280 páginas
23,5 x 15,5 cm.
Tempus Editorial
España, 2008
Encuadernación en tapa dura, cosido
sobrecubierta color con relieve
Ilustrado, 16 páginas papel ilustracion
Precio para Argentina: 140 pesos
Precio internacional: 22 euros
Uno de los libros más esperados por los amantes de la Historia Militar
Son pocos los libros de los que se puede decir a ciencia cierta que cambiaron la Historia. Uno de ellos es éste, con el que el general alemán Heinz Guderian revolucionó el arte de la guerra.
Mientras la mayoría de los teóricos militares del período de entreguerras permanecían anclados en los principios de la defensa estática, cuya plasmación más destacada sería la tan costosa como inútil Línea Maginot, Guderian planteaba una apuesta decidida por la movilidad. Según él, los blindados lanzados a toda velocidad, con el apoyo de la aviación, podían conseguir la rotura del frente y desarbolar al enemigo; había nacido la Blitzkrieg, la guerra relámpago.
Las teorías de Guderian, expuestas en esta mítica obra escrita en 1936 y ahora publicada por primera vez en español, serían puestas en práctica con devastadora eficacia por la Wehrmacht entre 1939 y 1941, alcanzando unos incontestables éxitos militares que sorprenderían al mundo.
ÍNDICE
Prólogo…………………………………………………………………………… 11
Introducción………………………………………………………………. 13
1914. ¿Cómo se produjo la guerra de desgaste?………………… 17
Con lanzas contra ametralladoras………………………….. 17
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El camino hacia el sacrificio de la infantería…………….. 25
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Detrás de las alambradas de púa en la guerra de trincheras……………. 31
1915. Con recursos insuficientes……………………………………. 34
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La batalla de artillería……………………………………………… 34
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El combate con gases tóxicos……………………………….. 41
El origen de los tanques………………………………………………… 47
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En Inglaterra…………………………………………………….. 47
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En Francia……………………………………………………….. 54
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Primeros combates. Errores. Dudas……………………………. 58
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La fabricación en masa…………………………………………… 82
El nacimiento de una nueva arma……………………………………. 84
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Cambrai………………………………………………………….. 84
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1918. El ataque alemán. Soissons y Amiens…………….. 108
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Final de la guerra. Guerra aérea. Guerra blindada. Guerra química. Guerra submarina 154
El Diktat de Versalles………………………………………………….. 164
El desarrollo durante la posguerra en el extranjero………………….. 168
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Desarrollo técnico………………………………………………….. 168
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Desarrollo táctico………………………………………………. ….. 174
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Defensa antitanque……………………………………………. 193
Las tropas de combate motorizadas de Alemania ………………. 200
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El periodo de las imitaciones. La libertad militar.. 200
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El reconocimiento blindado y motorizado…………………. 204
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Las secciones antitanque…………………………………….. 208
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La tropa blindada………………………………………………. 211
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Los francotiradores motorizados……………………………. 216
La vida en la tropa blindada…………………………………………… 220
La forma de combate de las tropas blindadas
y su colaboración con las demás fuerzas…………………………… 226
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La forma de combate de las tropas blindadas…………… 226
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El combate entre blindados en Villers-Bretonneux 235
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El combate blindado de Niergnies-Géranvillers…. 238
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Operaciones conjuntas de los tanques
con otras fuerzas………………………………………….. 241
Sobre la guerra de los tiempos modernos………………………………. 257
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La defensa……………………………………………………….. 257
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El ataque………………………………………………………….. 261
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Aviones y tanques…………………………………………………. 268
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Cuestiones de abastecimiento y carreteras………………….. 269
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Las experiencias más recientes de la guerra…………….. 272
Epílogo…………………………………………………………………………. 277
Bibliografía…………………………………………………………………. 279
MAPAS
Mapa del este de Bélgica………………………………………………. 20
Combate en Haelen, 12 de agosto de 1914……………………………… 22
1.a batalla de Ypres, 20 de octubre de 1914……………………………… 29
Champaña 1914-1915……………………………………………………. 38
Combate con gases tóxicos en Ypres, abril de 1915…………………….. 44
Primer ataque blindado francés, 16 de abril de 1917…………………….. 71
Chemin des Dames y ángulo de Laffaux…………………………………… 76
Combate blindado en Cambrai, noviembre-diciembre de 1917 92,100
La batalla de Soissons…………………………………………………………… 125
Combate blindado en Soissons el 18-7-1918……………………………….. 129
Combate blindado en Amiens el 8-8-1918………………………………….. 142
Combate en Villers-Bretonneux………………………………………………. 149
Mapa general del frente occidental al final del libro……………………… 237
Los mapas fueron elaborados por Paul Melde, las viñetas se realizaron sobre la base de Heigl, Taschenbuch der Tanks, de Hans Peter Hennemann.
PRÓLOGO
Los principios de la batalla son los mismos para todas las armas.
