172 páginas
medidas: 14,5 x 20 cm.
Ediciones Sieghels
2015, Argentina
tapa: blanda, color, plastificado,
Precio para Argentina: 220 pesos
Precio internacional: 15 euros
Este trabajo de Ceresole es señalado, por amigos y enemigos, como el núcleo duro ideológico que informa al conjunto del proyecto chavista, nueva constitución incluída. Su visión sobre la relación caudillo, ejército y pueblo, ha ocupado un lugar relevante en el discurso de los impulsores de la revolución bolivariana y constituye una de las bases ideológicas más sólidas del pensamiento revolucionario.
Ceresole rescata la tradición histórica y social del caudillismo, defendiendo las relaciones derivadas del compromiso directo, de la lealtad del hombre hacia el hombre, del vínculo que nace entre un jefe de gobierno y la masa que lo acompaña. Esta individualización de la soberanía popular, que produce una confusión entre el líder y el Estado, nace de un mandato expreso que la sociedad otorga a una persona en particular, generando una especie de simbiosis que pasa a constituir la principal fuente de su poder.
La concentración del poder acapara toda la atención del autor. Sin ésta, no es posible hacer frente a un entorno exterior agresivo
La Fuerza Armada debe constituirse en el escenario principal donde se desarrolla la lucha política, pasando a depender de su capacidad para materializar los cambios, el éxito del proceso revolucionario. Su rol, entonces, no puede estar limitado a un papel tutelar sino que además éstos deben contribuir decisivamente en el logro de un mayor desarrollo tanto económico como social de la nación.
Para Ceresole no es nada nuevo que las naciones desaparecen a partir de la flaqueza de su espíritu militar. Pero sostiene que ese espíritu y esa virtud hoy existen en Venezuela, y que la sobrevivencia de este país, en las actuales circunstancias, depende decisivamente del mantenimiento e incremento de estos valores. Ellos representan valores superiores comparados con la pura y dura corrupción política.
“Caudillo, Ejército, Pueblo” expone el pensamiento político de Ceresole, reactualizando lo que el mismo vivió del Peronismo, de los sucesivos movimientos populistas latinoamericanos y del fracaso de los movimientos carapintadas, ausentes estos últimos de un fuerte liderazgo. Expone también la necesidad de constituir un sistema de Inteligencia entre todos los movimientos que rechacen la geopolítica estadounidense en Latinoamérica.
El siempre polémico pensamiento de Ceresole lo llevó de ser ideólogo y amigo de Chavez a ser detenido el 15 de junio de 1995 por los Servicios de Inteligencia venezolanos, en aquellos momentos bajo fuerte influencia del Mossad israelí, y expulsado de Venezuela, luego de una intensa campaña de prensa en su contra impulsada por el sector “demócrata” de la Revolución. Las referencias a Ceresole nunca faltaron en los intentos de la prensa liberal por equiparar las medidas de Chavez con el fascismo. Sin embargo, Ceresole dejó su semilla en Venezuela: constituir a dicho país en una reacción contra el imperialismo estadounidense, auspiciando una alianza entre Venezuela, Cuba e Irán. Nadie entendió mejor la doctrina de la “Tercera Posición” que Ceresole.
ÍNDICE
El Autor 7
Ceresole, Hugo Chávez y su revolución bolivariana. 9
Introducción: La Venezuela del Comandante Chávez 17
La “cuestión judía” y el Estado de Israel 23
I.- Caudillo, Ejército, Pueblo 37
La Constituyente 41
La concentración del poder dentro de la historia reciente. 46
La internacionalización del conflicto colombiano 50
II.- Cambios y conflictos 53
III.- La participación popular 63
Diálogo con Norberto Ceresole 63
IV.- El amplio marco de la política exterior venezolana 75
La crisis del “Nuevo Orden Mundial”. 75
El entorno global: una nueva apolaridad antisistémica. 75
Los factores globalizadores: El gobierno oligárquico/global como proyecto. La infalibilidad ideológica del “Imperium Mundis”. 80
Polarización versus globalización 83
La fragmentación antioligárquica 85
La despolarización del sistema internacional 89
Los Estados Unidos de América como factor declinante de la polarización internacional 94
Decadencia de la “civilización norteamericana”: embriaguez de victoria. Exceso de ambición. Una sociedad idolizada. 101
Estados Unidos: Capacidad de globalización y voluntad “aislacionista”. De la estrategia de “contención” a la estrategia de “expansión”. 104
La ruptura del orden bipolar 108
Hegel, Haushofer y Spengler 111
La estructura global y los segmentos de poder. Alemania, el Oriente Medio y el Asia Central 112
La “ruptura del mapa” 117
V.- Una forma de generación de poder: La producción de inteligencia 121
La inteligencia como nueva forma de conocimiento y condición de supervivencia 121
La Inteligencia entendida como “capacidad de anticipación” 124
“Entorno” y “sistema” entendido como sistema comunicacional. 126
VI.- Cuatro enfoques sobre la Venezuela del Comandante Chávez 129
El 25 de julio de 1999 o la mochila del presidente 129
La Asamblea Nacional Constituyente y el Nuevo Orden Mundial 132
Inteligencia y geopolítica 135
Carta Abierta a mis amigos Constituyentes 135
El “caso” Vargas Llosa 139
Una respuesta geopolítica a las agresiones exteriores 141
Defensa y seguridad en “América Meridional”. Cuatro elementos esenciales en el Proyecto Constitucional del Presidente Chávez. 144
Anexo documental 149
El extraño caso de José Vicente Rangel, ministro de relaciones exteriores de Venezuela.
La CAIV repudió declaraciones de un negador de la Shoá 150
Sobre la actuación de Ceresole. 151
Caso Ceresole: nota del ministro de RR.EE. a la CAIV. 152
Anexo documental (II) 155
1. Venezuela ha comenzado a transitar el camino hacia la guerra civil 156
2. Sobre la Fuerza Armada Nacional 159
3. Carta al diario El Universal 161
4. Venezuela en el mundo 163
5. La abdicación de la Iglesia Católica Romana 165
6. Kuwait news Agency (KUNA) 168
7. Fuerza Armada y partidos en Venezuela 170
8. El «Holocausto Argentino» (según Israel) 173
9. El mundo apolar: Fujimori y Brasil 176
10. Los mariscales de la derrota 178
EL AUTOR
Fue detenido el 15 de junio de 1995 por la DISIP venezolana (Dirección General Sectorial de los Servicios de Inteligencia y Prevención), en aquellos momentos bajo fuerte influencia del Mossad israelí, y expulsado de Venezuela, luego de una intensa campaña de prensa en su contra, en la que se lo acusó de: ser amigo del comandante Chávez, de Montonero, Carapintada, traficante de armas y “capo” terrorista internacional. Norberto Rafael Ceresole nació en Buenos Aires en agosto de 1943. Estudió en Alemania, Francia e Italia. Es sociólogo, politólogo y autor de 30 libros en temas de su especialidad: estrategia, geopolítica y sociología militar. Fue un destacado dirigente de la guerrilla argentina en los años 70. Es hoy el más importante referente intelectual del peronismo argentino resistente. Ejerce una significativa influencia sobre numerosos oficiales de las fuerzas armadas en la Argentina y otros países de la América del Sur. Entre 1969 y 1971 fue asesor del general Juan Velazco Alvarado, en el Perú. En años sucesivos fue interlocutor de Juan Domingo Perón, de Salvador Allende, y del ex jefe de la Inteligencia cubana comandante Piñeiro, entre otros. Fue miembro de la Academia de Ciencias (Instituto de América Latina) de la ex-URSS. Muchos de sus libros anteriores, como Ejército y política nacionalista (1968), Crisis militar argentina (1986), Política de producción para la defensa (1988), y Tecnología militar y estrategia nacional (1991), fueron traducidos al idioma ruso. La Universidad de Colorado (EUA) tradujo al inglés su trabajo The South Atlantic: War Hypothesis, en Geopolitics of de southern cone and antarctica (1988). En 1984, en colaboración con el Ministerio de Defensa de España (DRISDE) editó, en cinco volúmenes, el Estudio preliminar para el desarrollo de un proyecto de cooperación industrial entre España y la Argentina en el área de la defensa. En 1986 ese trabajo, ampliado, se reeditó en la Argentina en siete volúmenes, bajo el título: Materiales sobre economía de la defensa y política de la defensa (Buenos Aires, ILCTRI). Mantiene actualmente estrechas relaciones con gobiernos y movimientos árabes y musulmanes. Sus más recientes obras editadas en España, donde reside actualmente, son: Terrorismo fundamentalista judío, nuevos escenarios de conflictos (Libertarias, Madrid, 1996); El Nacional-judaísmo: un mesianismo pos-sionista, con prólogo de Roger Garaudy (Libertarias, Madrid, 1997); España y los judíos, Expulsión, Inquisición, Holocausto, 1492-1997 (Amanecer, Madrid, 1997). Sus dos últimos libros: La Falsificación de la Realidad (Libertarias, Madrid-Buenos Aires, 1998) y La Conquista del Imperio Americano (Al-Andalus, Madrid-Buenos Aires, 1998) fueron asimismo editados en lengua árabe, para todo el mundo árabe, en Beirut, Líbano; y en lengua farsí (persa), en Teherán, Irán, para el Asia Central, nuevo pivote geopolítico del mundo. Ambos pueden leerse por Internet en las siguientes direcciones: www.islam-shia.org (España) y www.abbc.com/aaargh/espa/ceres (Francia).
