65 páginas
M.A.C. Ediciones
Biblioteca de Textos Revisionistas
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Holocausto Judío = Cámaras de Gas
¿El Fin de un Mito?
Fred Leuchter es el ingeniero jefe de la prestigiosa firma “Fred Leuchter Associates”, en Maiden, Massachusetts (Estados Unidos). Es esta la más prestigiosa firma en el mundo, especializada en la construcción de cámaras de gas para ejecutar condenados a muerte. Contra Ernst Zündel, de Canadá, se inició un proceso por difamación, por el hecho de haber negado el Holocausto y la existencia de cámaras de gas. Para su defensa contrató a la importante firma Leuchter, quien, dirigida por su ingeniero jefe, se trasladó a Polonia, para hacer un exhaustivo estudio en los pretendidos campos de exterminio nazi de Auschwitz, Birkenau y Majdanek. La conclusión fue definitiva y absoluta: “jamás existieron allí cámaras de gas para el asesinato de seres humanos”.
Tras leer este informe, el distinguido historiador británico David Irving, lo ha calificado de documento “definitivo y apabullante”. “Un documento sobre el holocausto que los historiadores no podrían ignorar sin poner en peligro su reputación de objetividad y academicismo”.
Prólogo
Contrariamente a la historiografía, la química es una ciencia exacta. Historiadores pasados de moda de la historia actual la conformaron hasta ahora, generalmente con inacabables y aprendidos debates sobre significados e interpretaciones. Los más perezosos entre ellos se empeñaron en desarrollar un oscuro arte de leer entre líneas. Todo esto servía para sustituir el fatigoso y esclarecedor trabajo de estudiar documentos, en los archivos relacionados con la Segunda Guerra Mundial. Documentos que súbitamente están a disposición en una cantidad que abochorna.
En los últimos tiempos, sin embargo, los [historiadores] más audaces entre ellos se han acercado a los instrumentos de la ciencia jurídica criminalista. Utilizando medios auxiliares como el análisis del carbono, los residuos de color de los gases y simples tests de antigüedad de la tinta aportaron algo de luz sobre los difusos acontecimientos de la historia contemporánea, rompiendo así no raras veces con algunos mitos del siglo XX.
A veces la opinión pública aprueba tales resultados. A menudo, por supuesto no. Especial ejemplo de un resultado impopular, en relación con los análisis jurídico-criminalistas, es el del sudario de Cristo en Turín. Quizás no se trata de un fraude intencionado, pero en modo alguno se aproximaba su antigüedad a lo que los sacerdotes aseguraban a miles de crédulos turistas.
No se puede pensar que la opinión pública mundial ahora ya está dispuesta a aceptar una desapasionada y profesional investigación química de las muestras de las piedras y del suelo del campo de concentración de Auschwitz.
Sin embargo, el Informe Leuchter tiene como cometido este hecho.
A nadie le gusta ser engañado, especialmente cuando están en juego grandes cantidades de dinero. El Estado de Israel ha recibido de la República Federal Alemana, a partir de 1949. más de 90.000 millones de marcos alemanes (algo así como 56.000 millones de dólares USA) en forma de pagos de reparación “voluntaria”. Esencialmente se trata de pagos de indemnizaciones por las cámaras de gas de Auschwitz.
Sólo esta circunstancia demuestra que no es fácil deshacer este mito. Cientos de millones de hombres honrados e inteligentes han sido engañados postbélicamente mediante una campaña fuertemente financiada y brillantemente efectuada.
Se trataba hasta hoy de la continuación de un plan ya elaborado anteriormente en el año 1942 por el P.W. E. (Psychological Warfare Exccutive = Servicio para la Dirección Psicológica de la Guerra). Ya entonces debía difundirse en todos los países participantes en la guerra la tesis de que el Gobierno del III Reich mataba en cámaras de gas a millones de judíos y de otros indeseables grupos étnicos.
En agosto de 1943 el Jefe del P. W. E. informaba en un escrito confidencial al gabinete inglés que. a pesar de todas las historias publicadas sobre el empleo de gases mortales, no existía el más mínimo punto de apoyo sobre la existencia de tales instalaciones. El advertía en su circular que las fuentes judías a este respecto eran especialmente sospechosas.
