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Derrota Mundial (2 Tomos) Orígenes, desarrollo y consecuencias de la Segunda Guerra Mundial – Salvador Borrego

636 páginas
medidas: 14,5 x 20 cm.
Ediciones Sieghels
2016
, Argentina
tapa: blanda, color, plastificado,
Precio para Argentina: 500 pesos
Precio internacional: 40 euros

“Derrota Mundial” es, por muchos motivos, un libro único. Ningún otro libro revisionista ha tenido tantas ediciones y ha sido tan difundido como para llegar a ser un libro de culto en todo el mundo de habla hispana, convirtiéndose en piedra angular y pionera del revisionismo histórico. Sus más de 50 ediciones siguen siendo, por un lado, buscadas por quienes sienten que la historia no es como la cuenta Holywood y los poderosos medios de comunicación mundiales y, por el otro, constantemente silenciado. Se ha intentado desacreditado y ha sido objeto de boicot en repetidas ocasiones, en el convencimiento de que su sola lectura, unida a un sencillo ejercicio de la lógica más elemental, arrojaría por tierra decenas de años de mentiras sustentadas por los profesionales del engaño y la estafa moral, que lograron imponer su historia sólo por haber vencido.
No es común, tampoco, que pasados 70 años de su primera edición un libro mantenga tanta vigencia como este. Tal vigencia se debe a que su tesis ha resultado exacta, comprobada por los acontecimientos desde 1945 hasta la fecha. A pesar de que el comunismo haya sido uno de los principales objetos de la obra, queda claro desde un principio su total identidad con el capitalismo y el sionismo, quienes de hecho lucharon unidos en la guerra, por lo que su transformación en supracapitalismo no ha de sorprender.
Durante años el mundo creyó luchar por la bandera de la libertad y democracia que los países aliados enarbolaron en nombre de Polonia. Pero al consumarse la victoria, países enteros, incluyendo Polonia misma, perdieron su soberanía bajo el conjuro inexplicable de una victoria cuyo desastre muy pocos alcanzaron a preveer. En el libro de Borrego, penetrante y analítico, al mismo tiempo que iluminado y profético, se revelan los pormenores de la conjura tremenda.
Expone de forma documentada y amena los verdaderos fundamentos, el desarrollo y las consecuencias de la II Guerra Mundial. Inicia la obra un estudio sobre la Revolución Soviética de 1917 y los orígenes del comunismo mundial, develando también la enorme influencia que el judaísmo ha tenido en él. Esclarece la situación de Alemania tras la primer guerra y la real significación que el nacionalsocialismo tuvo para ella, especialmente cuando éste barrió con los negociados de la alta finanza e impuso un orden y un sistema que amenazaba con convertirse en ejemplo de liberación de sus cadenas, lo que indefectblemente lleva a mejorar enormemente el nivel de vida. Tras este ejemplo sólo quedaba demonizar al Reich alemán y empujarlo a la guerra, como se intenta demostrar en este libro exponiendo los intentos de paz alemanes y las fuerzas que empujaban a la contienda incesantemente. Finalmente, se realiza un análisis del avance marxista a lo largo y ancho del planeta, con la ayuda y complicidad del gran capitalismo.
Borrego intenta demostrar como la finanza internacional, que por un lado lideraba el capitalismo y por el otro financiaba el comunismo, ha ido imponiendo su geopolítica alrededor del mundo tras la derrota de los pueblos que intentaban liberarse de su esclavitud.
Hablando con datos precisos, fuentes y testimonios, Derrota Mundial sigue siendo obra de referencia ineludible para poder comprender la Segunda Guerra Mundial.