Ceresole, Hugo Chávez y su revolución bolivariana (por Juan Antonio Llopart)
Vaya por delante mi rechazo frontal -desde un punto de vista ideológico- al sistema partitocrático. Vaya también -por Principios- mi rechazo a la creencia de que lo más democrático –poder del pueblo- sea la ecuación: un hombre=un voto. El derecho a voto debe de ser ganado con el trabajo y el compromiso con la Comunidad, nunca tiene que ser un café para todos, ya que ese es el fin para controlar a las masas y perpetuar la falsedad del régimen partitocrático.
Aclarado esto, y acatando las leyes “democráticas”, debo de señalar que cuando hay un régimen que ha visto proclamada su victoria en las urnas, es decir, por el voto de sus ciudadanos, hemos de aceptar, de entrada y con todas las reservas que se quieran, como válida su legitimidad. Da igual si ese régimen es el de ZP, Ahmadineyad o Chávez.
Cuando ese régimen, a pesar del resultado “democrático” obtenido en las urnas, es cuestionado, criminalizado y constantemente atacado por los principales medios oligárquicos, por los EEUU y por el genocida Estado de Israel, algo debe de fallar en ese régimen…para bien.
En efecto, que el Canciller de Israel, Avigdor Lieberman (al cual la unidad policial de investigación de fraudes de Israel, recomendó su acusación por cargos de soborno, aceptación de éstos, lavado de dinero, acoso de testigo y obstrucción de la justicia), considere que “la influencia de Chávez, en otros países sudamericanos fortalece a los radicales de la región”, y que califique, además, al régimen de Chávez, de “régimen radical que mantiene estrechas relaciones con Irán, por lo que es una amenaza para el mundo”; que se acuse al régimen de Chávez de antisemita, y para demostrarlo se profane una sinagoga en la capital venezolana, para posteriormente quedar demostrando que era un auto-atentando para perjudicar la imagen del bolivarismo venezolano, solo puede demostrar algo, que el Sionismo ha puesto su maquinaria para desacreditar al régimen de Chávez.
Si además, Chávez, manifiesta abiertamente que “es sumamente peligrosa” la decisión de independencia que tomaron los kosovares porque “puede terminar en otro desastre”. Por lo que “Hacemos un llamado […] para que se busquen los mecanismos de diálogo político… y que esto se eche atrás. Kosovo es una región de Serbia, eso está reconocido por la historia, la geografía, no se puede aceptar esto” Nos daremos cuenta que Chávez es cuanto menos un gobernante molesto para los lobbys internacionales acostumbrados a gobernar mediante títeres a su servicio.
Chávez, no es un hombre que controle su lengua, por lo que muchas veces puede ser tremendamente populista y demagogo, pero también, profundamente coherente, cuando, por ejemplo, acusa “al mundo de callar ante el Holocausto Palestino”.
Así, no es de extrañar que el Centro Simon Wisenthal dirigiese al presidente venezolano una carta en la que le exigía excusas públicas por haber hecho unas supuestas declaraciones antisemitas1. En efecto, estas supuestas declaraciones pronunciadas con motivo de la Navidad ante un reducido círculo de religiosos, eran también recogidas por el diario Libération el cual no dudaba en vincularlas a la vieja relación de Chávez con Norberto Ceresole, al que acusaban de “revisionista” y de tener un importante papel en las relaciones entre Venezuela e Irán.
Afirmábamos en el año 2000, en la revista Tribuna de Europa, lo siguiente:
“Hugo Chávez es una china en el zapato de Yanquilandia. Lo cual, por sí mismo, es algo que nos alegra. (Sí, pero…) La revolución bolivariana tiene una música y una letra que nos agrada sobremanera. (Sí, pero…)”
Declarábamos, también, nuestro rechazo a la política de Chávez en relación a su ambigüedad respecto a ETA. Una ambigüedad, empero, que no le ha impedido condenar enérgicamente los últimos atentados de la banda etarra, en Burgos y Mallorca.
Efectivamente, en el año 2000, poníamos la mirada y la esperanza en la revolución Iberoamericana que emprendía Hugo Chávez, pero lo hacíamos sin darle carta blanca, desde la crítica y la distancia. Recuerdo cuando mi amigo Norberto Ceresole nos hablaba de la posibilidad de que el gobierno de Chávez2 se encaminara hacia un régimen auténticamente tercerviista. Recuerdo sus proyectos y sus decepciones. En efecto, Ceresole fue detenido el 15 de junio de 1995 por la DISIP venezolana (Dirección General Sectorial de los Servicios de Inteligencia y Prevención), en aquellos momentos bajo fuerte influencia del Mossad israelí, y expulsado de Venezuela, tras una intensa campaña de prensa en su contra, y desestimó regresar en 2001, por creer poco segura su integridad3. En varias ocasiones habló de su desengaño de la “revolución bolivariana”4, aunque seguía pensando, que pese a todo, Chávez era la única opción para el pueblo venezolano. Ignoro si esa opinión de Ceresole sigue siendo acertada o no. Personalmente, como tantos otros, manifesté mi ilusión en Chávez, creí en su bolivarismo, en su admiración por Perón, y creí que apuntalaría su régimen en las propuestas de Ceresole. En su día hablamos con Norberto, de crear asociaciones de amistad con Venezuela utilizando como plataforma a Argentina. Teníamos que crear el triángulo Caracas, Buenos Aires, Madrid. Problemas personales llevaron a Norberto de regreso a su patria, allí colaboró con Rodriguez Saa, Aldo Rico5 y participó en unas Jornadas “para la nueva Argentina”. Su repentino fallecimiento nos sorprendió a todos. Con él se fueron muchos proyectos y muchas cosas sin contar, y quizás, con su pérdida, se fue, al menos por mi parte, casi toda la esperanza en la revolución bolivariana de Chávez.
