nos ofrece lo que parece un libro más sobre la famosa División que luchó en Rusia, sin embargo nos abre una nueva ventana desde la perspectiva de las tropas de Transmisiones, que sirvieron como centros neurálgicos para la coordinación y concentración en el desarrollo de los combates, garantizando la comunicación entre todos los órganos divisionarios. Además nos permite seguir la evolución de los avances en los distintos sectores, mediante la aportación de unos detallados croquis, hasta ahora inéditos.
Persona ecuánime y reposada, tardó muchos años en aplicarse a éste trabajo, limitándose a narrar sin ninguna gravedad y en ocasiones hasta con cierto sentido del humor, su experiencia en los duros combates durante su permanencia en la División.
Huye del relato vibrante que refleje la espectacularidad del escenario y relata, con sencillez justa, la importancia de lo vivido por todos, procurando hacer patente el coraje, el valor y la abnegación de cuantos le rodeaban. La disposición y la entrega de todos los que se ofrecían por encima de lo que se les podía exigir, manteniendo en lo más alto su sentido del honor, del deber y de la camaradería, reconocida por los comandantes alemanes de las unidades con las que participaron.
Possad, Teremez, Udarnik, Vsvad, Mal-Zamoshe y Krutik hicieron mirar con respeto a aquellos soldados, únicos en la lucha cuerpo a cuerpo donde se medía el verdadero valor, cuya tradición se perdía en los tiempos. Mal pertrechados y enfrentándose a fuerzas que al menos los triplicaban, sabían mantenerse en sus posiciones, cediendo apenas unos kilómetros, como sucedió posteriormente en Posselok y Krassny-Bor en un frente que apenas tuvo variaciones.
La participación activa de componentes de su Batallón de Transmisiones en las distintas acciones citadas, al igual que los de otras Armas, merece para el autor el reconocimiento debido, máxime ahora, cuando la División parece más que olvidada, desdibujada por opiniones polarizadas.
Si nos paramos a pensar en los motivos que llevan a una persona a embarcarse voluntariamente en una campaña militar fuera de su país, a miles de kilómetros, en unas tierras totalmente desconocidas y en condiciones climatológicas tan extremas como las que se dieron en el frente ruso, habremos de creer que se trata de un fanático. Sin embargo las características que definieron a los voluntarios de la División Azul, fueron más propias del idealismo y la juventud, que de la sinrazón.
La juventud es capaz de impulsar a un hombre a realizar actos con el corazón, de los que salen de dentro, pues su compromiso no está aún supeditado a responsabilidades posteriores, cuando la familia o los hijos suponen cargas que hay que anteponer.
Miles de voluntarios ofrecieron su juventud y hasta sus vidas para luchar contra lo que atentaba a sus costumbres y forma de vida, ofreciéndose por ideales que sobrepasaban el egoísmo.
Considerando que nuestra sociedad lleva muchas generaciones sin contiendas, habremos de convenir que su mentalidad difiere mucho de aquella que acababa de superar una guerra civil, donde el rechazo a las ideas revolucionarias que habían llevado al enfrentamiento, estaba por encima de cualquier consideración.
Aunque se habían sublevado contra el Gobierno legítimamente constituido, su acción había surgido como una necesidad de atajar el advenimiento de una anarquía absoluta, donde era imposible la convivencia democrática y el mantenimiento de los derechos, creencias y libertades mínimos. La opinión de que el Gobierno no era capaz de controlar la situación estaba generalizada, y lo que entonces supuso el desgarramiento del país, con los años, resultó la mejor opción para todos y se trocó en un ejemplo para Europa, donde se admiró la madurez de un país que había superado su transición política de forma sin igual.
La División Azul fue un paréntesis, dentro de lo que supone una contienda. Añadido al reconocimiento de sus valores militares por sus camaradas alemanes y el respeto de sus enemigos, siempre mantuvo la impronta de la caballerosidad y la hidalguía, la generosidad y la nobleza con propios y extraños, mostrando en las condiciones más adversas su verdadera valía.