ÍNDICE

Prólogo a la segunda edición9
Introducción11
I.- Aurora Roja (1848-191)15
69 Años de Lucha Incansable15
Los dos Elementos que Formaron el Bolchevismo25
Alemania, Meta Inmediata del Marxismo31
Paréntesis de Guerra35
Factor Secreto en la Derrota Alemana37
II.- Hitler Hacia el Oriente (1919 – 936)41
Cambio de Rumbo para Alemania41
El Primer Partido Anticomunista43
Bautizo de Fuego del Nacionalsocialismo50
Djugashvili, el Hombre de Acero51
Hitler y Stalin Cara a Cara55
El Comunismo es derrotado en España58
III.- Occidente se Interpone (1933-1939)63
Lo que Podía Esperarse de Berlín y de Moscú63
Pueblos Lanzados a los Brazos de sus Enemigos64
Inglaterra valladar contra la marcha hacia Moscú73
El trono del oro empuja a occidente77
Profundas raíces en el alma colectiva84
Zanjando las viejas rencillas con Francia88
El talón de Aquiles del nacionalsocialismo91
Despeje del flanco derecho95
A cuatro horas del derrumbe interior99
Cerrojo en el camino a Moscú101
IV.- La Guerra que Hitler no Quería (1939-1940)109
Si la guerra no empezaba en occidente, Rusia lucharía sola109
Hablando el mismo lenguaje de las armas114
Ni con su silencio pudo ayudar Italia116
En las orillas del abismo117
Otra vez Hitler tiende la mano121
La mampara del idealismo 126
La debilidad de la franqueza129
La terrible grandeza de la guerra132
La desigual guerra en el mar 136
Noruega, primera línea de la lucha terrestre 143
Francia, empujada a sangriento abismo 148
Los panzer dejan escapar a los ingleses156
El derrumbe de Francia159
V.- De Nuevo Hacia el Oriente (1940-1941)167
Otros dos ofrecimientos de paz a Inglaterra167
Terrorismo en vez de solo lucha entre soldados173
Francia también rehúsa la reconciliación177
Complicidad de occidente con la expansión del marxismo181
Carne de cañón para frenar el golpe contra la URSS183
Alarma de la reina de los mares 190
La lucha en 1941.192
4000 sepulturas en Maleme200
VI.- La Guerra que Hitler sí Quería (1941)207
El plan estratégico de Hitler contra Rusia207
La más grande lucha en la historia de las armas210
El primer “Cannas” de Rusia en 1941213
Segunda embestida de von Bock217
Hitler ordena virar hacia el sur221
Orgía de sangre en Leningrado (frente norte)226
La dureza del soldado ruso231
La que parecía ser la última batalla235
Moscú trepida bajo el cañoneo240
De los albores de la victoria a las orillas del desastre 244
VII.- Salvando al Bolchevismo (1941-1942)253
Brazos israelitas en auxilio de la URSS253
La coalición más grande de la historia257
No existió el eje Roma-Berlín-Tokio261
Guerra a muerte entre nazis y judíos265
Diluvio de fuego sobre Alemania271
Los 6 frentes contra Alemania en 1942275
La batalla del Atlántico: 7 millones de toneladas de barcos a pique en 1942276
Un lastre y no un aliado283
Occidente al servicio de la URSS293
De Kertsch a Sebastopol y de Sebastopol a Leningrado295
700 km de avance hasta Kalatsch303
VIII.- Oscilación de la Victoria (1943)327
La herencia del 6° Ejército327
Pequeño margen de la derrota al triunfo329
Sangre a raudales en el frente oriental332
16 millones de bajas en la URSS hasta 1943336
Matanza de prisioneros342
El frente aéreo contra Alemania 1942-1943344
Desastre alemán en la batalla del Atlántico349
Armas secretas contra superioridad numérica353
Sabotaje, guerrillas y golpes de Estado358
Los amigos de Roosevelt362
Italia cae al primer soplo de la guerra365
Caída y rescate de Mussolini374
Cinco meses ante Cassino381
IX.- Las más altas cumbres del esfuerzo humano (1944)385
La cualidad más preciosa del hombre 385
Abren las puertas del mundo al bolchevismo 392
La invasión aliada de Europa occidental395
Los recursos de Hitler contra la invasión399
Transformación de la flota submarina410
Supremo esfuerzo de soviéticos y alemanes413
Más fuerte que nunca, la Luftwaffe agoniza422
Los dos últimos golpes en el oeste427
El bolchevismo irrumpe en Alemania439
Un ejército no vencido por ningún otro441
X.- El Fin de Hitler (1945)445
Dos peligros que conocía de nombre445
Hasta la última gota de sangre459
Hitler en su última batalla460
Incondicionalmente hasta la muerte479
Occidente dinamita el valladar bolchevique481
Desmantelamiento de Alemania488
Trato humanitario a los prisioneros494
¿Resurrección en masa de judíos?504
XI.- Derrota Mundial (1945-1965)513
Se consuma la victoria, pero ¿victoria de quien?513
Remachando la derrota del mundo occidental517
Asia fue traicionada y entregada al bolchevismo523
697 millones más de vasallos para el marxismo israelita528
La “libertad” que Roosevelt propició 532
Tráfico con la bomba atómica536
Stalin rompe con el judaísmo y muere súbitamente542
Judíos en las dos barajas en juego549
Fin del coloniaje occidental, pero en beneficio de la URSS560
Los desórdenes en Iberoamérica576
Tres desventajas que el comunismo no ha superado594
El anticomunismo, en manos de comunistas.599
Los derechos del pueblo judío607
Ante el abismo608
Esta es la historia de la segunda guerra. Esta es la historia de la Derrota Mundial.611
Bibliografía613