De todos modos es sabido, por lo que decía antes de la política agresiva de los poderosos lobbys económicos, y de los EEUU, y de Israel, que mantener viva una esperanza de revolución independiente, justa y libre es, en este mundo globalizado, una tarea casi imposible. La lucha contra los explotadores te obliga a permanecer solo o a unirte a otros, quizás, o con toda seguridad, no tan próximos ideológicamente, pero sí con el mismo enemigo. Decía Juan Domingo Perón, que el “año 2000 nos verá unidos o sometidos”. Chávez tiene un importante reto, consolidar su revolución o perecer políticamente. Pero tiene otro reto más importante aún, hacer creíble, ilusionante y auténtica su revolución. Desde la lejanía de la Europa ocupada, solo queda esperar que las luchas de Perón, Getulio Vargas, del joven von Marées… alimenten a las nuevas generaciones revolucionarias y encuentren el justo y necesario camino hacia la liberación que la Patria Iberoamericana reclama.
Juan Antonio Llopart
05-08-09
NOTAS:
1 Declaraciones de Chávez como: “Aprovecho para condenar de nuevo desde el fondo de mi alma y de mis vísceras al Estado de Israel. ¡Maldito seas Estado de Israel! ¡Maldito seas, terrorista y asesino! Y ¡Viva el pueblo palestino! ¡Pueblo heroico, pueblo bueno! “ provocaron la ira de las organizaciones judías.
El propio presidente Chávez rompió relaciones con el Estado judío tras expulsar de Venezuela a la Delegación diplomática israelí durante la guerra contra Hamas, a principios de 2009.
Declaró que Siria y Venezuela tienen como “enemigos comunes al imperio yanqui y al Estado genocida de Israel… Israel se ha convertido en el brazo asesino de los EEUU… es una amenaza para todos nosotros’’.
Chávez dijo a la oposición que no se dejen “ser envenenado por los judíos errantes no se dejen ser llevados al lugar que ellos los quieren llevar”, llegando luego a identificar a la oposición con el sionismo.
En el 2005, Chávez declaró que “el mundo es para todos nosotros, pero se da la circunstancia de que una minoría, los descendientes de los mismos que crucificaron a Cristo, los descendientes de los mismos que echaron a Simón Bolívar fuera de aquí y también lo crucificaron a su manera más allá en Santa Marta, en Colombia. Una minoría ha tomado posesión toda la riqueza del mundo”. Por lo que el Centro Wiesenthal pidió al Mercosur, integrado por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, que suspenda el proceso de integración de Venezuela. (N.d.E.)
2. Ceresole: Cuando conocí a Chávez, con quien estuve en Buenos Aires, porque él estuvo en Buenos Aires con Dávila y con Quijada, yo sentí como una revelación, es decir, ví a un personaje que en una forma yo había imaginado. Eso lo tergiversaron en una entrevista en Venezuela en El Nacional y dijeron que yo había creado a Chávez. ¿Se acuerdan? No es así. No es que yo lo haya creado. Yo había imaginado a alguien. Yo había imaginado esta posibilidad. Yo venía de una experiencia negativa con algunos militares en la Argentina, y cuando ví a Chávez fue como un soplo de aire fresco, francamente. Enseguida ví también su veta izquierdista, eso no me gustó y de allí surge la lucha fraternal de Chávez y Ceresole.
3 Domingo, 4 de febrero de 2001. Hace pocas horas he tomado la decisión – que me ha causado un profundo dolor y una irreparable pérdida intelectual y afectiva – de suspender un viaje a Venezuela programado para el próximo lunes 5 de febrero. Se trataba de participar de un seminario organizado por la Universidad Simón Bolívar sobre la naturaleza del proceso bolivariano en Venezuela.
El texto que he enviado al organizador de ese seminario, Profesor Hernán Castillo, dice textualmente así:
“Estimado profesor: interpreto que la designación de Rangel como superministro es un verdadero “golpe de Estado”. Rangel fue la persona que me expulsó públicamente de Venezuela en 1999, con el consentimiento expreso del presidente Chávez. Bajo todo punto de vista, y en las actuales circunstancias, mi seguridad estará seriamente afectada. Nadie puede garantizarla después del “golpe de estado” palaciego ya realizado. Por lo tanto he decidido suspender el viaje a Caracas. Asimismo quisiera presentarle, al país y a la Universidad, un análisis de situación que señale con la mayor exactitud posible el enorme riesgo en que se encuentra hoy Venezuela, a las puertas de una guerra civil, que es el único resultado posible de esta entropía en que ha entrado la revolución -desde hace bastante tiempo- y que hoy se materializa en el golpe de estado que pone a Rangel en el Ministerio de la defensa. Rangel como ministro de defensa, es simplemente el símbolo del fin de la revolución y, en primer lugar, el comienzo de la liquidación de las fuerzas armadas, a fin de poner al país en la antesala de la “globalización”. Esta es un película que yo ya he visto por lo menos una vez, en la Argentina. Le repito que en este momento no tengo la menor duda de que mi seguridad en Venezuela iba a estar seriamente comprometida, como mínimo. Las fuerzas que se mueven detrás de Rangel son enemigas mortales mías”.
4 A propósito del Presidente CHÁVEZ:
Un falso camino es siempre un camino sin retorno.
Por Norberto Ceresole.
A mediados de agosto de 2001 – y desde Chile, curiosamente – el presidente Chávez decidió hacer pública su posición ideológica (“Soy un izquierdista”. “Un zurdo biológico e ideológico”, dijo, textual, urbi et orbi). Con ese paso, clarificó automáticamente su posición estratégica de cara a la totalidad de la América criolla: sus canales de acción en la región serán los que le provean los grupúsculos de la izquierda alucinada y manipulada, que ya no representan ni a nada ni a nadie en ninguno de nuestros países. Coherentemente firma la “cláusula democrática” y expande la apertura de la economía, es decir, incrementa su fondomonetarización.
Se trata de una alianza con la misma izquierda marginal que en los tiempos de la bipolaridad produjo verdaderas catástrofes en cada una de nuestras sociedades, operando conjuntamente con su enemigo aparente, el “imperialismo yanqui”, que siempre toleró al régimen castrista y otros “focos subversivos”, porque entre ellos también siempre existió un mismo cordón umbilical: los intereses del lobby judío norteamericano (hoy ese cordón de intereses compartidos está compuesto también por la legalización de las drogas, objetivo común entre la guerrilla colombiana y el Wall Street).
Obnubilado por sus fantasías ideológicas, el presidente Chávez equivocó radicalmente su rumbo estratégico: no sólo no hay una molécula de “revolución” en esa izquierda; por su historia reciente, ella representa lo mismo que su contraparte oligárquica e imperialista: sólo destrucción. Un camino equivocado es un camino sin retorno.
La de Chávez con la izquierda ya fracasada es un sociedad destinada al fracaso, en los siguientes tres sentidos:
Chávez se equivoca drásticamente porque cree – o finge creer – que esos grupúsculos representan al pueblo, por el simple – aunque falso – hecho de que se autoadjudican dicha representación;
No advierte – o finge no advertir – que esos grupos utilizan su figura como ultima ratio de su estrambótica existencia;
Lo más grave: Chávez está legitimando el único lenguaje que esos grupos conocen y que han practicado hasta la saciedad, que es el del terrorismo. Lo que representa una carga gravísima para el futuro de Venezuela, en especial para sus fuerzas armadas.
En Santiago de Chile presenció una puesta en escena organizada por los restos de esa izquierda. Fuera de ese recinto estaba el verdadero ancho pueblo, al cual Chávez ni siquiera percibió; peor aún, lo confundió con la poesía masónica de Pablo Neruda, inspirador e inspirado por el extraordinario simbolismo del tiro en la nuca de la NKVD. Chávez vio una “multitud” allí donde no había más que un grupo de personas ya totalmente desvinculadas de las fuerzas sociales reales, pero sobre todo de las grandes esperanzas de nuestros pueblos. Son grupúsculos desligados del “espíritu del pueblo”.
La fantasía de Chávez se convierte en espejismo, y mi proyecto original de “proyección continental” (el que desarrollé en Caudillo, Ejército, Pueblo) deviene en una burda payasada destinada a reagrupar grupúsculos cuya historia es una historia de terror disfrazada de “liberación”. Esa “liberación” que corporiza el viejo mito del “éxodo” de Israel, y que termina en el asesinato público y colectivo de la verdadera “gente de la tierra”: hoy Palestina, mañana nosotros mismos.
