96 páginas
Ediciones Theoria
1998
Encuadernación rústica
Precio para Argentina: 30 pesos
Precio internacional: 8 euros
Este libro es un acercamiento a los pueblos que durante siglos, antes de la llegada de los europeos, viviendo en medios hostiles y con tecnologías hoy rudimentarias, pudieron asegurar su subsistencia aportando distintas soluciones a sus necesidades básicas.
Gran parte de las culturas aborígenes de este país ya no existen, otras sobreviven penosamente. Todas ellas le son indiferentes a una sociedad basada en criterios de superioridad, cuyas prioridades poco tienen que ver con el respeto al prójimo.
La diversidad cultural demuestra la ilimitada capacidad creativa del hombre. Negar el aporte de las diferencias es renunciar a nuestra propia riqueza.
ÍNDICE
Prólogo, por Rita Ceballos 11
Introducción 13
El País Yámana 19
El País Selk’nam 25
Tehuelche 31
Aonikenk (Tehuelches Meridionales) 31
Cosmovisión 33
Günün-a-küna (Tehuelches Setentrionales) 35
El Pueblo Mapuche 39
Nguillatun 42
Noroeste, Sierras Centrales y Cuyo 47
Diaguitas 48
Pachamama 49
Pueblo del Gran Chaco o Chaco Gualambá 53
Mataco 53
El País Guaycurú 59
Chiriguano-Chané 65
Cerámica Chañé 66
Cestería Chiriguano 67
Máscaras (ceremonia Arete) 67
Los Guaraní 71
Lecturas sugeridas 77
Culturas Yamana y Selk’nam 77
Culturas Günün-a-künna y Aonikenk 77
Cultura Mapuche 79
Culturas del Noroeste, Sierras Centrales y Cuyo 79
Culturas del Gran Chaco 81
Cultura Guaraní. 82
Culturas Indígenas Argentinas 83
PRÓLOGO
Helena Aizen y Tam Muro autores de Diversidad Cultural Argentina han emprendido la vital tarea de dar a conocer los particulares modos de vida de las comunidades indias en la Argentina, pero es oportuno señalar que este trabajo trasciende la mera descripción de estos sectores sociales que actualmente constituyen la población de nuestro país. A través de la historia de los procesos culturales de los que han sido protagonistas desde hace miles de años, muestra la manera en que entendían al mundo y cómo organizaron su vida hasta la colonización, en una adecuada adaptación a su medio.
Quinientos años después, los portadores de las diversas expresiones culturales que aún subsisten dentro de la sociedad nacional, han quedado reducidos a pequeñas comunidades locales, o sumergidas en las capas sociales urbanas o simplemente como rasgos culturales aislados de carácter tradicional o folclórico.
El desconocimiento general acerca de los grupos o comunidades indias en nuestro territorio tiene su correspondencia en el juego de las culturas dominantes y las culturas subalternas. Por esa razón los tratados o manuales sobre historia argentina dedican escasa y superficiales páginas a una historia de más de 10.000 años ocurrida en nuestro territorio. Este hecho no es casual y responde a razones de orden político y económico cuyo tratamiento escapa al objeto de este prólogo. Si es necesario enfatizar que no importa cuál sea la procedencia étnica de un pueblo, la pertenencia a un grupo determinado establece los límites dentro de los cuales colectivamente se organiza y forja su matriz cultural: las formas de subsistencia, organización social, los sistemas de creencias y valores, los conocimientos heredados, los códigos de comunicación. Esa pertenencia le confiere identidad propia a cada grupo étnico, que así se reconoce en su cultura y es depositario de ese patrimonio que legó a las siguientes generaciones.
La interrupción de ese proceso provocó un creciente deterioro en la cohesión de esos factores y en el sistema de relaciones, por cuya causa cada etnia ha debido conservar, cambiar o reelaborar su propia cultura en el marco de la sociedad colonial primero y en la nacional después.
Por lo tanto al leer sus páginas reflexionemos sobre nuestra historia de una manera diferente, comprendiendo que la diferenciación cultural del conjunto de la sociedad argentina implica una larga y compleja trayectoria en el tiempo. Nuestra identidad cultural, nuestro patrimonio y nuestros derechos a construir una cultura propia son también derechos de los pueblos indios. Sólo así, en el respeto al pluralismo étnico y cultural, la sociedad argentina podrá asumirse y reconocerse.
Rita Ceballos*
Buenos Aires, julio de 1993.
* Lic. En Ciencias Antropológicas
Ex Directora del Instituto Nacional de Antropología.
Presidenta de la Fundación Argentina de Antropología.
INTRODUCCIÓN
Los hombres de todas las épocas han desarrollado distintas culturas en lo más variados ambientes, poblando desde las heladas estepas, hasta las más densas selvas tropicales.
Así como diversos son los ambientes, diversas han sido las respuestas que estas culturas encontraron. En este proceso de adaptación y aprovechamiento de la naturaleza los pueblos fueron adquiriendo sus características particulares: sus modos de vida, los conocimientos que estos implican y sus diferentes concepciones del mundo.
Podemos definir entonces a la cultura como el modo de vida de un pueblo, fruto de su desarrollo histórico en un ambiente y en circunstancias determinadas.
Los grupos indígenas de América han sido capaces de desarrollar culturas florecientes, planificar ciudades y cronometrar el infinito haciendo un calendario mucho antes de que Europa pudiera concebir que la tierra se movía. Otros, no menos valorables, eligieron vivir libres como el viento.
Todos ellos, hoy después de 500 años de maltrato, desculturización y marginación asisten como testigos a su propia pérdida de identidad, absorbidos por la imposición de un modelo cultural único.
La miseria que sufren en la actualidad no se debe a su diversidad cultural, sino a la opresión sistemática que los acosa, negándoles su derecho a ser diferentes.