Aunque, fuera de los ámbitos castrenses, éstos valores hayan perdido actualidad fruto de la sociedad actual, siempre han sido pilares sobre los que también se apoyan los cimientos de una nación, mostrando la verdadera identidad de sus ciudadanos.
Los hechos se convierten en historia no solo cuando pasan los años, sino cuando los sentimientos viscerales se han eliminado y se mira el pasado buscando la experiencia que nos ayude a mejorar y a evitar caer en los mismos o parecidos errores, reconociendo cuanto de noble exista en quien fue nuestro oponente.
Estamos asistiendo al ataque de los pilares fundamentales de nuestra sociedad con atentados y acciones terroristas, viendo cómo cada vez más, se trata de avasallar nuestra identidad y los principios que han regido nuestra cultura. La actuación ponderada de los estamentos sociales y de nuestras Fuerzas Armadas, como garantes de nuestra Constitución y seguridad nacional, evita enfrentamientos radicales, buscando cuantos cauces posibles nos lleven a un entendimiento y una convivencia en democracia, pues la historia se repite hasta que todos aprenden a superar las diferencias, que en algunos casos aún persisten, latentes.
Con el cambio de milenio los nacionalismos, ya superados, dan sus últimos coletazos, los peores, antes de desaparecer. Todos los países de nuestro ámbito cultural están superando su ansia de identidad, pasando a esferas más universales. Y los que no, están abocados al fracaso, pues sin dejar de reconocer sus raíces, el impulso occidental avanza hacia una sociedad sin fronteras, que ya empieza a intuirse en ayudas humanitarias y organizaciones que sin mirar el aspecto político o religioso, se solidariza ante las catástrofes y ciertos eventos mundiales.
Igual que la II Guerra Mundial dio origen a la Naciones Unidas, las actuales crisis mundiales ponen las semillas que con el tiempo redundarán beneficios mutuos entre países, que como ya ocurre, se establecen dentro de determinadas zonas geográficas ó ámbitos de influencia común.
Precisamente aquellos que se oponen a ésta corriente mundial, los que buscan el poder y el beneficio propio por encima del interés común, son los resentidos sociales incapaces de compartir su identidad y su riqueza cultural, los que habrán de sufrir las consecuencias que, solo ellos, están poniendo en marcha; los que habrán de repetir la historia.
Lo que se pide a nuestra sociedad es abrir el abanico de intereses, para que, lo que hasta ayer era mi casa, mi familia, mi frontera, pase a ser un interés colectivo, sin que éste le quite protagonismo ni al país, ni a la identidad del individuo. Algo por lo que vale la pena luchar; por lo que ahora se sacrifican los jóvenes soldados que se encuentran fuera de nuestras fronteras, defendiendo los valores fruto de nuestra evolución occidental; igual por lo que entonces lucharon aquellos jóvenes que marcharon, y murieron en Rusia.
AGRADECIMIENTOS
Ante todo, deseo agradecer expresamente la ayuda recibida para la edición de estas Memorias. El primer impulso para escribirlas me lo dio la Presidenta de nuestra Hermandad de la División Azul, Lucinda Agüelo Monreal, diciéndome, que si ampliaba el contenido de lo que para mis hijos ya había escrito, la Hermandad lo apoyaría.
Meses después, un Mecenas que se enteró de ésto, Javier Ardura, colaborador de nuestra Hermandad y consecuentemente de la Fundación, me ofreció la ayuda pecuniaria y personal necesarias para editarlo y hacerlo inmediata realidad. Su apoyo e ilusionado interés a nuestra causa, me motivó, y yo acepté. Después, el contacto que por éste motivo hemos tenido, y su natural afabilidad, acreció nuestra actual amistad. Sin él éste libro no hubiera sido una realidad.