Es probable que la incultura marxistoide de Chávez (apoyada en una DISIP aún al mando del Mossad) le imposibilite descubrir estos vínculos profundos (simultáneamente teológicos, filosóficos, políticos y estratégicos) que nacen con la Modernidad Iluminista. Que nacen, por ejemplo, con el “indigenismo” de Menahen Ben Israel, socio de Olivier Cromwell (el verdugo de Irlanda, o el demiurgo del progreso, según se lo mire) y autor del opúsculo “La Esperanza de Israel” (1650), quien fue el primero en reconocer, en los indígenas de América, desde Amsterdam, a la “tribu perdida”, la decimotercer tribu de Israel.
Eso es posible, de hecho hay en el Presidente un problema de in-conocimientos, pero lo cierto es que Chávez está cometiendo una verdadera estafa de cara al público. Señala en una dirección y dice: “Allí están nuestros amigos”; señala en la dirección contraria y exclama: “Allí están nuestros enemigos”. Pero el hecho es que ni los unos ni los otros están allí donde él dice que están. Ambos están en otro lado. Esto quiere decir que existe una falta total y absoluta de Inteligencia Estratégica. Algo peor aún: una perversión, un strip tease de esa Inteligencia.
Mi posición hoy es la misma que la del primer día en que conocí al comandante Chávez, que se acercó a mí travestido de militar nacionalista y, sobre todo, populista. Esta posición (y, entre otras cosas, mi definición de populismo) está reflejada, hasta el más mínimo detalle en el presente libro.
Chávez no comprendió nunca el sentido de mi lucha. En los últimos tiempos él impidió que se lo pueda repetir cara a cara. Por lo tanto se lo volveré a decir, ahora públicamente, con palabras de Ernst Jünger: “Cuando los seres humanos combaten en niveles espirituales incorporan la muerte a su estrategia. Adquieren así una especie de invulnerabilidad; de ahí que los asuste poco el pensamiento de que el enemigo procura privarles del cuerpo… El enemigo intuye esto a su manera obtusa, y de ahí su cólera terrible, devastadora, en los sitios donde sale al encuentro el espíritu auténtico” (Radiaciones, Diario de la Segunda Guerra Mundial, Vol. 1). Lo de Chávez es, en definitiva, una auténtica rendición.. “Toda rendición de armas es también un acto irreparable, que afecta la fuerza primordial del combatiente” (Jünger, op.. cit.).
5 De quienes también se desilusionó al conocer a fondo sus intenciones. (N.d.E.)
INTRODUCCIÓN
Del 1 de enero al 5 de marzo de 1999 (2)
“Hay dos chavismos. El de los partidarios de Ceresole y el de los que creen en la democracia; Hay un chavismo, pues, ceresoliano, y un chavismo democrático representado por José Vicente Rangel” (3).
“Pero entonces llega Ceresole y dice que hay que pulverizar a los partidos (con lo cual estoy de acuerdo), y entonces se arma el escándalo” (4).
“El plan cívico-militar parecía el único hueso sano (del gobierno de Chávez), encabezado por el ministro de la Defensa, un prestigioso oficial del ejército venezolano; lucía alentador, positivo, hasta que apareció Ceresole” (5).
“Ahora resulta que después de tanto Bolívar, de tanto Zamora, de tanto Simón Rodríguez, la pócima de Ceresole parece ser la que, en realidad, ha embriagado el ánimo de Chávez. La pócima de Ceresole es la del absolutismo caudillista” (6).
La crisis política que se originó en Venezuela por mi presencia en ese país durante los primeros meses de 1999 no tiene, tal vez, antecedentes en el mundo actual. Nunca una persona privada, sin ningún tipo de apoyatura organizativa, ni mucho menos oficial, generó tanta polémica política e institucional, ni tanto espacio en la prensa escrita, ni tantas horas de radio y televisión, en un período tan corto de tiempo (7). Cualquier lector que recorra los archivos electrónicos de los principales diarios de Venezuela podrá contabilizar más de 250 artículos desde finales de febrero hasta finales de diciembre de 1999, y ni uno sólo de ellos favorable ni a mi persona ni a mis ideas, lo que confirma la tesis del presidente Chávez sobre el carácter mafioso y regiminoso de las empresas periodísticas de Venezuela.
Se trató sin duda de uno de los “; episodios más desconcertantes que pueda haber vivido un país latinoamericano, indicativo del grado de confusión en que ha caído la sociedad venezolana” (8). Nunca se dieron las circunstancias para que un intelectual aislado lograra polarizar a un país entero de la manera como yo lo hice en Venezuela, aunque lamentando haberme convertido, contra mi voluntad, en un “super star” (9).
Para que tal increíble circunstancia se produjera fue necesario que confluyeran, en tiempo y espacio, dos poderosos factores primarios, y un tercero, secundario, que era mi historia personal en ese país, mi antigua amistad con el comandante Chávez y mi expulsión de Venezuela en junio de 1995.
Los dos factores principales fueron la inestable y frágil situación interna de Venezuela, y la agresiva posición adoptada contra mi persona por la comunidad judía venezolana y por la alta dirigencia del Estado de Israel (10). A los pocos días de abandonar yo Venezuela llegó a Caracas, sin ser invitado por el gobierno, el entonces ministro israelí de seguridad interior, Avigdor Kahalani, con un portafolios lleno de ofertas, como es habitual en estos casos. Israel venía a ofrecer asesoría sobre seguridad, sistemas, cuerpos policiales, “; y la manera cómo éstas pueden proteger el territorio” (El Nacional, 20 de marzo de 1999). “La presencia de Norberto Ceresole en Venezuela generó interferencias en las relaciones entre el gobierno venezolano y la comunidad judía. A propósito de estos ruidos, y en un intento por contemporizar, el gobierno emprendió una negociación, ya bastante avanzada, para la adquisición de misiles israelíes; Esas transacciones y la presencia en el país del ministro de Seguridad Interior de Israel;, señala que la política venezolana comienza a interesar por aquellos predios. Desde allí, por cierto, el Premio Nobel de la Paz, Shimon Peres, acaba de enviar una carta, dirigida al partido Acción Democrática, en la cual manifiesta su inquietud por el proceso de cambios que se desarrolla en Venezuela y, sobre todo, por el papel que los radicales fundamentalistas pudieran tener en él. Se refería Peres a la presencia del sociólogo argentino en nuestro país, hace unas semanas” (11).
Uno de los periodistas venezolanos más sensibles y antagónicos al chavismo, Roberto Giusti, dio en el clavo: ante tantos asesores frustrados del presidente, y contrariamente a las propuestas abstractas pero sobre irrepresentativas que llegan al Palacio Miraflores, “; la formulación teórica de Ceresole tiene una traducción, se manifiesta en las calles vestidas de boinas rojas y patriotas bandas vociferantes dispuestas a imponer la dictadura de la mayoría”. La Venezuela del comandante Chávez presenta dos opciones. Entre ellas, “; con sus correspondientes matices y variantes; hay toda una ofensiva y contraofensiva, una pugna de intereses que se pone de manifiesto en el señalamiento de Ceresole, según el cual existe un lobbie (sic) del capitalismo internacional incrustado en el dominio del alto gobierno” (12). Es cierto. Mi propuesta para Venezuela es representativa en lo civil y en lo militar. En todo momento estuvo respaldada no sólo en la calle, por los “boinas rojas” (distintivo de las unidades de paracaidistas: una versión “militarizada” de los “descamisados” argentinos) del chavismo. También fue asumida como propia en cuarteles y organizaciones populares de base, a todo lo largo y ancho del país. Esa demostrada y aún demostrable representatividad de mi pensamiento, a escala nacional, y no mi humilde persona, fue lo que provocó el pánico y la histeria del establishment, instalado tanto dentro como fuera del gobierno.