Prólogo a la segunda edición

La obra de Salvador Borrego E., que hoy alcanza su segunda edición, es una de las más importantes que se hayan publicado en América. Causa satisfacción que un mexicano de la nueva generación, haya sido capaz de juzgar con tanto acierto los sucesos que conocemos bajo el nombre de la Segunda Guerra Mundial.
Colocados nosotros del lado de los enemigos del poderío alemán, es natural que todas nuestras ideas se encuentren teñidas con el color de la propaganda aliada. Las guerras modernas se desarrollan tanto en el frente de combate como en las páginas de la imprenta. La propaganda es un arma poderosa, a veces decisiva para engañar la opinión mundial. Ya desde la primera guerra europea, se vio la audacia para mentir, que pusieron en práctica agencias y diarios que disfrutaban de reputación aparentemente intachable. La mentira, sin embargo, logró su objeto. Poblaciones enteras de naciones que debieron ser neutrales, se vieron arrastradas a participar en el conflicto, movidas por sentimientos fundados en informaciones que después se supo, habían sido deliberadamente fabricadas por el bando que controlaba las comunicaciones mundiales.
Y menos mal que necesidades geográficas o políticas nos hayan llevado a participar en conflictos que son ajenos a nuestro destino histórico; lo peor es que nos dejemos convencer por el engaño. Enhorabuena que hayamos tenido que afiliarnos con el bando que estaba más cerca de nosotros; lo malo es que haya sido tan numerosa, entre nosotros, la casta de los entusiastas de la mentira. Desventurado es el espectáculo que todavía siguen dando algunos “intelectuales” nuestros, cuando hablan de la defensa de la democracia, al mismo tiempo que no pueden borrar de sus frentes la marca infamante de haber servido dictaduras vernáculas que hacen gala de burlar sistemáticamente el sufragio. Olvidemos a estos seudo-revolucionarios, que no son otra cosa que logreros de una Revolución que han contribuido a deshonrar, y procuremos despejar el ánimo de aquellos que de buena fe se mantienen engañados.
“Durante seis años, dice Borrego, el mundo creyó luchar por la bandera de libertad y democracia que los países aliados enarbolaron a nombre de Polonia. Pero al consumarse la victoria, países enteros, incluyendo Polonia misma, perdieron su soberanía bajo el conjuro inexplicable de una victoria cuyo desastre muy pocos alcanzaron a prever”.
La primera edición del libro de Borrego se publicó hace dos años escasos y en tan corto tiempo, el curso de los sucesos ha confirmado sus predicciones, ha multiplicado los males que tan valientemente descubriera.
Ya no es sólo Polonia; media docena de naciones europeas que fueron otros tantos florones de la cultura cristiana occidental, se encuentran aplastadas por la bota soviética, se hallan en estado de “desintegración definitiva”.
Y el monstruo anti-cristiano sigue avanzando. Detrás de la sonrisa de Mendes-France, siempre victorioso, dicen sus secuaces; detrás de esa enigmática sonrisa, seis millones de católicos del Vietnam, fruto precioso de un siglo de labor misionera francesa, han caído dentro de la órbita de esclavitud y de tortura que los marxistas dedican a las poblaciones cristianas.
0 caso contemporáneo tiene antecedentes en las invasiones asiáticas de un Gengis-Kan, que esclavizaba naciones; tiene antecedentes en las conquistas de Solimán, que degollaba cristianos dentro de los templos mismos que habían levantado para su fe. El conflicto de la hora es otro de los momentos angustiosos y cruciales de la lucha perenne que tiene que librar el cristianismo para subsistir.
En el libro de Borrego, penetrante y analítico, al mismo tiempo que iluminado y profetice, se revelan los pormenores de la conjura tremenda.
La difusión del libro de Borrego es del más alto interés patriótico en todos los pueblos de habla española. Herederos, nosotros, de la epopeya de la Reconquista que salvó el cristianismo de la invasión de los moros, y de la Contra-Reforma encabezada por Felipe II, que salvó el catolicismo de la peligrosa conjuración de luteranos y calvinistas, nadie está más obligado que nosotros a desenmascarar a los hipócritas y a contener el avance de los perversos. La lucha ha de costarnos penalidades sin cuento. Ningún pueblo puede escapar en el día, a las exigencias de la historia, que son de acción y de sacrificio.
La comodidad es anhelo de siempre, jamás realizado. La lucha entre los hombres ha de seguir indefinida y periódicamente implacable, hasta en tanto se acerque el fin de los tiempos, según advierte la profecía.