Como mi conocimiento previo en esta materia era nulo, pedí consejo y ayuda a un compañero y amigo, Miguel Parrilla, secretario de la Hermandad Nacional de Sargentos Provisionales; veterano en estos menesteres, y él me lo dio.
Quiero hacer mención especial del afectuoso ofrecimiento y ayuda a mi trabajo del Ilmo. Sr. D. Eladio Garrido Bellón, Coronel Jefe del Regimiento de Guerra Electrónica n° 31, heredero de la brillante historia y afanes del antes llamado Regimiento de Transmisiones del Ejército; como así mismo de las indudables deferencias en los actos conmemorativos en El Pardo en la festividad del Patrón de Ingenieros, San Fernando, del General de Brigada y Jefe de Estudios, hoy General de División, Excmo. Sr. D. Juan Mariano Estaún Solanilla, quienes en todo momento han mostrado el compromiso y afán por mantener los valores y espíritu militar de cuantos forman, ó un día formamos, parte del Regimiento; y cuya continuación se mantiene con el Ilmo. Sr. D. Francisco Javier Plumed Gimeno, nuevo Coronel Jefe del Regimiento desde diciembre del 2008.
También al Subteniente D. José Guardeño Espejo, secretario del Coronel del Regimiento, quien puso a mi disposición todo cuanto pude necesitar, y al Suboficial Mayor D. Francisco Viera, que nos abrió las puertas del Museo del Parque y Centro de Mantenimiento de Material de Transmisiones para realizar cuantas fotos necesitamos, facilitándome el contacto con mi antiguo Regimiento de Transmisiones, hoy Regimiento de Transmisiones 21, en Marines -Valencia-.
A los familiares de mis compañeros, el brigada Faustino Huete, el alférez Juan José Pérez-Seoane, el comandante Tomás García-Rebull y el teniente médico Juan Pablo D’Ors, por su colaboración en facilitarme fotografías de su colección ó acceder a su inclusión.
Al secretario de la Hermandad de la División Azul, D. Emilio Hidalgo Expósito, que ofreció el local de la Hermandad y se encargó de las invitaciones para la presentación del libro; y a tantos otros, que conocedores de éste trabajo ofrecieron su entusiasta colaboración, sintiendo y manteniendo vivo el recuerdo de las gloriosas acciones de ésta Unidad.
También considero justo incluir en esta mención de ayudas a mi hijo Francisco José, pues los croquis que se muestran en este libro, son obra suya.
Gracias a cuantos de una u otra manera me ayudaron a poder hacerlo realidad.
PRÓLOGO
Hace años decidí escribir mis Memorias de guerra, para contar a mis hijos algunos de los episodios que me tocó vivir, con los llamados Nacionales en nuestra Guerra Civil primero y en la II Guerra Mundial con los anticomunistas después. Especialmente las vividas en Rusia con la División Azul como sargento operador de radio. Vinculado con estas cosas usted puede seguir estos enlaces y averiguar algo más acerca de los mejores libros de la segunda guerra mundial y los libros sobre la guerra civil española
Entonces solo escribí un corto relato, fuente y semilla de las ampliadas Memorias que ahora presento aquí.
De cuantos libros he leído acerca de nuestra División, en ninguno he visto mención adecuada a los servicios prestados por algunas de las unidades llamadas no combatientes.
Ingenieros, con sus Zapadores, Transmisiones, Pontoneros, ó Minadores, también estuvimos allí, junto a Intendencia, Sanidad ó transportes, participando plenamente en el desarrollo de cualquier operación, pues aunque nuestra misión expresa no fuera disparar, también lo hicimos cuando la ocasión lo requirió.
El valor, la entrega y el coraje que muestra un infante cuando se le viene encima el enemigo en número superior y lo aguanta, o tiene que lanzarse al asalto de una posición enemiga y, arriesgando su vida, lo hace, son hechos incuestionables, es al final el que ocupa la posición. Los que ésto hicieron, aunque de ellos no se haya hecho mención expresa, se habrán sentido siempre orgullosos de tal acción.