Ello fue acertadamente expresado en una columna de opinión de El Universal, titulada “La conversión” (se refiere naturalmente a la “conversión” ideológica que, según el articulista, está experimentando el Presidente), quien “; viene de una cosmovisión demasiado primitiva y porque necesita alcanzar otra demasiado avanzada. Porque viene de esa mezcla confusa y atávica de fascismo y moral medieval, que se sintetiza en un nombre: Ceresole; (sin embargo) el verdadero problema es lograr que la conversión se produzca en la masa de gente que lo acompaña, en el conjunto de cuadros y dirigentes que han asumido conscientemente la posibilidad de un proceso revolucionario. Para ellos, el choque entre la inevitable economía de mercado y el deseo de redención social, entre el inexorable capitalismo y la revolución que creen estar adelantando, será muy difícil de asimilar” (13).
La “cuestión judía” y el Estado de Israel
La cuestión judía, en su doble e inseparable dimensión (la que representa la comunidad judía residente en Venezuela y los intereses específicos del Estado de Israel en la región) tuvo y tiene una influencia particularmente importante en esta crisis, debido a cuestiones que no tienen nada que ver con Venezuela. La primera agresión contra mi persona, a nivel público, la produjo el periodista Jorge Olavarría el domingo 21 de febrero. Allí ese señor, entre despectivo y arrogante, me acusa de “antisemita” – con un desconocimiento absoluto sobre mis libros – y de ser, al mismo tiempo, el mentor del presidente (14). Una oportunidad única ¡Un “antisemita” influye sobre el presidente!
Por supuesto que no soy ni “antisemita” ni “neonazi”. Recientemente una revista “seria”, la pretendida versión en lengua española de Foreign Affairs, (Política Exterior, Madrid, noviembre-diciembre de 1999, p.32, Vol.XIII, Nº 72) me definió como “montonero”, la “ultraizquierda del peronismo en el años setenta”) (15).
Soy, eso sí, un crítico del Estado de Israel y de las organizaciones judías internacionales, a las cuales dediqué mis últimos libros. Me considero parte de un nuevo revisionismo que tiene por objeto demostrar :
1) que una parte importante del relato canónico de la deportación y de la muerte de los judíos bajo el sistema nazi ha sido arreglada en forma de mito.
2) que dicho mito es utilizado hoy en día para preservar la existencia de una empresa colonial: la desposesión por Israel de la Palestina árabe.
3) que la existencia de tal empresa política (un poder concretado por un ejército, varias policías, cárceles, torturas, asesinatos, etc.) busca consolidarse por una serie de manipulaciones ideológicas en el seno del poder hegemónico de los Estados Unidos, que procura por cualquier medio hacerse aceptar como amo del mundo, mediante el terror generalizado y además mediante prácticas disuasivas y persuasivas.
Es así cómo los revisionistas se van convirtiendo, a pesar suyo en ciertos casos, en un elemento de importancia creciente, en la deconstrucción de las ideologías que sostienen estas empresas hegemónicas.
Entre todos los sentidos que se le ha dado a la palabra “revisionista”, se trata de señalar principalmente el que distingue a los historiadores y científicos sociales que consideran comprobado el hecho de que no hubo — en ningún caso — (en los campos de concentración alemanes de la época del Tercer Reich, incluido el territorio no alemán administrado militarmente por Alemania) uso de gases homicidas que supuestamente se operaban en recintos llamados “Cámaras”. Junto con muchos otros expertos, químicos, por ejemplo, el revisionista considera, en consecuencia, que no existe cifra definitivamente establecida para evaluar las pérdidas humanas en las comunidades judías durante la segunda guerra mundial pero que, en todo caso, la de seis millones de personas es absolutamente desmesurada. No existe ningún documento ni resto físico o químico que demuestre la existencia de las “fábricas de la muerte” que muestran las películas de Hollywood, bien a partir de novelas, o bien a partir de “memorias” de testigos indirectos. El análisis revisionista ha demostrado hasta la saciedad que esas “memorias”, que pretenden reemplazar a documentos inexistentes (como por ejemplo órdenes de exterminio [oficiales o extraoficiales], presupuestos económicos para construir “fábricas de muerte”, diseños o representaciones creíbles del “arma del crimen”, procedimientos administrativos para ejecutar tan vasto y único crimen, etc. etc.), o bien están basadas en hechos falsos, o bien en testigos directos de dudosa credibilidad. Es imposible, además, reconstruir los hechos históricos a partir de la pura “memoria”. Por otra parte sabemos con absoluta precisión de dónde (de qué “campos”, exactamente), y qué factores provocaron la muerte de personas que muestran ciertas fotografías que se exponen como “pruebas” en el mundo entero desde finales de la segunda guerra. Es por eso que los revisionistas tienen una buena noticia que darle al mundo: la maldad humana absoluta (como p.e. el “jabón judío” presentado como “prueba” por los soviéticos en esa aberración jurídica que fue el Tribunal Militar Internacional de Nuremberg), inventada para definir una etapa de la historia de Europa, y en especial de Alemania, definitivamente no existe; la historia real humana no es un duelo entre ángeles y demonios (16).
Los revisionistas reclaman la aplicación de los métodos de rutina en historia para estudiar los acontecimientos que condujeron al origen y al fin de la segunda guerra mundial, porque constituyen el fundamento común de la historia de nuestro tiempo. El revisionismo no es político y no tiene línea politica. El revisionismo es lo común y corriente para cualquier historiador serio. Es lo que distingue la historia del dogma religioso. En un dogma, la verdad ha sido establecida y autentificada de una vez por todas. No hay lugar para la duda. La mente humana anhela las certidumbres y puede encontrar consuelo y amparo en unos dogmas establecidos — en el “mundo antiguo” — desde mucho antes de la aparición de los primeros síntomas del llamado “monoteísmo”.
La historia en cambio es una tentativa para comprender el pasado desde el punto de vista del presente. Queremos conocer y comprender, con nuestras palabras propias, lo que sucedió hace veinte, cincuenta, quinientos años. Lo que nuestros antecesores hayan entendido no es más que un elemento del cuadro que nos interesa. Pensamos que debemos revisar el juicio de aquéllos a la luz de nuestro propio modo de pensar y con el aporte de los documentos de los que disponemos, y que posiblemente consideremos con un enfoque diferente. Nuestra comprensión forma parte de un caudal que no termina de modificarse. Esto vale para la forma en que consideramos a Atila o a Julio César, vale también en lo tocante al Renacimiento italiano o a la Revolución francesa. A la colonización española de América, Meridional y Septentrional, y a la Inquisición. Es inevitable que un día ocurra lo mismo para lo relativo a la segunda guerra mundial y a los inmensos sufrimientos que provocó en nuestro pequeño universo europeo.
Nunca antes en mi vida había percibido el “problema judío” hasta el momento que descubrí, empíricamente, que los llamados “atentados terroristas de Buenos Aires” (1992 y 1994, a cuyo estudio dediqué cuatro libros (17)) correspondían a una crisis interna del Estado de Israel y no a la acción de un supuesto “terrorismo islámico”. Fue en ese momento, a partir de 1995, que “los judíos” irrumpen en mi vida. “;Los descubría de pronto no tales como los había conocido hasta entonces, es decir como individuos distintos unos de otros, sino como elementos imposibles de desprenderse unos de otros, un grupo unido por el odio, y para usar el término que prefieren, la “cólera”. Frenéticos, echando espuma por la boca, en tono que combinaba el gemido y la amenaza, me venían a gritar que mis trabajos los erizaban, que mis conclusiones eran falsas y que tenía que rendir pleitesía a su propia concepción de la historia; Los responsables de estas asociaciones me tratan a menudo de “nazi”, cosa que no soy. Más bien, soy, en mi relación con ellas, un “palestino”, tratado como tal e inclinado a creer que los judíos en la diáspora tratan a los que les caen mal como lo hace el Estado de Israel, ante ojos del mundo entero, a los palestinos en Palestina. Si se quiere mis escritos son las piedras de mi Intifada. Y francamente no descubro diferencia esencial entre la conducta de los responsables sionistas en Tel Aviv o Jerusalén y la de los responsables judíos de París o Nueva York [Buenos Aires, Caracas, y la totalidad del “mundo occidental”, NC]: la misma dureza, el mismo espíritu de conquista y de dominación, los mismos privilegios, sobre un fondo incesante de chantaje” (Robert Faurisson, Écrits Révisionistes (1974-1998), Vol 1, Introduction).