JOSÉ VASCONCELOS
Febrero de 1955.

INTRODUCCIÓN

Es una neutra remembranza volver la mirada a los días extraordinarios de la segunda guerra mundial únicamente con el prolijo escrúpulo de citar fechas y relatar sucesos. Es un lujo de ociosidad volver la mirada al pasado sin el empeño de obtener luces para el presente. Pero conociendo mejor el origen de lo que ocurrió y dé lo que ahora ocurre, más podrá preverse lo que está por ocurrir. Sin esta función específica toda aportación a la historia —y aun la Historia misma— se reducirían a simple curiosidad o pasatiempo.
Es un hecho que aún no silenciado del todo el fuego que durante seis años mantuvo vivo ese siniestro organismo de muerte que fue la segunda guerra mundial, el mundo se halló súbitamente en el umbral de otra guerra más destructora e incierta. Durante seis años la humanidad se creyó luchando por la paz definitiva,, mas los acordes de su victoria fueron ensombrecidos por la amenaza de un cataclismo todavía mayor.
Durante seis años el mundo creyó luchar por la bandera de libertad y democracia que los países aliados, enarbolaron a nombre de Polonia. Pero al consumarse la “victoria”, países enteros —incluyendo Polonia misma— perdieron su soberanía bajo el conjuro inexplicable de una VICTORIA cuyo desastre muy pocos alcanzaron a prever.
Un asombroso y súbito resultado, después de seis años de aparente lucha por la libertad y la democracia y la paz definitiva, sorprendió al mundo: ya no era la libertad de los polacos —libertad perdida totalmente, pese a la “VICTORIA”— la que se halla en riesgo, sino la libertad del mundo entero; ya no era simplemente la conquista de mercados entre las grandes potencias la que se balanceaba en juego, sino el destino del pueblo norteamericano, y en cierta forma el de América; el destino de Alemania y la Gran Bretaña, y así el de Europa entera también.
En los orígenes del conflicto armado que empezó la madrugada del primero de septiembre de 1939 palpitaron ya los gérmenes de lo que ahora ocurre y de lo que está por venir. En lo acontecido entonces se filtran ya las sombras de lo que el futuro nos reserva. En el reverbero de la segunda guerra mundial hay relámpagos que alumbran los decenios y quizá los siglos por llegar.
Mucho sé ha hablado de la guerra. Un mar de datar casi inagotables abruman y abrumarán por mucho tiempo a los historiadores. La mayor parte de estos datos son jeroglíficos; incluso los hechos y las cifras, pese a lo concluyente de su calidad concreta, son frecuentemente apenas símbolos o frontispicio de realidades más profundas.
Querer entender esta guerra y el monstruoso engaño que el mundo sufrió con ella, viendo simplemente ese maride datos, es lo mismo que contemplar, clasificar o relatar apariencias de inscripciones cuneiformes y suponer que ya con esto se CONOCIÓ la civilización sumeria. Entre los símbolos y su significación media un abismo.