Las unidades llamadas no combatientes ó auxiliares, son necesarias en toda operación para facilitar la acción de los infantes, ó dificultar la acción del enemigo: despejar un campo de minas, tender o reparar una línea telefónica en zona batida o con partisanos acechando tu labor, mantener un enlace necesario gracias al radio operador que te acompaña o tender un puente cuando el enemigo te hostiga para impedirte hacerlo, implica un valor y sentido del deber por encima de cualquiera otra condición.
El valor de los camilleros retirando a los compañeros heridos mientras silban los proyectiles y explotan bombas a su alrededor, también supone, fuera de toda duda, determinación, riesgo y valor.
Cuántos infantes habrán salvado la vida gracias al cumplimiento de esa misión.
Hoy, transcurridos casi setenta años, es natural que muchos no comprendan los puros valores que a miles de españoles nos llevaron a combatir en su propia “casa” al comunismo que los bolcheviques rusos nos quisieron imponer aquí.
El tiempo y las condiciones de vida tan distintas ahora, han dado paso a formas nuevas de pensar, aires nuevos donde se difuminan los recuerdos, sobre los que se emplean cristales de otros colores para analizar aquellas acciones, dando lugar por ello a incomprensiones y juicios equivocados de cuanto hicimos allí. Nosotros, a pesar de estos nuevos aires y modo de ver las cosas, la mayoría de los que fuimos, continuamos sintiendo nuestros juicios muy vivos y acertados.
La situación económica que arrastraba España desde hacía mucho tiempo, propició el descontento y la desesperanza en la mayor parte de la población, que veía abrirse cada vez más la diferencia entre sus clases sociales.
Las deficiencias en el sector primario y casi nulo desarrollo industrial impedían absorber a la mano de obra en paro, que además carecía de la adecuada preparación.
El éxito de la revolución rusa fue el banderín de enganche que presentó la quimera bolchevique como modelo social que devolvería, no al hombre, sino al proletariado, la dignidad y una vida mejor; y aunque en España existían los ideales de José Antonio, que adaptados a nuestra identidad defendían los mismos principios de igualdad social, prevalecieron las consignas de los agentes comunistas -por la fuerza de las pistolas si para sus fines lo creían necesario- y del mismo modo que en la hasta entonces Rusia zarista se instauró un régimen de terror y asesinatos, aquí, la escalada de violencia se dirigió hacia los partidos políticos contrarios, menos extremistas, y los estamentos religiosos, a los que se acusaba de ser cómplices y culpables de la imperante situación.
El anticlericalismo bolchevique se propuso extirpar la tradición religiosa de siglos que había en España, causa al parecer según ellos, de todos los males que asolaban al país, y así, mediante la agitación, incendio de iglesias, asesinato de religiosos y de cualquier persona que no fuera amiga o a quien se señalara como católica, o de ideas liberales o demócratas, desembocó en una anarquía donde los pistoleros de los partidos escapaban al propio control de los mismos.
Cualquier país donde impere el analfabetismo y se le otorgue un poder y una libertad que no esté sujeta a los principios morales mínimos, acaba cometiendo excesos y derivando en tiranía y libertinaje, disfrazados de modernidad y tópicos anarquistas como “el poder para el pueblo” y “la tierra para quien la trabaja“, falsos en el sistema comunista, pues tanto el poder como la administración de la luna y los recursos siempre fueron del Estado, supuestamente proletario. Ni aún después, se vio nada parecido en la Unión Soviética ni en ningún país donde imperara el comunismo; antes bien, fueron “paraísos” donde hasta el respirar se investigaba, y donde la corrupción y la dictadura proletaria aplastó los mínimos derechos de la persona, que pasó a ser un esclavo del sistema, más aún que en épocas zaristas.