Hacia fines de febrero de 1999, el ministro de relaciones exteriores de Venezuela, José Vicente Rangel, me “acusó” de ser un “negador” del “Holocausto” (es decir: un “negacionista”, que es el término con que los judíos designan a los revisionistas). Atacó mis declaraciones a las que definió de asquerosas y repugnantes, y yo le respondí, en su momento, intempestivamente, que él era un estúpido. Aunque en La Falsificación de la Realidad (op.cit.) ya hice un esbozo general de mi pensamiento, dejaré para un próximo libro una respuesta más acabada (18). Por el momento reproduciré, ante tamaña ignorancia de un tema capital de nuestra época, las opiniones de mi amigo, el sociólogo francés Serge Thion: “El revisionismo Histórico, que ha ganado todas las batallas intelectuales desde hace veinticinco años, cada día va perdiendo la batalla ideológica. El revisionismo choca con lo irracional, contra un pensamiento cuasi religioso, la negativa a tomar en cuenta lo que proceda de un polo no judío; estamos en presencia de una especie de teología laica de la cual Elie Wiesel es el gran sacerdote internacional consagrado por la atribución del premio Nobel”.
El día 1 de diciembre de 1999, es decir a sólo 14 días de la histórica elección estratégica que realizó el pueblo de Venezuela, un jefe religioso judío, Pynchas Brener, rabino principal de la Unión Israelita de la comunidad judía residente en Venezuela, utilizando un lenguaje militar al mejor estilo de Josué, escribió una nota de opinión en “El Nacional”, titulada “El rey está desnudo”. Nadie que haya leído esa nota pudo dejar de percibir ; porque ése fue el objetivo del autor ; que el “rey desnudo” es el presidente Hugo Chávez. A quien el bueno de Brener — un “profeta del odio” sionista — le dedica explícitamente el último largo párrafo del escrito. En lo personal hacía muchos años que no había leído nada que destilara tanto odio: el “religioso” judío Brener toma parte activa en la política de los “nativos” y compara al comandante Chávez nada menos que con Hitler y con Stalin; plomo del supergrueso vomita Brener, exige sangre como Josué. Pero de acuerdo con Esdras, esa sangre será la de “los otros”, la de los “nativos” y no la de los “elegidos”:
“Líderes carismáticos, pero pasajeros, tiranos de turno bajo el manto de un interés profundo por el trabajador y las clases desposeídas, tal como lo hicieran Hitler y Stalin, con demagogia, siguiendo las enseñanzas de Goebels (sic), tergiversan la realidad, abusando de palabras como igualdad y oportunidad, cuando lo que siembran es el desequilibrio, la incertidumbre y la pobreza. Se nos quiere convencer de la propiedad y de la justicia del líder. El temor y la cobardía, la protección del hogar obliga a muchas personas a no disentir, incluso hasta apoyar. Pero tarde o temprano llega alguien que abre los ojos de la comunidad, y señala que ese líder carece de un designio claro para el crecimiento y avance de la sociedad. Sus promesas de un futuro mejor son sólo parte de una demagogia que, tarde o temprano, quedará al descubierto, de darse cuenta la sociedad que el rey estaba desnudo” (Fuente: http://www.el-nacional.com/eln011299/pa6s3.htm).
Hay un odio de clase pero sobre todo un odio racial, o genético, en este texto: los “índígenas” (bíblicos, del Antiguo Testamento) chavistas, cobardes, pobres y de piel oscura, serán despertados por un nuevo mesías blanco, rico, neoliberal e iluminado.
Dado que el judío-polaco Pynchas Brener es el rabino principal ; la máxima autoridad religiosa y moral; de la comunidad judía residente en Venezuela, su opinión, por lógica, no es personal sino colectiva. La interpretación correcta del texto es ; entonces ; que toda esa comunidad señala al presidente Chávez como la reencarnación del “mal absoluto” (Hitler y Stalin), y al pueblo venezolano como cómplice (del mal) y cobarde (ante su propia malvada creación). Se debe suponer, asimismo, que tal concepto es también representativo de los “judíos por elección”, como es el caso de José Vicente Rangel, quien hace unos pocos meses dijo: “Mi conducta en la vida se inspira en la epopeya del pueblo judío. Así he criado a mis hijos y a mis nietos. Es una epopeya que inspira la lucha por la vida, por la dignidad del ser humano” (Fuente: Congreso Judío Latinoamericano, Boletín OJI, Nº668, mayo de 1999, E-mail: [email protected]).
Un analista judío residente en Venezuela, Sammy Eppel, me definió como “; practicante de una de las disciplinas más despreciables del género humano, el Revisionismo Histórico;” (19). En el mismo sentido se expidió desde Nueva York Abraham Foxman, Director de la poderosa Liga Antidifamatoria (ADL): “Comentarios como el formulado por el señor Ceresole son característicos del movimiento de propaganda antisemita del revisionismo del Holocausto;” (Carta de la ADL al presidente Chávez, publicada en El Universal, el 6 de mayo de 1999).
Para las organizaciones judías los revisionistas somos Untermenschen, sub-hombres a los que no se les puede dar existencia: “No podemos debatir con esos sujetos;, no podemos darnos el lujo de darles existencia. Cuando (en Francia) en Abate Pierre (en relación con el juicio contra Roger Garaudy) propuso que se organizara un debate entre historiadores para discutir las tesis negacionistas yo me opuse terminantemente, porque es inaceptable que estos señores puedan asistir a un debate en la radio o la televisión para justificar todas las atrocidades y absurdos que promueven. El día que sean tenidos en cuenta para un debate, habrán ganado la partida, y su “pensamiento” empezará a ser considerado como una escuela” (20).
La cuestión judía en Hispanoamérica (en la doble dimensión antes señalada) tiene una larga historia que no es posible analizar en este trabajo (21). Esa historia comienza con la Expulsión española de 1492. Pero desde la fundación del Estado de Israel en 1948, esa presencia judía – ya a nivel estatal – se especializa en cuestiones de seguridad. Es posible afirmar, sin ningún margen de error, que no existió ningún proceso insurreccional en Hispanoamérica, en las últimas décadas, que no haya tenido su contracara contrainsurreccional apoyada, siempre y en todos lo casos, por “asesores israelíes” y por armamento israelí. Sobre este tema existe una abundante documentación que yo utilizo en otro de mis libros recientes.
Esa historia, mitad contrainsurreccional y mitad negocios armamentísticos, tiene una expresión puntual en Venezuela y Colombia en estos momentos. En Colombia es público que la apoyatura contrainsurreccional de los llamados “paramilitares” – esos asesinos de poblaciones civiles sospechosas de apoyar a la guerrilla – son los “asesores israelíes”. Se trata de un hecho de enorme implicancia para la política interior venezolana (el jefe de esa banda amenazó, desde Colombia, con perseguir hasta Caracas a los guerrilleros de las FARC y del ELN, al mismo tiempo que el jefe del Comando Sur del ejército de los EUA pedía al ejército venezolano “estrechar el cerco” sobre los irregulares colombianos).