Sin embargo, su utilización depende en gran medida de los recursos técnicos de lucha disponibles.
Las opiniones existentes sobre el uso y la aplicación de los tanques de combate son aún muy divergentes, y ello no es de extrañar si tenemos en cuenta —aunque esto sólo se justifique parcialmente— la actitud de conservación de todos los ejércitos. Las experiencias procedentes de la Guerra Mundial indican la reducción masiva de los tanques de combate en lugares decisivos. Esto concuerda también con el principio de la formación de focos de especialización, pero para muchos estas experiencias aún no son suficientes, sobre todo si consideramos que hasta el momento se han visto considerablemente reforzados los medios de defensa, tanto en número como en efectividad.
Lo que sí está claro es que todo tipo de arma de batalla —e incluimos también el carro de combate— debe ser aprovechado hasta agotar los límites de todas sus posibilidades. Ello implica no delimitar sus aptitudes por consideración de lo viejo que tenemos. Es más, la nueva arma debe ser innovadora. Y en este sentido, debemos seguir desarrollando lo antiguo según las posibilidades de las que dispongamos, y si fuera necesario habrá que modificarlo.
En este contexto, espero que el presente libro contribuya a aclarar los distintos pareceres.
Comandante general de las tropas blindadas Lutz
INTRODUCCIÓN
Vivimos inmersos en un mundo dominado por el eco de las armas. Rearme por doquier; y pobre del país que no pueda o no esté en condiciones de fiarse de su propia fuerza. En cambio, qué afortunados aquellos pueblos dotados por el destino de fronteras que, por naturaleza, son fuertes al disponer de cordilleras inaccesibles o por estar completa o parcialmente protegidos de las invasiones enemigas gracias a sus inmensos mares. Y cuán insegura es, por otro lado, la vida de los pueblos cuyo reducido espacio vital tiene fronteras abiertas y está rodeado de vecinos de carácter inquieto, lo cual, unido a un considerable armamento, ya de por sí suponen una amenaza constante. Mientras que los unos disponen de grandes yacimientos o colonias y disfrutan, por consiguiente, de una cierta independencia económica tanto en periodos de guerra como de paz, otros pueblos, con no menos vitalidad y con frecuencia de mayores extensiones, sólo disponen de una escasa base de recursos naturales y de ninguna o sólo de pequeñas colonias. Estos últimos se encuentran por ello constantemente en dificultades económicas y no están en condiciones de superar una larga guerra.
Es evidente que lo insoportable de las complicaciones bélicas de larga duración, con el inevitable empobrecimiento económico de aquellos pueblos que por su evolución histórica y por la falta de condescendencia de las naciones que viven en abundancia, nos lleve inexorablemente a la reflexión de cuáles son los medios más apropiados para que un conflicto armado pueda tener un final aceptable. La hambruna que dio paso a la Guerra Mundial y la cruel prolongación del bloqueo tras el armisticio para las potencias medianas aún las tenemos demasiado presentes como para no considerarnos partícipes de esta cuestión.
Sabemos sobradamente que —a pesar de los posibles errores de mando cometidos tanto en el ámbito político como en el militar— la fuerza de ataque de nuestro ejército en el año 1914 no fue suficiente para conseguir rápidamente la paz. Esto significa que tanto en el armamento como en el equipamiento y en la organización no fuimos capaces de ofrecer a la potencia enemiga, superior en cuanto a cantidad, un contrapeso en lo que a los recursos se refiere. Creíamos tener un contrapeso moral superior al de nuestros enemigos, y probablemente teníamos razón en este aspecto. Pero sólo este contrapeso no fue suficiente para ganar la guerra. De ahí que en el futuro sea recomendable tener en cuenta no sólo el estado moral y psíquico del pueblo, que por cierto es de decisiva importancia, sino también el material. Un pueblo que cuenta en la batalla con la supremacía y con varios frentes, no puede descuidar nada que pudiera hacer más llevadera su situación.
