337 páginas
21 x 14,5 cm.
Ediciones Viracocha, 2013
Encuadernación rústica
Precio para Argentina: 380 pesos
Precio internacional: 25 euros
Autobiografía de George Lincoln Rockwell (1918-1967), uno de los militantes políticos más famosos y controvertidos de los ’60 en la escena norteamericana. Comienza su carrera como militar en 1940, cuando dejó su especialización en filosofía en la Universidad de Rhode Island para alistarse en la Marina para luchar contra el que pensaba en ese entonces era el “monstruo Hitler”, alcanzando el grado de “Lieutenant Commander” debido a su valor y capacidad. Ya como un condecorado héroe de guerra, se convierte al nazismo, jura continuar la tarea de Hitler y funda el Partido Nacionalsocialista Americano en 1959.
El que para algunos fue un simple provocador sensacionalista y para otros es solo el clásico exponente, casi patológico, de lo “típicamente americano”, fue el líder nacionalsocialista más activista, efectivo y atrevido desde 1945 hasta el presente.
Se gana un nombre en la escena política americana debido al golpe de efecto mediático de sus manisfestaciones públicas, sus críticas al comunismo y el judaísmo tomando la calle con pancartas y un grupo de valientes “stormtroopers” que se presentan frente a las instituciones gubernamentales, en medio de manifestaciones judías o alíandose con grupos de negros separatistas y adoptando la temida swástika como símbolo de su partido nazi americano. Una swástika que, como él mismo dice, “probablemente no me traerá muchos partidarios pero aquellos que vengan serán HOMBRES”.
Por sus actividades pierde todas sus pertenencias, dinero, trabajo, su casa, sus amigos, su esposa y sus hijos, es sometido a distintos juicios con los que se pretende enviarlo a prisión y hasta encerrado en un psiquiatríco para “observación”. Su disciplina, inteligencia, valor y obstinación le hacen sortear cada obstáculo resultando fortalecido tras cada ataque en lugar de flaquear.
Se presentó a las elecciones a Gobernador de Virginia en 1965 y planeaba ser presidente en 1972, pero fue asesinado en 1967 tras haber anunciado su candidatura.
El martirio de Rockwell, sin embargo, no fue solo su asesinato sino el enorme sufrimiento de su lucha. Es un ejemplo de Valor y Heroísmo.
ÍNDICE
Aclaraciones7
George Lincoln Rockwell11
Agradecimientos19
Dedicatoria20
Prefacio 21
Capítulo I25
Capítulo II. 33
Capítulo III 41
Capítulo IV. 61
Capítulo V. 77
Capítulo VI. 95
Capítulo VII. 107
Capítulo VIII. 139
Capítulo IX. 161
Capítulo X. 171
Capítulo XI. 185
Capítulo XII. 197
Capítulo XIII. 209
Capítulo XIV. 235
Capítulo XV.251
Capítulo XVI281
Capítulo XVII.291
Capítulo XVIII 305
Capítulo XIX. 315
ACLARACIONES
Este libro es extraordinario, pero a la vez necesita ser comprendido en su tiempo y espacio.
Las enseñanzas de valor, heroísmo y estrategias que muestra Rockwell son eternas y para todos, pero el libro está escrito en un momento histórico y en un lugar dado.
Por ello hay que aclarar algunos conceptos esenciales:
1- Estamos hablando de un libro escrito en 1960, pero que relata hechos principalmente de los años 30’s a los 50’s. La situación de ese momento en USA era absolutamente distinta a la actual, y eso debe tenerse en cuenta en cada línea del libro.
2- El comunismo era en ese momento en USA un peligro ‘nacional’, y además para el ciudadano USA el comunismo era no solo la URSS sino todo el movimiento de izquierda progresista marxista. Ese comunismo estaba en su apogeo, dominando medio mundo y amenazando con dominar el resto. La decadencia comunista no había ni siquiera empezado a asomar la cabeza.
3- En USA casi todos los dirigentes comunistas y progresistas marxistas eran judíos, y muchos estuvieron involucrados en delitos de traición a USA, espionaje, etc… No era una imaginación de Mc Carthy, sino una realidad probada en los tribunales. Por eso no se debe entender el odio al comunismo como ‘odio a una ideología’ sino a una traición y enemigo soviético.
4- Cuando Rockwell habla de ‘derecha’ no debemos pensar en algo como el PP o la derecha actual europea. En USA, en aquellos años, lo que llama ‘derecha’ eran racistas y extremistas semi-fascistas según la nomenclatura actual. Cuando habla de ‘conservadores’ no tienen nada que ver con lo que hoy en Europa o USA se entiende por esa palabra. En aquellos años eran radicales en sus ideas respecto al tema racial, comunista o judío.
5- Extrañará ver a millonarios ‘conservadores’ apoyando a Rockwell, aunque al final todos le traicionan. Hoy sería imposible encontrar un multimillonario capaz de apoyar a un nacionalsocialista, ni siquiera de recibirle en su casa.
Hay que saber que muchos empresarios americanos de los años 30 a 60, que habían formado su fortuna en empresas industriales, creativas, con inventiva, como fue el caso Ford, Disney y otros muchos, estaban siendo atacados por la finanza, por los judíos financieros que se apoderaban de sus empresas vía especulación y bolsa, sin haber creado riqueza ni inventado nada.