Simultáneamente las fuerzas armadas venezolanas estaban negociando con una empresa israelí la compra, nada menos, que de ¡misiles antimisiles! ¡Un país con el 86% de pobreza y ubicado fuera de cualquier zona de conflicto de alta intensidad estaba negociando comprar una tecnología propia de la guerra de las galaxias!
Como ocurre en todos los casos, inexorablemente, la comunidad judía residente en Venezuela vino rápidamente en auxilio del Estado judío. Mientras el presidente Chávez – con absoluta cordura – se declaraba neutral respecto de la guerra civil del país hermano y asumía la realidad tal cual es (que hay dos partes beligerantes en Colombia), la comunidad judía lo atacaba asociándolo conmigo, con mi “antisemitismo”. Sin mencionar, naturalmente, la escandalosa apoyatura israelí a los “paramilitares” colombianos. Todos los dirigentes judíos residentes en Venezuela corrieron rápidamente en auxilio de la estrategia norteamericano-israelí orientada a internacionalizar el conflicto colombiano, a partir del reforzamiento, como parte beligerante, de las bandas paramilitares del señor Castaño, quien prometió asesinar al mismo presidente de Venezuela.
Madrid, diciembre de 1999.
NOTAS
2. Este trabajo – desde el Capítulo 1 hasta el 3 -, fue editado inicialmente bajo la forma de folleto y discutido en Caracas – entre enero y febrero de 1999 – con numerosos grupos de militares y civiles venezolanos del entorno del Presidente. Existe asimismo un vídeo y un audio donde se desarrollan las tesis contenidas en el ensayo. En el Capítulo 3 sintetizamos el contenido de esos reportajes. Durante el año de 1999 distintas versiones de este trabajo fueron puestas en Internet. Actualmente existen al menos cuatro direcciones en las que se lo puede consultar:
www.analitica.com (Venezuela);
www.eud.com (Venezuela);
www.islam-shia.org (España) y
www.abbc.com/aaargh/espa/ceres (Francia).
Ese folleto, asombrosamente, y a pesar de ser un borrador muy poco elaborado, es señalado hasta el día de hoy, por la casi totalidad de los analistas venezolanos y extranjeros, como el núcleo duro ideológico que informa al conjunto del proyecto chavista, nueva constitución incluída.
Fausto Maso, Ceresole pone el dedo en la llaga, El Nacional, sábado 6 de marzo de 1999.
Reportaje a Manuel Quijada en El Universal (Unidos pueblo y milicia), del domingo 7 de marzo de 1999.
Enrique Salas Römer, jefe de la oposición “Proyecto Venezuela”, en Caos y algo más, El Universal, 23 de marzo de 1999.
José Rodríguez Iturbe, El golpe por cuotas, www.analítica.com (3-5-99).
Fui declarado “culpable” por los medios venezolanos incluso por sucesos de cuya existencia me enteré por la prensa europea, a miles de kilómetros de Caracas, como por ejemplo las dos extrañas cartas que, supuestamente, el presidente Chávez habría enviado, una a Carlos “El Chacal”, y la otra a la Suprema Corte de Justicia. Carlos Raúl Hernández, quien escribe una columna en El Universal (el 19-04-99) titulada Elogio de la demencia, sostiene, sin prueba alguna, que en la carta enviada a la Suprema Corte, “… se reconoce la mano orate de Norberto Ceresole, a quien si juzgamos por las cosas dichas y hechas, pertenece a una especie de insólito y novedoso cruce de bandolerismo intelectual y demencia pura y simple. Desde hace mucho tiempo no veía a nadie que pudiera estar incurso en todas las aberraciones imaginables al mismo tiempo…”. Decenas de artículos escritos con este tono fueron publicados por la prensa venezolana a propósito de las famosas dos cartas presidenciales, sobre cuya redacción yo había sido totalmente ajeno.
Rafael Poleo, El Nuevo País, 2 de marzo de 1999. “La conmoción producida en el ambiente político por la agresiva presencia de Norberto Ceresole es perfectamente justificada y su naturaleza impone tratarla con extrema seriedad institucional. Tal como se le describe;, Ceresole es un agente revolucionario fundamentalista de primera magnitud, con importancia internacional, que ha tenido influencia determinante en la orientación del movimiento chavista”.
Antonio Cova Maduro, Ceresole super star, El Universal, 10 de marzo de 1999: “Ni Joan Manuel Serrat, viejo ídolo de los venezolanos; ha levantado tanto polvo como la estadía;de Norberto Ceresole;”. “Desde que anda por Venezuela, mis pesadillas tienen todas su cara”, Patricia Poleo, ENP, 3 de marzo de 1999.
Muy pronto comenzaron las agresiones instrumentadas contra mi persona. En forma aparentemente ingenua, el suplemento Siete Días de El Nacional del domingo 28 de febrero de 1999, en un reportaje de tres páginas de extensión, nada menos, pone en mis labios la siguiente frase que oficia de titular: “Yo diseñé al personaje Hugo Chávez y luego me lo encontré en la calle”. Por supuesto que nunca dije semejante estupidez. Los periodistas, simplemente, ejerciendo la libertad de empresa, cambiaron “un poco” el sentido de mis declaraciones originales, que tenían un significado muy diferente. Lo que reivindiqué en ese reportaje, y en otros, fueron mis trabajos intelectuales de los últimos 35 años, orientados a la elaboración de un modelo político (fundamentado en una alianza entre el ejército y el pueblo) y no a la “creación” de una persona, que es la que representa a ese modelo hoy en Venezuela. Una pequeña diferencia orientada a fabricar un abismo de desconfianza hacia un “argentino prepotente y agresivo, neonazi y montonero”. Influenciado por esta campaña, el entonces ministro del Interior y actual presidente de la Asamblea Nacional Constituyente, mi amigo Luis Miquilena, ejerciendo la “falsa astucia”, me convenció para que me marchara del país, ya que mi presencia en Venezuela “…estaba siendo utilizada por la oposición para desprestigiar al presidente Hugo Chávez y atribuirle un carácter dictatorial al gobierno” (El Nacional, 6-3-99). A pesar de todo, el gobierno de Hugo Chávez, desde mi partida de Venezuela (5-3-99), hasta el día de hoy, finales de diciembre de 1999, no hizo más que poner en práctica lo que la oposición ha denominado la “agenda secreta”, o el “plan Ceresole”.
Argelia Ríos, Originaria moribunda, El Universal, 21 de marzo de 1999.
Roberto Giusti, ¿Y quién es él?, El Universal, 2 de marzo de 1999.
Emeterio Gómez, La conversión, El Universal, 24 de mayo de 1999.
Jorge Olavarría, El caudillo del reino de la mediocridad, en El Nacional, Siete Días, 21 de febrero de 1999. Jorge Olavarría, en esos días, había sido expulsado del entorno del presidente, por ser el alcahuete de la oposición.
En cambio para Der Spiegel (Nº 39, 27 de septiembre de 1999) soy otra cosa. “Verdächtig waren auch manche der Autorennamen, mit denen Chávez jahrelang in seinen zitatenreichen Stegreifreden um sich warf: Nietzsche und Clausewitz kamen darin oft vor, aber auch der “Kronjurist” des Dritten Reiches Carl Schmitt und der ebenfalls nicht unumstrittene Geopolitik-Apostel Karl Haushofer. Woher stammt diese deutsche Ader bei einem jungen südamerikanischen Offizier? Offenkundig von einem obskuren politischen Schriftsteller aus Argentinien, der sich selbst als “Entdecker” von Chávez bezeichnet: Norberto Ceresole ist der Verfasser der Schrift “Caudillo, Armee, Volk ­ ein postdemokratisches Modell für Venezuela”. Darin ergeht sich der Autor in verwickelten antiimperialistischen Theorien, die eindeutig faschistische Züge tragen. Zu den Vorbildern, auf die Ceresole sich beruft, gehört der Franzose Robert Faurisson ein gerichtsnotorischer “Negationist”, also Holocaust-Leugner” (“Sospechosos eran también algunos nombres de autores que Chávez usaba durante años a diestro y siniestro en sus discursos improvisados y plagados de citas: los nombres que citaba a menudo eran Nietzsche, Clausewitz y el “jurista emblemático” del Tercer Reich Carl Schmitt, así como al controvertido apóstol geopolítico Karl Haushofer ¿De dónde saca un joven oficial sudamericano estas preferencias por lo alemán? Evidentemente de un oscuro escritor político argentino, quien se autodenomina el “descubridor” de Chávez: Norberto Ceresole, autor del ensayo “Caudillo, ejército, pueblo – un modelo postdemocrático para Venezuela”. En este ensayo el autor expone teorías antiimperialistas muy complicadas que muestran claramente rasgos fascistas. Entre los ejemplos a los que se refiere Ceresole está el francés Robert Faurisson, un “negacionista” notorio, es decir alguien que niega el holocausto”). Opiniones similares pueden encontrarse en varias notas sobre Venezuela de distintas ediciones de los parisinos Le Monde y Liberation.