Ahora parece comprensible; sólo numerosas afirmaciones en los escritos militares dejan entrever que en muchos círculos se cree que con las armas del ejército de 1914, o a lo sumo con las de 1918, se podría afrontar un nuevo conflicto. Y algunos se creen incluso muy progresistas por presuponer que las armas elaboradas hacia el final de la guerra son armas auxiliares de las antiguas. Sin embargo, dada su estrecha relación con éstas revelan sus mejores cualidades. No son capaces de desprenderse del recuerdo de la guerra de desgaste y ven en ella la forma de batalla del futuro. Sin embargo, no son capaces de aportar toda, pero absolutamente toda, la voluntad necesaria para que se produzca una decisión inmediata. En particular, los representantes de esta corriente no acaban de aceptar las generosas perspectivas que ofrece el aprovechamiento del motor. «Se trata de la comodidad, por no decir la parsimonia en sí, la que se alza en signo de protesta en cuanto aparecen las innovaciones revolucionarias que a su vez exigen esfuerzos mentales, físicos y de voluntad propia.1» En consecuencia se niega simplemente que las armas motorizadas y mecanizadas sean revolucionarias o Innovadoras, y se afirma simplemente que tuvieron ya una ocasión «única» de tener éxito en 1918, que además lo mejor sería saltarnos su época, que debemos conformarnos con la defensa, así como otras muchas frases y dichos similares y cómodos cuya finalidad es la de un rechazo rotundo. Pero las cosas son muy distintas. «Sólo hay algo seguro: la sustitución de la fuerza animal por esta nueva máquina genera uno de los cambios técnicos, y con ello también económicos, más notables que el mundo haya presenciado jamás. Y yo personalmente creo que nos encontramos al principio de este desarrollo, lo que no significa que sea a la vez su punto más álgido.2»
Este revolucionario cambio económico debe ir acompañado, como siempre, de un equivalente cambio militar; se trata de que el desarrollo técnico y económico vaya de la mano del militar. Y esto tan sólo es posible si este desarrollo del que estamos hablando se afirma interna y no sólo externamente. Para llegar a la afirmación interna, y por supuesto para poder fomentar el desarrollo, es necesario tener claro cuáles fueron los efectos de las armas en la última guerra, en particular los efectos de aquellas armas y géneros de armas con las que partimos al campo de batalla en 1914, así como de aquellas a las que tuvimos que hacerles frente en 1918 —desafortunadamente por lo general contra el lado enemigo. Tenemos que elaborar una visión general del desarrollo producido en el extranjero durante el tiempo de nuestra limitación armamentística por el Diktat de Versalles y finalmente intentar sacar conclusiones de los resultados obtenidos para el futuro.
El objetivo de este libro no es el de ofrecer una historia de la evolución técnica del tanque. Para ello sería necesaria una amplia obra escrita por la mano y pluma de un experto. El desarrollo técnico de la joven arma sólo se tocará en la medida en que se considere necesario para comprender los procesos bélicos. La finalidad de esta obra es más bien la de narrar el desarrollo del tanque desde el punto de vista del soldado que la utiliza. Por ello el libro se ocupa principalmente de la táctica de batalla y del resultado operativo que se espera obtener de los éxitos resultantes de la táctica aplicada. Las lecciones tácticas se basan en los acontecimientos de los años 1914-1918 en el frente occidental, por enfrentarse allí los adversarios más potentes, por producirse en este frente la batalla decisiva de la guerra y por encontrarse allí nuestros adversarios más fuertes y haber utilizado nosotros los recursos de batalla más potentes y modernos. Estos medios, que aparecen por primera vez en la guerra, serán a los que tendremos que enfrentarnos mayormente en el futuro. Merecen ser observados detenidamente.
En lo que se refiere a las nuevas armas en particular, la fiabilidad y la transparencia de las fuentes deja aún mucho que desear y dificultan la realización de juicios imparciales. Por ello, sería de desear que los historiadores oficiales se hicieran muy pronto eco de la narración del uso de estas armas, a sabiendas de que han transcurrido ya veinte años desde su primera aparición. Pero hasta que esto ocurra, tendrá que cubrir este vacío la investigación no oficial, que por naturaleza es complicada y está a veces llena de lagunas.
El objetivo de este libro es el de animar a nuestros viejos y jóvenes soldados a reflexionar, a investigar, pero también a actuar con un objetivo muy claro; además también queremos transmitirles a los jóvenes aptos para el servicio militar una imagen del tanque y enseñarles a manejar los logros técnicos de nuestro tiempo, poniéndolos al servicio de nuestra patria.
NOTAS
1. Adolf Hitler en la inauguración de la Exposición del Automóvil en 1937.
2. Ibídem.
EL AUTOR
Heinz Guderian-(1888-1954) fue uno de tos mejores generales con los que contó Alemania durante la Segunda Guerra Mundial. Estuvo al mando del XIX Cuerpo de Ejército en las campañas de Polonia y Francia. Dirigió el 2.° Grupo Panzer en la Operación Barbarroja y, a partir de octubre de 1941, el 2.° Ejército Panzer. Tras el fracaso germano a las puertas de Moscú fue destituido y trasladado a la reserva. Desde marzo de 1943 desempeñó el cargo de inspector general de las tropas acorazadas. En julio de 1944 fue recuperado para el servicio activo como jefe del Estado Mayor, pero seria destituido en marzo de 1945 por sus desavenencias con Hitler. No obstante, se le reclamó de nuevo para organizar la defensa de Berlín. En el proceso de Nüremberg fue declarado inocente de los crímenes de guerra cometidos por el régimen nazi, para ser liberado en 1948. Falleció en Schwangau en 1954.
Guderian tradujo al alemán, entre otras, la obra El ejército del futuro, de Charles de Gaulle, cuando éste era ignorado por el alto mando francés. Además de su célebre Achtung-Panzer! publicó un libro autobiográfico, Recuerdos de un soldado.