En mi calidad de historiador tuve oportunidad de utilizar laboratorios para la identificación de documentos falsificados e investigar la autenticidad de ciertos documentos. Al final de los años sesenta pude poner en evidencia ciertos diarios del vicealmirante Canaris, que me habían sido ofrecidos a mí y también a los editores William Collins Ltd. Resultó que la tinta utilizada para las firmas de estos diarios no existía todavía en la época de la Segunda Guerra Mundial. Fui también quien descubrió como falsificación los “Diarios de Hiller” de la revista “Stern” en el curso de una conferencia de prensa internacional celebrada en abril de 1983 en Hamburgo.
A pesar de todo ello, he de confesar que nunca se me hubiera ocurrido poner en duda los hechos de Auschwitz y sus cámaras de gas (el más sagrado relicario de la religión del siglo XX) ni someter a unas pruebas químicas sus muros y su suelo para ver si descubría en ellos vestigios de Cyanid.
Los resultados esenciales del Informe Leuchter son los siguientes: en las pruebas sobre piedras de los edificios de despioje, donde se utilizaba el mortal Zyklon-B para la desinfección de vestimenta, los laboratorios encontraron considerables restos de Cyanid. Pero en las llamadas internacionalmente “cámaras de gas” por los “expertos del holocausto”, no se detectó ningún resto valorable.
Además el experto en cámaras de gas [Ing. Fred A. Leuchter) explica claramente que dichos edificios, tanto por su forma como por su construcción, de ningún modo podían utilizarse como cámara de gas para el exterminio de seres humanos.
Cuando en Abril de 1988 tuve que declarar en el proceso contra Ernsl Zúndel como experto en historia contemporánea, hube de enfrentarme por primera vez con estos informes de laboratorio, que han sido demoledores sobre las cámaras de gas. No existe la menor duda en la exactitud de los resultados.
He de confesar que, personalmente, me habría gustado aplicar métodos más severos para el examen de los materiales sacados de los edificios y suelo de Auschwitz. Pero tengo que reconocer las enormes dificultades a las que hubo de enfrentarse la comisión en un lugar que es actualmente polaco. No es fácil sacar trozos de piedras de unas estancias vacías, a espaldas de los nuevos vigilantes de los campos. Todos los trabajos han sido documentados con tomas de video actuales. Estas imágenes las he estudiado con el máximo cuidado, y prueban, sin lugar a dudas, la exactitud de los métodos de trabajo en los que está basado el Informe [Leuchter].
Hasta el final de este trágico siglo siempre habrá historiadores, estadistas y publicistas incorregibles que crean firmemente, o no tengan otra perspectiva económica para sobrevivir que creerlo, que los nazis utilizaron cámaras de gas para matar seres humanos en Auschwitz.
Evidentemente les toca ahora a ellos, a los estudiosos inteligentes y críticos de la historia moderna, explicarme a mí porqué no encontraron restos apreciables de Cyanid precisamente en las edificaciones en las que se practicaron esos supuestos gaseamientos, mientras que en las construcciones edificadas como cámaras de desinfección de vestimentas —mundialmente conocidos por los “expertos” de Auschwitz— sí se encontraron considerables santidades de Cyanid. La química jurídico-científica. lo repito, es una ciencia exacta. El balón se encuentra ahora en el terreno contrario.
David Irving
PREFACIO
En enero de 1988, estando en Toronto, Canadá, participé en la defensa del señor Ernst Zündel, un germano-canadiense, quien fuera procesado por “difundir noticias falsas”, publicando: “¿Murieron, realmente, seis millones?”, un librito que desafiaba el punto de vista prevaleciente de que seis millones de judíos fueron asesinados por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial, mediante el uso de cámaras de gas, utilizando cianuro (gas Zyklon-B).
Ernst Zündel fue procesado, anteriormente, por el mismo asunto en 1985. El juicio duró siete meses y terminó con una sentencia y una condena de 15 meses de prisión. En enero de 1987, la Corte de Apelaciones de Ontario anuló el juicio a raíz de graves errores legales y ordenó la iniciación de un nuevo juicio. Este nuevo juicio se inició el 18 de enero de 1988 y aún sigue, al momento de escribir este informe.
Fred A. Leuchter, de 45 años de edad, es un ingeniero que vive en Boston, Massachusetts, especialista en el diseño y fabricación de equipos para ejecución, utilizados en las cárceles de Estados Unidos. Uno de sus mayores proyectos ha sido el diseño de una cámara de gas para la penitenciaría estatal de Missouri, en Jefferson City.
