Skip to content

RICHARD WAGNER – SU VIDA Y SUS OBRAS – HOUSTON STEWART CHAMBERLAIN

277 páginas
21 x 14 cm.
Ediciones Sieghels, 2014
Encuadernación rústica

Precio para Argentina: 300 pesos
Precio internacional: 22 euros

En la primera parte de este libro, totalmente histórica, me he esforzado en no citar más que los hechos importantes, significativos, que pueden ayudar a la comprensión de la persona y del alma de Richard Wagner. Me he extendido más en la segunda parte, que trata de los escritos y de la doctrina: en efecto, es la primera vez que el pensamiento de Wagner es expuesto de una manera sistemática; y no he creído posible exponerlo con más claridad sin entrar, a tal propósito, en ciertos desarrollos. Muy al contrario, en la tercera parte, consagrada a las Obras de Arte, me he limitado a indicaciones de un orden muy general, hechas sobre todo para aclarar el alma de Wagner, para poner de relieve la evolución de sus sentimientos y de sus pensamientos, para completar y profundizar, en cierto modo, su biografía, más que para guiar al lector en el estudio de la obra que, en verdad, hablan bastante neta y elocuentemente por sí mismas.

Finalmente, una cuarta parte me ha parecido necesaria para mostrar cómo estos tres modos de la actividad de Wagner: la lucha por la vida, el pensamiento y la producción artística, considerados separadamente por la comodidad del análisis, se unen y confunden en un todo armonioso, en el que los Festpiele de Bayreuth, serán, para siempre, el símbolo vivo.

ÍNDICE

Prólogo…………………………7
Advertencia del autor para la traducción francesa…………………………9
Prólogo del autor…………………………11

PRIMERA PARTE:
LA VIDA DE WAGNER…………………………15

I.- Primera mitad de la vida de Wagner (1813-1849)…………………………21
1.- 1813-1833…………………………21
2.- 1833-1839…………………………27
3.- 1839-1842………………………….30
4.- 1842-1849…………………………34
II.- Segunda mitad de la vida de Wagner. 1849 – 1883…………………………47
1.- 1849 – 1859…………………………47
2.- 1859 – 1866…………………………56
3.- 1866 – 1872…………………………70
4.- 1872-1883…………………………74

SEGUNDA PARTE:
LOS ESCRITOS Y LA DOCTRINA…………………………83

I.- La política de Richard Wagner…………………………93
II.- La Filosofía…………………………108
III.- La doctrina de la regeneración…………………………125
IV.- La doctrina artística…………………………149

TERCERA PARTE:
LAS OBRAS DE ARTE…………………………169

I.- Obras anteriores a 1848 …………………………177
1.- Ensaos de juventud…………………………177
2.- Las hadas y la prohibición de amar…………………………180
3.- Rienzi y el holandés errante…………………………184
4.- Tannhäuser y Lohengrin…………………………192

II.- Los cuatro grandes proyectos…………………………207

III.- Obras de arte posteriores a 1848 …………………………213
1.- Los maestros cantores de Nüremberg…………………………215
2.- El anillo del Nibelungo…………………………219
3.- Tristán e Isolda…………………………230
4.- Parsifal…………………………235

EPÍLOGO:
Bayreuth…………………………247

Apéndice I:
Lista de los escritos de Richard Wagner…………………………265
Apéndice II:
Catálogo general de la obra artística de Richard Wagner…………………………271

