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EL HOLOCAUSTO BAJO LA LUPA Testimonios oculares versus leyes de la naturaleza JÜRGEN GRAF

PREFACIO

Este libro es un resumen de la obra básica, mucho más extensa, del mismo autor que será publicada próximamente. Trata sobre los crímenes nacionalsocialistas y sus consecuencias.

De todos los crímenes nacionalsocialistas, el genocidio de los judíos, el «holocausto», es el que produjo el mayor impacto en la conciencia de la humanidad. Para la generación actual resulta incomprensible que, a la sazón, el mundo entero haya guardado silencio aun al percibir lo que pasaba y se hiciera así cómplice del crimen.

La dimensión real de estas atrocidades sólo quedó revelada a través de los juicios por crímenes de guerra.

Los testimonios de los testigos y las confesiones de los perpetradores pusieron en descubierto un escenario del horror que ha sacudido a la humanidad. Los hechos comprobados por las indagaciones judiciales y el examen de pruebas eran tan elocuentes que los tribunales alemanes rechazan hoy día categóricamente toda proposición de prueba por la no existencia de cámaras de gas, dada la «notoriedad del estado de cosas».

El holocausto marcó moral y políticamente la época de posguerra; se lo incluye en todos los textos escolares como un hecho inamovible. Millones de personas peregrinan hacia los lugares conmemorativos (Auschwitz, Dachau, etc.), para manifestar su consternación.

Sin embargo, una y otra vez surgen voces que expresan dudas acerca de la presentación oficial de la historia y cuestionan la confiabilidad de las fuentes utilizadas.

¿Podría ser que haya habido cosas que pasaron inadvertidas en cuanto al holocausto? ¿Sería posible que aquéllos que hasta ahora

se habían ocupado de esta temática, se hayan dejado influir por la aparente «notoriedad del estado de cosas», hasta tal punto que desistieron de verificar algo que ya había quedado fijado en los libros de historia en forma terminante y obligatoria por siempre jamás?

En resumidas cuentas, ¿es aún posible tener dudas? ¿Serían acaso una afrenta al sentido común de la gente?

Sobre la base de las «innumerables pruebas», debería de ser fácil refutar los argumentos de los que dudan.

¿Por qué se teme como el diablo el agua bendita un debate público sobre el holocausto con los revisionistas?

Ciertos Estados promulgaron leyes especiales para restringir la libre expresión tan sólo con respecto al holocausto. ¿Debería, acaso, la mordaza reemplazar la falta de argumentos? ¿Quién podría estar interesado en convertir en tabú el holocausto —como único hecho histórico— y sustraerlo a una crítica investigación histórica?

Acaso, ¿no notamos que existen episodios históricos que son apreciados sólo después de décadas, a veces sólo después de siglos, con la indispensable distancia emocional y con la adecuada escrupulosidad científica? Ejemplos no faltan. Tan sólo en las últimas décadas, la parte romántica de la fundación de la Confederación Helvética, que nos narraba el ataque a las fortalezas feudales y la expulsión de los tiranos, se remitió al reino de las leyendas. Hoy sabemos que la hasta entonces válida exposición tenía el propósito de crear un mito nacional por medio de una «indoctrinación político-nacional».

Gracias a un minucioso estudio de las fuentes, también se ha logrado ver la historia reciente desde un nuevo enfoque.

Generales como GUISAN y WILLE, consejales federales como PILEZ-GOLAZ se vuelven a analizar. La investigación histórica obliga a un continuo análisis («revisión») del concepto de la historia. A partir de los diarios de Goebbels sabemos que el Reichstag (Parlamento alemán) fue incendiado por van der Lubbe solo. Por el asesinato en masa de 4000 oficiales polacos en Katyn (1940) habían sido culpados los nazis; hoy está comprobado que Stalin fue quien lo ordenó.

No hay tema en la historia que no pueda discutirse abiertamente __¡excepto el holocausto!

¿Qué hubiera sido si se hubiese prohibido, so severa pena, toda investigación ulterior y discusión pública referente a todas las personas y acontecimientos históricos anteriormente mencionados? ¿Cuán serios pueden ser los tratados de historia si «trabajos historiográficos» negligentes o tendenciosos de la primera hora son adoptados en forma irreflexiva por generaciones de historiadores posteriores, copiándose y citándose simplemente lo ya publicado? ¿Qué puede esperarse de historiadores que por «razones de pedagogía social» pretenden escatimar al público nuevos conocimientos, porque la versión conocida hasta la fecha, que no responde a la verdad, sustenta mejor la tambaleante estructura del edificio ideológico? ¿Modelamiento de la historia para mantener una determinada visión política del mundo?

El autor de este libro no es un historiador académico; sólo ha recopilado material existente de las fuentes —especialmente los testimonios de testigos oculares—, llegando de esta manera a resultados unívocos.

Los testimonios absurdos de los testigos se contradicen con las leyes de la naturaleza y la lógica humana. Si se da crédito a las exposiciones de los testigos oculares, en el holocausto se trataría de un MILAGRO, pues las leyes de la física, la química y de la técnica quedarían anuladas.

¿Se pretenderá ahora convertir este «milagro» en dogma, sustrayéndolo a toda critica?

En el anteproyecto a la «ley antirracismo», que el Consejo Federal suizo presentó al Parlamento, ¡se penaliza toda crítica referente a la veracidad del holocausto con multa o prisión!

¿Se quiere censurar nuestros pensamientos y perseguir a disidentes por su «opinión equivocada»? ¿Queremos establecer una inquisición para la caza de herejes, imitando a los fundamentalistas islámicos que han fijado una recompensa por la cabeza de Salman Rushdie? ¡Orwell los saluda!

Lea críticamente este libro bien documentado para que pueda formarse una opinión propia.

Si tiene preguntas o comentarios, escriba al autor; él se alegrará por un diálogo constructivo.

Navidad de 1992 Artur Karl Vogt

 

El 25 de septiembre de 1994 tuvo lugar un referéndum para todos los ciudadanos de nacionalidad suiza, en pronunciamiento popular acerca de la modificación del 18 de junio de 1993 del Código penal suizo y del Código penal militar (prohibición de la discriminación racial).

A raíz del resultado convalidado del plebiscito (54,65 % a favor y 45,35 en contra, con una participación del 45,90 %), este libro ya no puede editarse ni comercializarse en Suiza. (N.d.T.)