Mis conversaciones iniciales con Fred Leuchter tuvieron lugar en Boston el 3 y 4 de febrero de 1988. Me impresionó por sus respuestas concisas a mis preguntas y por su habilidad para explicar cada detalle del proceso de gasificación. El me confirmó la naturaleza particularmente peligrosa de una ejecución con gas de cianuro.
Las ejecuciones, con ese gas, se llevaron a cabo por primera vez en los Estados Unidos en 1924, pero hasta el día de hoy, en 1988, aún existen dificultades en la construcción de cámaras de gas para este propósito, además de problemas con las filtraciones. Por otra parte, noté que Fred Leuchter no dudaba sobre la veracidad del Holocausto.
De regreso a Canadá y después de haber informado a Ernst Zündel de mis conversaciones con Fred Leuchter, Zündel decidió solicitar a aquél un peritaje sobre las supuestas cámaras de gas en Auschwitz, Birkenau y Maidanek.
Fred A. Leuchter aceptó el encargo luego de una reunión donde además revisó fotografías de campos de concentración durante la guerra, planos de crematorios y de las supuestas cámaras de gas, documentación sobre el Zyklon-B y diapositivas tomadas de los sitios por el investigador sueco Ditlieb Felderer, en 1970.
El 25 de febrero de 1988, Fred A. Leuchter viajó a Polonia, junto con su esposa Carolyn, su dibujante, Howard Miller; el cameraman Jürgen Neumann y el traductor polaco Theodor Rudolf. Ellos regresaron el 3 de marzo, después de ocho días de permanencia en Polonia
Posteriormente, Fred Leuchter escribió un informe de 192 páginas, incluyendo los apéndices. Sus conclusiones fueron claras: La evidencia de que no hubo cámaras de gas para ejecuciones en Auschwitz, Birkenau y Majdanek fue contundente y se estableció que las supuestas cámaras de gas no podrían haber sido utilizadas para ejecuciones, ni ahora ni nunca.
El 20 y 21 de abril de 1988 participó el señor Leuchter como testigo en el juicio contra Zündel en Toronto, Canadá.
Al principio contestó las preguntas que le hizo el abogado defensor de Emst Zündel, Douglas H. Christie, asistido éste por Keltie Zubko y Bárbara Kulaszka Leuchter encaró, luego, el interrogatorio contradictorio del fiscal de la Corona, John Pearson, quien fue asistido durante todo el juicio por otro fiscal de la Corona, por un empleado judicial y por frecuentes consultas de asesores judíos que se encontraban sentados directamente detrás de él en la sala del juzgado.
El interrogatorio tuvo lugar en presencia de un juez y de un jurado de once miembros. En la sala del juzgado la atmósfera era en extremo tensa. Me tocó estar sentado al lado de numerosos expertos revisionistas, entre ellos el Dr. William Lindsey, investigador químico jefe de la Corporación Dupont hasta su retiro en 1985 Cada uno en la sala del juzgado, independiente de sus puntos de vista personales con respecto al tópico en investigación, se estremecía, así lo creo, pues participábamos en un evento histórico. El mito de las cámaras de gas se acabó.
El día anterior, el director de la penitenciaría estatal de Missouri, Bill Armóntrout, había dado testimonio explicando el procedimiento y el funcionamiento en la práctica de una cámara de gas de cianuro. Para cualquiera que escuchara atentamente le quedaría claro que fue imposible ejecutar a una sola persona de esta manera y que entonces la supuesta ejecución de centenares de miles de personas por los alemanes, utilizando Zyklon-B, seria tratar de resolver el problema de la cuadratura del circulo.
Siguiendo a Fred Leuchter dio testimonio el Dr. James Roth, Ph.D. (Cornell University), gerente de Alpha Analytical Laboratories, en Ashland, Massachusets El Dr. Roth dio un informe sobre los análisis de las muestras tomadas de las paredes, de los techos, de los pisos y de otras estructuras interiores de las supuestas cámaras de gas de Auschwitz 1 y Birkenau. Los análisis revelaron que no había vestigios de cianuro en las muestras y que en algunos casos el nivel era extremadamente bajo. La única excepción se encontró en la muestra de control número 32, tomada de las instalaciones de desinfección número 1 en Birkenau. Estos resultados fueron reproducidos en el gráfico del Apéndice 1 del Informe y expuestos al jurado por un proyector “overhead”. La diferencia en el cianuro detectado en las instalaciones de desinfección, por un lado, y en las supuestas cámaras de gas, por el otro, fue espectacular. Los niveles de cianuro extremadamente bajos que se encontraron en algunos crematorios fueron, según mi opinión, el resultado de la desinfección de los inmuebles durante la guerra.