PRÓLOGO

Este libro se escribió hace más de cien años. En aquella época el avión no se había inventado, pero entretanto el hombre ya ha llegado a la luna. El teléfono era una reciente novedad apenas desarrollado, pero ahora es posible hablar con los amigos desde la cima del Everest. Muchos otros aspectos de la vida han sufrido esta misma frenética evolución, y no sólo los técnicos sino también los morales y los ideológicos, pues aunque el Manifiesto Comunista es de 1848, hasta bastante más de medio siglo después, no se concretó como un poder real. En cuanto al fascismo o al nacionalsocialismo alemán, faltaba un cuarto de siglo para que se “inventasen”. Hoy día las cosas “políticamente correctas” son totalmente diferentes de las de la época en que fue escrito el libro. Actualmente es posible burlarse de la Virgen Maria o de Jesucristo, negar su existencia o hacer chistes sobre ellos, algo que en los tiempos de Chamberlain era impensable. Ahora, como contrapartida, hay muchos temas y cuestiones que no es posible criticar ni cuestionar y que en tiempos de Chamberlain eran “legales”. Los tiempos cambian pero no resulta aceptable, como pese a todo se ha hecho con algunas ediciones de la Biblia, intentar adaptar a los tiempos actuales textos escritos en el pasado. La presente obra de Chamberlain puede contener pasajes que nos sorprendan y que podamos considerar totalmente desfasados en la época actual pero… ¿teníamos que suprimirlos? ¿era conveniente traducirlos “libremente” para suavizar algunas expresiones?  Una cuestión que podría servir como ejemplo, son las referencias al pueblo judío que se contienen en el libro. En esos años no se utilizaba de manera habitual la palabra inglesa “lobby”, que expresa muy correctamente la diferencia entre un grupo de presión que puede provenir de una religión, una nación o una raza, y  los demás miembros de dicha religión, nación o raza. Cuando Wagner se refiere a los judíos, en realidad está haciendo alusión al “lobby”, toda vez que es bien sabido que Wagner tuvo siempre a lo largo de su vida muy buenos amigos judíos. Incluso el propio Chamberlain escribió un artículo necrológico con motivo del fallecimiento del gran director wagneriano de origen judío, Hermann Levi, sumamente respetuoso y mostrando la gran admiración que le profesaba. Otro tema, entre otros, a tener en cuenta, es la poca importancia que le da Chamberlain a la influencia de Mathilde Wesendonck en la composición de “Tristan” y de otras obras subsiguientes. A este respecto hay que tener en cuenta por un lado que el propio Chamberlain se hallaba vinculado familiarmente con Cosima Wagner a la que sin duda respetaba y admiraba y a la que no quería molestar u ofender. Por el otro toda la relación Wagner-Mathilde ha sido estudiada con posterioridad y puede asegurarse que el propio Chamberlain no disponía de la información necesaria. A este respecto Chamberlain menciona al final de su libro que se han editado unas 500 cartas del maestro. En la actualidad hay localizadas y la mayoría editadas, unas 10.000 y aún teniendo en cuenta que a muchas de ellas debió tener acceso en los archivos de Wahnfried, es evidente que le faltó una parte de información.
Pero si por un lado es un inconveniente publicar un texto tan antiguo y en el que resulta evidente que investigaciones posteriores pueden haber modificado algunos aspectos, aunque siempre secundarios, es también una gran ventaja conocer la realidad sobre la vida y obra de Wagner en tiempos del compositor. Tenemos la tendencia a considerar que ya que Wagner es tan famoso, lo ha sido siempre, pero como muy bien nos señala el presente libro, hasta en los últimos días de su vida, el maestro tuvo que luchar con los problemas económicos y con la indiferencia de sus conciudadanos. Tenía muchos entusiastas partidarios, la mayoría de los cuales en vez de hallarse en situación de prestar ayuda a Wagner, lo que precisaban era ser ayudados ellos mismos. Unos pocos entusiastas wagnerianos, como el propio Liszt, tenían recursos económicos que les permitían hacer algunos donativos, pero no afrontar los gastos de unos en aquel momento utópicos “Festivales de Bayreuth”. El caso excepcional de Luis II salvó la situación, pero los problemas continuaron siempre, y primero Richard Wagner, luego Cosima, más tarde Siegfried y al final Winifred tuvieron que afrontar grandes problemas para garantizar la independencia de la obra wagneriana. Después de la II Guerra Mundial, Wieland y Wolfgang se dejaron arrebatar esa independencia tan duramente mantenida.
Pese a las pequeñas cuestiones conflictivas mencionadas y a otras quizás erróneas, hemos creído que era necesario mantener la integridad del texto. Este libro se halla editado en alemán, inglés y francés, era imprescindible su traducción al español. Las ediciones en esos otros idiomas fueron realizadas en el momento de su aparición y no tuvieron pues necesidad de plantearse esos escrúpulos. En aquel momento nadie veía nada especialmente raro en el texto, sin embargo, pese a que en la actualidad algunas páginas –no muchas- puedan sorprendernos, consideramos que es una obra esencial para comprender la vida y obra de Richard Wagner