Y en el caso concreto de la guerra pasada este abismo se ha hecho más oscuro porque los adelantos que la técnica ha puesto al servicio de la difusión del pensamiento —radiogramas, cablegramas, libros, películas, folletos, etc.— tienen su anverso positivo de orientación; y su reverso negativo de confusión, según el sentido en que se les utilice. En la guerra y después de ella se les ha utilizado para confundir.
Un diluvio de crónicas con dosificada intención de libros aparentemente históricos, de radiodifusiones y de películas bajo la influencia intangible de los mismos ocultos inspiradores, oscurecen situaciones, infiltran deformaciones. Nada tiene así de extraño que aun los espíritus más serenos, objetivos e imparciales —para no hablar de masas carentes de opinión propia— lleguen a conclusiones erróneas.
Por eso muchas conciencias firmes han hecho insensiblemente suya la forma ajena y capciosa de plantear el problema internacional de la segunda guerra. Una vez dado ese primer paso en falso, los siguientes son erróneos también, y por eso es tan frecuente que hombres de profunda comprensión y sólido criterio confiesen ahora su desconcierto ante los sucesos internacionales.
Un nuevo examen de lo que ocurrió, y por qué ocurrió, puede aclarar los sucesos presentes y ayudar a prever los futuros.
El monstruoso engaño que el mundo padeció al inmolar millones de vidas y al consumir en fuego esfuerzos inconmensurables, para luego quedar en situación incomparablemente peor que la anterior, no es obra del azar. Si el resultado sólo fuera desorden quizá nada habría de sospechoso. Pero en la bancarrota que el mundo occidental afronta ahora se oculta un admirable tejido cíe acontecimientos.
Dentro del aparente desorden hay un eslabonamiento admirable de hechos que obedecen a un mismo impulso y que marchan hacia una misma meta.
Detrás de todo esto hay “una inteligencia y una fuerza. La situación actual no es el resultado fortuito del desorden, sino la notable culminación de una serie de actos que se enlazan siguiendo una secuencia y un camino. Occidente se halla de pronto en el momento más comprometido de su historia, pero su desgracia no ha descendido de accidentales sucesos. Ha sido labrada minuciosa y escrupulosamente.
Examinando los orígenes y el desarrollo de la segunda* guerra surgen luces que explican el presente. Tal es el objeto de este libro.
Muchos de los que vieron desaparecer las falanges macedónicas; de los que presenciaron la caída de Alejandro, el asesinato de César, la capitulación de Napoleón, creían asistir a acontecimientos comunes y corrientes, pero estaban presenciando los fulgores que enciende cada zig-zag de la historia.
Lo que ahora tenemos a la vista es algo más que el fulgor de un simple cambio; es el incendio inconmensurable de una cultura que casi sin saber por qué presiente las pisadas de un peligro mortal.