Creo que fui el primero en señalar que todos los estudios sobre las supuestas cámaras de gas para ejecuciones alemanas, utilizando Zyklon-B, deberían comenzar con un estudio de las cámaras de gas para ejecuciones americanas Ya en 1977 empecé, con la ayuda de un amigo americano, Eugene»C. Brugger, abogado en New York City, una investigación en esta área. Durante esas investigaciones conseguí información de seis penitenciarías americanas: Saint Quentin, en California; Jefferson City, en Missouri; Santa Fe, en New México; Raleigh, en North Carolina; Baltimore, en Maryland, y Florence, en Arizona. Me vi obligado a concluir, en ese entonces, que solamente un experto en la tecnología de cámaras de gas americanas podría, finalmente, determinar si las supuestas cámaras de gas para ejecuciones alemanas estaban capacitadas para tal uso como lo describe la literatura a favor del Holocausto.
Durante los siguientes años, mis artículos sobre las cámaras de gas alemanas siempre hacían referencia a las cámaras de gas americanas. Estos artículos incluyeron “El rumor sobre Auschwitz o el problema de las cámaras de gas”, publicado el 29 de diciembre de 1978, en el diario francés Le Monde, y una extensa entrevista publicada en agosto de 1979 en la revista italiana Storia Illustrata, En septiembre de 1979 visité la cámara de gas en Baltimore, Maryland, y conseguí ocho fotografías de la cámara y documentación adicional. Luego, durante una reunión sostenida en New York City, bajo la dirección de Fritz Berg, enseñé la hoja de control del procedimiento de la cámara de gas de la penitenciaría de BaJtimore y discutí sus implicaciones. En 1980 publiqué en el primer número del recién creado Journal of Histórica! Review un artículo titulado “Los Mecanismos de la gasificación”, en el cual describí con detalles los procedimientos de las cámaras de gas en uso en los Estados Unidos. En el mismo año publiqué en Vérité historique ou vérité politique? las ocho fotografías de la cámara de gas de Baltimore. Preparé un video titulado “El problema de la cámara de gas”, en 1982, el cual empezaba con un análisis de las cámaras de gas americanas. En 1983 redacté para el Institute for Historical Review, de Los Angeles, un libro en idioma inglés sobre las controversias del Holocausto que incluyó, por vez primera, un listado de preguntas hechas a los administradores penitenciarios y sus respuestas. El libro, sin embargo, nunca fue publicado: el 4 de julio de 1984, el Día de la Independencia Americana, los archivos del Instituto fueron destruidos por un incendio. Este fuego destruyó intencionalmente la capacidad financiera del Instituto, y una cantidad de proyectos, incluido el de mi libro, fueron abandonados.
El Holocausto apareció como un asunto de enormes proporciones. Pero este “gigante”, como lo señaló el Dr. Arthur Butz en “la Estafa del Siglo Veinte” (The Hoax of the Twentieth Century), es un gigante con pies de barro Para observar los pies de barro hay que visitar solamente el Campo de Concentración de Auschwitz en.Polonia. Con las palabras del Dr, Wilhelm Stáglich: “La tesis del exterminio se mantiene o cae con la alegación de que Auschwitz fue una ‘factoría de la muerte’ “; y para mí todo el misterio de Auschwitz gira alrededor de los 65 metros cuadrados de la supuesta cámara de gas de Auschwitz 1 y de los 210 metros cuadrados de la supuesta cámara de gas de Birkenau Estos 275 metros cuadrados tendrían que haber sido sometidos a una investigación forense inmediatamente después de la guerra por parte de los Aliados, pero una investigación de esta naturaleza no se llevó a cabo ni entonces ni después En Polonia, el magistrado Jan Sehn ordenó algunas investigaciones forenses en Auschwitz, pero éstas no se hicieron en las supuestas cámaras de gas para ejecuciones.