ADVERTENCIA DEL AUTOR PARA LA TRADUCCION FRANCESA

En el prólogo de mi estudio sobre el drama wagneriano (publicado en 1894 en la Editorial Chailley), anunciaba la próxima publicación de una obra de conjunto sobre la vida y las obras de Richard Wagner. Esta obra ha aparecido desde entonces en lengua alemana (1896, en la Editorial Bruckmann) y en lengua inglesa (1897, en la Editorial Dent). Gracias a la abnegada ayuda del Sr. Alfred Dufour, de Ginebra, puedo sacar hoy una traducción francesa, abreviada en muchos puntos, modificada en algunos otros, pero, en el fondo, enteramente conforme con la obra original.
No he tratado, en este libro, de hacer una obra de crítica. Todo mi esfuerzo ha consistido en asimilarme, cuanto me ha sido posible, el pensamiento de Wagner. Sin renunciar a mi propia personalidad, la he dejado rigurosamente en la sombra, para tratar de considerar hombres y cosas a través de los mismos ojos del gran artista cuya figura viva quería reconstituir. Luego, después de haberme asimilado este pensamiento tan completamente como he podido, he tratado, no de reflejarlo de una manera mecánica, sino de realzar, agrupar, comparar sus diversas manifestaciones, con objeto de ofrecer al lector una visión de conjunto clara e instructiva.
Era, creo yo, una empresa útil. Wagner, en efecto, tuvo un destino tan accidentado que, a veces, es difícil seguir el hilo de los acontecimientos de su vida, incluso cuando sólo se tiene por objetivo un estudio puramente biográfico. Pero mucho más difícil es, aún, para un lector no preparado, describir las ideas fundamentales que dominan en sus obras, y en particular en sus escritos teóricos. Y es que el pensamiento de este infatigable creador no es solamente ardiente y frondoso: se complace en un incesante contrapunto de antinomias, de tesis que, a primera vista, nos dan a menudo la impresión de contradecirse. Nietzsche, un buen juez en esta materia, ha declarado que la prosa de Wagner era admirable. Y ciertamente lo es, por poco que uno se acostumbre a practicarla; pero también es, al mismo tiempo, de una práctica difícil, sobre todo debido a ese incesante embrollo de las ideas. Es imposible clasificar y analizar estos documentos, que tanto sobrepasan su ámbito inmediato, que no se consigue comprender, tras ellos, la personalidad del autor.
Y esto es lo que yo he intentado hacer. En cada una de las diversas partes del libro, he tratado de poner de relieve todos los rasgos que podrían servir para mejor dar a conocer al hombre que era Wagner: mi libro no tiene la pretensión de ser nada más.
Que sirva, por lo menos, para interesar en este punto de vista al público francés, y hallar en él la acogida que ha tenido en Alemania e Inglaterra.