No sólo participaron los españoles de nuestra División Azul; voluntarios de toda Europa, finlandeses, noruegos, estonios, valones, letones, holandeses, suecos, flamencos, franceses, daneses, suizos y hasta rusos, se sumaron en la lucha contra el bolchevismo entregando su juventud y hasta sus propias vidas por lo que significaba un país y una Europa mejor. ¿Cómo hacer comprender la realidad de entonces hoy, cuando todo, lógicamente, se ha ido adaptando a los nuevos tiempos y formas de ver las cosas? Parece ser que aún se están asentando los posos; pero el tiempo pondrá todo en su lugar, y el valor de los hechos volverá a ser reconocido.
Todo ello me hizo considerar en muchas ocasiones, la conveniencia de escribir para los míos algunas de mis experiencias de allí, con los más numerosos detalles de lo vivido, refiriendo algunos hechos, que por más destacados, han de figurar en el relato de estas Memorias. Experiencias, que igual a las de otros soldados, aún pudiendo ser individuales, nos pertenecen a todos, porque forman parte de nuestra Historia.
Cuando al fin, por lo arriba reseñado y la ayuda de terceros me decido a hacerlo, se me ocurre, que los hechos que configuran la vida de una persona, responden a una secuencia en la que a modo de los fotogramas de una película, unos nos llevan a los otros. Nada se explica por sí solo, sino como parte de un todo.
Mi participación en la histórica Unidad Militar que fue a Rusia, tuvo su origen en otras actividades igualmente relacionadas con el Ejército, sin las cuales no hubiera sido posible que yo conociese el manejo de determinados aparatos y que en julio de 1941 me encontrase prestando servicio como sargento de Ingenieros en el Regimiento de Transmisiones en El Pardo.
Considero que debo empezar por dar a conocer aquellos orígenes, para después extenderme en el núcleo principal de estas Memorias. No se entendería bien mi particular vivencia en Rusia, si antes no hiciese mención de mi participación en nuestra Guerra Civil y durante el tiempo transcurrido entre ambas guerras, donde completé los conocimientos técnicos y militares que me permitieron figurar en la lista de revista del Grupo de Transmisiones de la División Española de Voluntarios, conocida como División Azul.
Esta necesaria introducción comienza con una curiosa coincidencia de fechas; el 21 de julio de 1936 salí con mi Regimiento, el ya citado de Transmisiones de El Pardo, que se evadió para incorporarse a las fuerzas sublevadas en Segovia, afectas al Levantamiento en la Península dirigido entonces por el general Emilio Mola.
Aquel histórico episodio, que voy a narrar, marcó mi intervención en la Guerra Civil de España. Y el 18 del mismo mes de 1941, cinco años después, señaló mi participación en la II Guerra Mundial encuadrado en la División Azul.
EL AUTOR
Nacido en 1914 en Guadalmez dentro de una familia de labradores, quedó huérfano de madre a los 2 años y de padre a los 17. Trabajó como dependiente en el comercio de Santiago de la Gama, recorriendo con él los pueblos de la comarca vendiendo tejidos, y en el de Eulogio Gómez hasta su incorporación al servicio militar en enero de 1936, hecho que cambió la trayectoria de su vida al precipitarse los hechos que dieron lugar a la Guerra Civil y posteriormente proporcionarle dentro del Arma de ingenieros la especialización en Transmisiones que desarrolló en El Pardo, Hoyo de Manzanares y la Escuela de Aplicación de Ingenieros, en Campamento.
El estudio del idioma inglés le habilitó para asistir a cursos en Alemania, EE.UU. y Reino Unido, así como a prestar servicios como traductor de manuales técnicos, y como intérprete en cursos con fuerzas estadounidenses.
Ya retirado, trabajó en el montaje e instalación del Observatorio Astronómico de Yebes. Después continuó con su innata curiosidad intelectual y su más que aceptable actividad física, hasta la actualidad.