Las investigaciones hechas por “Revisionistas” han demostrado que las supuestas cámaras de gas para ejecuciones no pudieron haber sido utilizadas para tal fin. Ditlieb Felderer publicó fotografías que muestran la precaria construcción de las aberturas de aireación y de las puertas que conducen hacia el interior de las cámaras de gas y la falta de manchas de azul de Prusia en las paredes. Yo mismo descubrí en los archivos del Museo Estatal de Auschwitz (archivos que fueron bien guardados por los oficiales comunistas) los planos de estas supuestas cámaras de gas, y mandé publicarlos en distintos libros y artículos. Estos planos fueron, también, mostrados en la primera convención del Institute for Histórica! Review, en Los Angeles, en 1979, donde estuvo presente el Sr. Zündel. En realidad, estas supuestas cámaras de gas han sido salas mortuorias o, como indicaban los planos, “Leichenhalle” (sala de muertos) para Krema I (posteriormente transformado en refugio antiaéreo) y “Leichenkeller” (sótano de morgue) para Krema I!.
No obstante, para obtener una confirmación científica completa de lo que el sentido común nos compelió a ver y de lo que el trabajo de investigación revisionista y las documentaciones han revelado, fue necesario buscar un especialista en cámaras de gas americano. Desesperadamente traté de encontrar un especialista pero, francamente, tenía pocas esperanzas de encontrar a un hombre quien no sólo fuera un experto en tecnología de cámaras de gas, sino que tuviera coraje suficiente para llevar a cabo una investigación semejante en un país comunista y de publicar los resultados en el caso que éstos confirmaran las conclusiones revisionistas. Felizmente, me equivoqué.
Fred Leuchter fue el especialista. El viajó personalmente a Polonia, condujo la investigación forense, escribió su informe y dio testimonio ante la Corte canadiense en el proceso del Sr. Zündel. Al hacerlo, entró silenciosamente en la historia.
Fred Leuchter es un hombre modesto, decidido, quien, además, habla con precisión. Sin duda, seria un excelente profesor, pues tiene el verdadero don de hacer entender a” la gente las dificultades de cualquier problema. Cuando le pregunté si él tendría temor por posibles consecuencias peligrosas, contestó: “un hecho es un hecho”. Después de haber leído el Informe Leuchter, David Irving, el famoso historiador británico, declaró el 22 de abril de 1988, durante su testimonio en Toronto, que aquello es un documento “aplastante”, el cual será esencial para todo futuro historiador que escriba sobre la Segunda Guerra Mundial.
Sin Ernst Zündel casi nada de todo lo que ha trascendido podría haber sido concebido. El sacrificó todo por la búsqueda de la exactitud histórica, viviendo bajo condiciones difíciles, enfrentando enemigos influyentes y poderosos. Las presiones pesan sobre él, permanentemente, siendo éstas de lo más inesperadas y, a menudo, arteras. Pero él posee una personalidad fuerte y un carisma especial, sabe cómo analizar cualquier situación dada, cómo evaluar las relaciones de fuerzas y cómo revertir la adversidad en ventaja. Es capaz de atraer y movilizar personas de elevadisima competencia desde todos los rincones del mundo. En suma, es un hombre que cala profundo, un genio que combina el sentido común con una aguda comprensión de la gente.
El podría ir, una vez más, a la prisión por sus investigaciones y sus convicciones o podría ser amenazado con la deportación. Todo esto es posible. Cualquier cosa puede ocurrir cuando existe una crisis intelectual y un realineamiento de conceptos históricos de semejantes dimensiones. Revisionismo es el gran reto intelectual del fin de este siglo. Independiente de lo que pueda ocurrir, Emst Zündel ya es el vencedor. El es un pacifista-activista, quien consiguió esta victoria por medio del poder de la razón y de la persuasión.
Robert Faurisson
Toronto, 23 de abril de 1988.
P.S.: Emst Zündel fue declarado culpable por el Jurado, el II de mayo de 1988, “por difundir noticias falsas, a sabiendas, sobre el Holocausto”. Fue sentenciado a 9 meses de prisión, y se le concedió libertad bajo caución después de haber firmado una orden mordaza, prometiendo no escribir ni hablar sobre el “Holocausto” hasta el fin del procedimiento de su apelación. De este modo se juntó, pues, con Galileo.