H. S. C.
Viena (Austria), a 8 de Julio de 1899.

PROLOGO DEL AUTOR

Tengo pocas cosas a decir sobre la disposición del libro que presento al lector: el plan es tan sencillo que una ojeada sobre el índice bastará para darla a conocer, sin necesidad de ningún comentario.
En la primera parte, totalmente histórica, me he esforzado en no citar más que los hechos importantes, significativos, que pueden ayudar a la comprensión de la persona y del alma de Richard Wagner. Me he extendido más en la segunda parte, que trata de los escritos y de la doctrina: en efecto, es la primera vez que el pensamiento de Wagner es expuesto de una manera sistemática; y no he creído posible exponerlo con más claridad sin entrar, a tal propósito, en ciertos desarrollos. Muy al contrario, en la tercera parte, consagrada a las Obras de Arte, me he limitado a indicaciones de un orden muy general, hechas sobre todo para aclarar el alma de Wagner, para poner de relieve la evolución de sus sentimientos y de sus pensamientos, para completar y profundizar, en cierto modo, su biografía, más que para guiar al lector en el estudio de la obra que, en verdad, hablan bastante neta y elocuentemente por sí mismas.
Finalmente, una cuarta parte me ha parecido necesaria para mostrar cómo estos tres modos de la actividad de Wagner: la lucha por la vida, el pensamiento y la producción artística, considerados separadamente por la comodidad del análisis, se unen y confunden en un todo armonioso, en el que los Festpiele de Bayreuth, serán, para siempre, el símbolo vivo.
Por lo que se refiere a las fuentes de donde he sacado mi información, el lector observará, que todas las veces que me ha sido posible, he cedido la palabra al mismo Wagner. Se ha afirmado a menudo, lo sé, que lo que dijo Wagner esta sujeto a caución, sobre todo en lo referido a la historia de su vida: pero tal es una imputación absolutamente gratuita. Y no hay ningún derecho a alegar, a ese respecto, como se hace de buena gana, el ejemplo de las inexactitudes cometidas por Goethe en su libro autobiográfico Verdad y Poesía: Goethe, ciertamente, tenía sesenta años cuando empezó su biografía, y relataba acontecimientos de los que le separaban medio siglo, mientras que Wagner sólo tenía treinta años cundo escribió su primer Esbozo autobiográfico y, desde entonces, se encuentran en sus numerosos escritos, la frecuente mención de numerosos acontecimientos aún recientes en el momento en que se aludía a ellos. Por ejemplo, si se requieren informaciones de primera mano sobre su participación en las reyertas de Dresde, acaecidos en 1849, se encontrarán en su Comunicación a mis amigos, terminada en 1851 y publicada a finales del mismo año. Más aún, si ni siquiera el indomable amor por la verdad que Wagner demostró siempre no bastara para garantizarnos la exactitud de su relato, encontraríamos la indiscutible confirmación en un gran número de sus cartas escritas desde 1847 hasta 1850. Nadie podría dudar de la extraordinaria tenacidad de su memoria y sería una verdadera locura sospechar de la sinceridad de un hombre cuya vida entera no presenta ni siquiera una sombra, no diré ya de cálculo interesado, sino de la prudencia mundana más elemental.
Creo inútil prolongar el debate sobre este punto. Sin duda, las naturalezas vulgares darán siempre más fe al testimonio de la pequeñez que al de la grandeza; pero, para nosotros, es inestimable poseer, sobre los diversos acontecimientos de la vida de Wagner, testimonios procedentes de su misma boca, que resumen tales acontecimientos en dos o tres rasgos característicos, sin detenerse en detalles insignificantes, y que, unidos a la múltiple y frecuente expresión de su pensamiento nos permiten echar una ojeada hasta lo más profundo de su naturaleza moral. Su voluminosa autobiografía no ha sido aún publicada, y, no obstante, se tienen ya en los otros escritos de Wagner todos los elementos de un cuadro completo y suficiente de su vida, de su pensamiento y de su obra. Puede afirmarse que estos escritos, junto con las cartas y la obra de ese hombre excepcional, serán siempre la más importante, por no decir la única fuente a consultar para llegar a conocerle bien.
Entre los otros autores que he debido consultar, hay cinco a quienes más debo considerar: Franz Liszt, Friedrich Nietzsche, Karl-Friedrich Glasenapp, Hans von Wolzogen y Heinrich von Stein.