16. Esta visión genérica de la historia tiene — debe tener — su versión “microscópica”. Los estudios recientes, por ejemplo, sobre Buchenwald, no sólo demuestran la inexistencia de “cámaras de gas” en ese campo, demuestran sobre todo que los asesinatos cometidos en él hasta 1945 fueron realizados por la organización clandestina del campo, dominada por el partido comunista alemán. Ni ángeles ni demonios: conflictos humanos. Ver: Mark Weber, Buchenwald: légende et réalité, en Akribeia, Nº4, Lyon, marzo de 1999. Se encontrarán revisionistas de las más variadas opiniones políticas. Pero les une el ser víctimas de una persecución física, intelectual, judicial, coordinada por gentes que están involucradas en el apoyo a Israel y a la defensa de los privilegios políticos, financieros y militares que Israel saca de una visión parcial y parcializada de los acontecimientos de la segunda guerra mundial, esa misma que los revisionistas consideran errónea y abusiva. Por lo cual todos los que han padecido estos ataques furibundos han experimentado un sentimiento de solidaridad que va más allá de sus opciones políticas personales, sumamente diversas. Los que controlan la ortodoxia en los medias, los quieren demonizar: a un grado similar de generalización llega la solidaridad de los revisionistas. Estamos de acuerdo en afirmar que los hechos son lo más importante y que deben avalarse con los métodos convencionales que se suelen manejar en las diversas ramas del saber histórico. La posterior interpretación de los hechos es un asunto puramente personal y no tiene nada que ver con el revisionismo en sí. A los revisionistas como tales no les interesan las cuestiones de raza y racismo, como supone cierta propaganda inventiva, ni les importan los tabúes que pueda decretar tal o cual grupo de interés; no observan ninguna regla política, y no aceptan bajo ningún pretexto que una verdad cualquiera deba someterse a la censura de un poder político cualquiera o de una Razón de Estado cualquiera.
Ellos son: Terrorismo fundamentalista judío, editado primero en Buenos Aires ( CEAM, 1996) y posteriormente en Madrid (Libertarias, 1996), El nacional-judaísmo (Madrid, Libertarias, 1997), La falsificación de la realidad (Madrid, Libertarias, 1998, y “Tercera Posición”, Buenos Aires, 1999) y La conquista del imperio americano, Al-Ándalus, Madrid, 1998.
El núcleo de mi concepción de la historia, en especial de la historia de la Segunda Guerra Mundial, está en los textos (y no necesariamente en las interpretaciones de cada autor) que integran la página de Internet ya citada: http://aaargh-international.org . Ella se elabora en París pero se edita en Chicago, Illinois. Esa página tiene un sección principal en idioma francés, y otras secciones en inglés, alemán, italiano, español e indonesio. Recomiendo especialmente la sección francesa porque en ella están expuestos la casi totalidad de los escritos de Robert Faurisson (posteriormente recopilados en papel, en cuatro volúmenes [más de dos mil páginas en total], titulado Escritos Revisionistas), que son absolutamente decisivos para comprender el mito del llamado “Holocausto”. En la misma sección francesa están también los escritos de Paul Rassinier, en especial sus dos libros clásicos: La mentira de Ulises y Los responsables de la segunda guerra mundial. Muchos otros trabajos de gran relevancia pueden asimismo encontrarse en esta página, como los peritajes químicos realizados en Auschwitz por Fred Leuchner y Germar Rudolf, o las investigaciones del historiador italiano Carlo Mattogno en los ahora abiertos archivos de Moscú, o lo que podríamos llamar la evolución de la “teoría del rumor”. En la sección en idioma español puede leerse el famoso libro de quien fuera secretario general adjunto y filósofo oficial del Partido Comunista Francés durante los primeros 34 años de la última postguerra, mi amigo y prologista Roger Garaudy: Los mitos fundacionales de la política israelí (este libro ha sido traducido del francés a casi todos los idiomas vivos hoy en uso en el planeta Tierra). Y las excelentes investigaciones del español Enrique Aynat: Consideraciones sobre la deportación de judíos de Francia y Bélgica al este de Europa en 1942, y Los informes de la resistencia polaca sobre las cámaras de gas de Auschwitz (1941-1944). [Como ya hemos dicho, allí puede consultarse el Archivo Norberto Ceresole (www.abbc.com/aaargh/espa/ceres)]. Esta página, en definitiva, ofrece tanta información sobre esta cuestión capital de la historia contemporánea, que la sola transcripción, según las reglas académicas normales, de los títulos, autores y fechas de edición de cada uno de los trabajos allí ubicados, llevaría más páginas en papel que el total de folios del presente libro.
Sammy Eppel, Venezuela y el holocausto, www.analitica.como (1.05.99).
Pierre Vidal-Naquet, Entrevista, La Nación Line, Buenos Aires, 23.08.98. Como vemos no se trata de ver donde está la verdad histórica, sino de saber quien conduce la historiografía oficial en Occidente. Para la “justicia” alemana actual, el Holocausto es offenkundig (un hecho “notorio y público” que no necesita ser demostrado). En este punto debemos darle la razón a Ian J.Kagedan, director de relaciones gubernamentales de la B´nai B´rith de Canadá: “El recuerdo del Holocausto es el elemento principal del Nuevo Orden Mundial” (Toronto Star, 26.11.1991). Por lo tanto, disidente es todo aquel que, o bien mitiga la relevancia del Holocausto (Verharmlosung) o quien niega su realidad (Leugnung).
Un aporte a la teoría del rumor como base de una cierta construcción historiográfica (ver Revista Akribeia, Nº1, Lyon, octubre de 1997: Histoire, rumeurs, légendes). Durante años, por ejemplo, se ha alimentado el mito de la argentina nazi-peronista, afirmando que los “criminales de guerra” nazis llegaban en masa a ese país, en la inmediata posguerra, desembarcando con sus tesoros, incluso de temibles submarinos, robados a los judíos. Este año de 1999 finalizó la primera investigación seria sobre esta falsa imagen construida contra la Argentina. Una comisión oficial dirigida por judíos argentinos y norteamericanos, la Comisión para el Esclarecimiento de las Actividades del Nazismo en la Argentina (CEANA) entregó su informe final en septiembre de este año a los más altos dirigentes del lobby norteamericano en Nueva York: los criminales de guerra que obtuvieron refugio en la Argentina en la posguerra fueron… ¡180! (ciento ochenta personas), la mayoría de ellos francesas, belgas y croatas, casi ningún alemán. “Desafiando el mito, la CEANA, en un capítulo redactado por el historiador norteamericano Robert Potash, llegó a la conclusión de que ninguno de los científicos reclutados por el general Perón para su ambicioso proyecto de Industrias Militares puede ser identificado bajo la categoría de criminal del guerra” (www.clarin.com.ar, 25-09-99).