Tendré mucho que decir sobre Liszt. Quien desee informarse sobre Wagner, sobré quién era, no tiene más que preguntarle a ese noble corazón. Y al decir esto, hago menos alusión a sus trabajos, tan bellos, de un valor tan fundamental, sobre Tannhäuser, sobre Lohengrin, etc., que a la actitud constante e invariable que guardó, durante cuarenta años, con respecto a Wagner y a la causa de Wagner. ¿Que nos muestran, por ejemplo, estas palabras suyas sobre Wagner?: “¡Mi alegría es sentir con él, junto a él, seguirle con mi simpatía!”. Las cartas de Liszt, no sólo las que él escribió a Wagner, sino muchas otras (cuya compilación ha sido editada por Brewitkopf y Hoertel) constituyen una de las fuentes más preciosas a consultar para el estudio del tema que nos ocupa.
Lo que se designa con el nombre de “literatura wagneriana”, de una extensión formidable, brilla más, debemos confesarlo, por su masa que por su valor. Pero en este océano de verbosa mediocridad hay, por lo menos, un pequeño volumen que constituye una excepción y que permanecerá como un clásico, es el Richard Wagner en Bayreuth, de Nietzsche. La intensa concentración del pensamiento, la seguridad del discernimiento con la cual se pone de relieve todo lo que es verdaderamente esencial, el noble entusiasmo que lo penetra, la belleza escultural del estilo, hacen de este opúsculo una obra de arte, lo mejor que ha escrito su autor. No podemos, ciertamente, desmentir la fe que este libro respira y conlleva, por los panfletos absurdos, de una trivialidad indignante, que escribió más tarde esta misma pluma contra el hombre que ella había anunciado al mundo de tan magistral manera. Sabemos demasiado bien que la nefasta sombra de la locura obscureció demasiado pronto el maravilloso cerebro de Friedrich Nietzsche. Y, sin embargo, la imagen antaño tan querida subsistía intacta muy al fondo de aquellas lamentables tinieblas. Poco tiempo antes del hundimiento final, encontrándose Nietzsche en Lucerna, se hizo llevar hasta Triebschen, donde había conocido a Wagner; sentado a la orilla del lago, parecía vaga y únicamente ocupado en dibujar figuras en la arena, cuando su compañera, inclinándose hacia él como para interrogarle sobre sus trazos, vio cómo un torrente de lágrimas fluía de sus ojos. (1)
Nada podría demostrar más claramente lo que disimulan las apetencias personales y el egotismo tras la banal exigencia de una pretendida “objetividad” que los diversos juicios que se han vertido sobre la Vida de Richard Wagner, por C.-F. Glasenapp. En cuanto a mí, me parece que lo esencial no es tanto el punto de vista en que se coloca el autor, en una biografía detallada, como saber si conoce su tema a fondo y si es honrado: he aquí la verdadera “objetividad”, ya que tan clamorosamente se la reclama. Y estos dos rasgos, precisamente, caracterizan la obra de Glasenapp de una manera muy particular; no podría decirse más ni alabarle más por ello. Pueden no compartirse sus ideas sobre Wagner, pero habrá que reconocer que su libro no es solamente un modelo de veracidad y de exactitud y la única biografía completa de Wagner que haya aparecido hasta hoy, sino que es, además, desde diversos puntos de vista, una de las mejores biografías que posee la literatura alemana. Todo tiene su base en pruebas en el examen de los documentos originales y en la paciente y sagaz crítica de los testimonios. (2)
Heinrich von Stein, por su parte, no ha escrito un libro sobre Wagner y sus obras, si no se tiene en cuenta su colaboración en el Diccionario wagneriano de Glasenapp; sin embargo es, y con mucho, el más eminente de los que, después de Nietzsche, han demostrado la influencia del pensamiento creador del maestro en diversos campos, que le han, por así decirlo, revivido. Fue en 1887 que, a la edad de treinta años, ¡ay!, murió ese hombre que, si hubiera vivido más, habría contado entre los más grandes de su pueblo y de su época. Muchas páginas debidas a su pluma se encuentran dispersas en las Bayreuther Blätter, esperando el día, próximo sin duda, en que tales páginas serán reunidas en un volumen.
Estas Bayreuther Blätter, revista mensual fundada por Wagner en 1878, en calidad de órgano de la sociedad de los Amigos de Bayreuth está, desde el origen, dirigida por Hans von Wolzogen, y luego continuada por éste último, tras la muerte del maestro; estas Blaeter, decía, son una mina preciosa para el que quiera familiarizarse con el hombre cuya gloria quieren ellas servir piadosamente. Dan a conocer cartas suyas, proyectos que su mano esbozó sobre el papel, cien documentos originales que no habían sido publicados en la compilación de sus obras, y contienen también numerosos artículos sobre su vida, sobre su pensamiento y sobre su actividad. Ante todo, ellas nos muestran, en nuestros días, tan vivas como siempre, las ideas que Wagner aportó al mundo.