Estos empresarios eran profundamente anti financieros y anti judíos, simpatizaron con el III Reich y luego con movimientos antijudíos.
El triunfo de la finanza hizo que desaparecieran o fueran reducidos… hoy Ford o Walt Disney, por ejemplo, son empresas totalmente sionistas con directores judíos.
Ya entonces Rockwell los acusa duramente de “tienen miedo de oponérseles, temerosas de ser condenadas al ostracismo social, temerosas de ser calumniadas en la prensa, temerosas de perder sus trabajos, temerosas de que no podrán dirigir sus negocios, temerosas de que perderán sus cargos políticos”.
6- Puede asombrar el optimismo de Rockwell respeto a sus posibilidades de éxito futuro.
Fundó el Partido Nazi Americano en 1959, se presentó a las elecciones a Gobernador de Virginia en 1965, planeaba ser presidente en 1972 (a los 54 años), pero fue asesinado en 1967. Puede parecer un visionario exagerado, pero recordemos que mucho más tarde aun, George Wallance, gobernador de Georgia en el Sur, racista y con un discruso anti financiero, tenía enormes posibilidades de ser Presidente, ganaba las primarias del Partido Demócrata incluso en los estados del Norte, cuando sufrió el típico atentado que lo alejó de la política.
Por otro lado es evidente que en un libro suyo pensado para dar a conocer la lucha debe dar ánimos y proponer éxitos futuros.
7- Pese a no ser cristiano, Rockwell nos indica claramente su oposición al anticristianismo.
Tuvo las mejores relaciones con grupos cristianos nacionalistas y antijudios, y algunos dirigentes protestantes cristianos fueron sus mejores dirigentes nacionalsocialistas de su Partido Nazi Americano.
8- Aunque Rockwell peca de supremacista frente a los negros, lo que es un error, sintió siempre respeto por ellos, los apreció, llegó a tener pactos con dirigentes racistas negros también opuestos al mestizaje y a la integración cultural entre ambas razas.
Hay que entender la posición supremacista de Rockwell por el estado de agresión que grupos negros, manejados por los progresistas y judios, llevaban a cabo contra la población blanca. Los crimenes, violaciones y delitos ya eran entonces, como ahora, muchísimo más frecuentes de los negros contra blancos.
Pero sin duda Rockwell debería haber entendido que el Supremacismo no es una posición correcta, sino la Diferencia y el respeto a la idetidad de cada raza, separadas eso si.
9- Rockwell actuó SIEMPRE dentro de la más completa legalidad USA. Se opone y condena todo intento de violencia terrorista, pero apoya la defensa propia violenta.
Siempre indica que no está contra Todos los negros ni Todos los judios sino contra los que son traidores, enemigos del pueblo blanco, fomentan la finanza, la decadencia moral, etc…
Indica repetidas veces que esos enemigos deben juzgados y condenados por tribunales por sus actuaciones, antes de ser ejecutados en castigo.
Por supuesto las leyes USA permitían que se usara la palabra JUDIO o NEGRO de forma genérica para referrise a esos enemigos y delincuentes. Esto hace que el libro sea ilegal por su lenguaje en Europa.
Este es un tema lamentable y repetido en los libros escritos durante el III Reich.
Si Hitler acusa a ‘los judios’ de usura o promocion de la pornografía, no puede referirse logicamente a todos los judios, pero al usar la palabra genérica, crea esta ilegalidad actual.
La decisión lógica sería explicar ese uso de la palabra en un prólogo y respetar el texto original, pero eso no es aceptado por la inquisición actual. Y cambiar el texto original histórico no parece algo aceptable éticamente … de forma que estos libros tienen un problema de base en Europa.
Posiblemente la solución sea escribir otra vez libros legalmente aceptables con el mismo mensaje básico pero explicitando bien las cosas. Y reeditar los libros históricos en paises donde es posible hacerlo, como USA, o editarlos parcialmente (indicandolo así) con los textos que sean posible legamente de publicar.
10- Rockwell indica que no es posible quitar el poder a la finanza sionista ni a los capitalistas y progresistas sin atacarles políticamente, con fuerza y publicamente, en la calle, no en reuniones internas solo. Y que eso no se hará sin dolor, sufrir ataques, atentados, prisión, perdidas de trabajos, aislacionismo social, etc….
Sin embargo hay que tener cuidado con intentar imitar las tácticas posibles en USA en los años 50 con las actuales, de la misma forma que no se puede imitar lo que hizo tacticamente Hitler en 1925 en la actualidad.
Pero hay que conocer la realidad, la tactica debe ser actual pero un día, tarde o temprano, cuando sea posible y necesario salir a la calle, se sufrirá lo mismo que indica Rockwell en este libro.
El martirio de Rockwell no fue solo su asesinato sino el enorme sufrimiento de su lucha. Es un ejemplo de Valor y Heroismo.
Sabemos lo que hay que hacer, salir a la calle y hablar a la gente directamente… pero como, cuando y a través de que pasos, eso es lo que difiere en cada momento histórico y en cada lugar.
BR
GEORGE LINCOLN ROCKWELL
¿Quién era G. L. Rockwell?. Para unos, entre los que se encuentra Duprat y Bardeche, un simple provocador, un mitómano sensacionalista, o un simple enfermo. Otro sector -entre los que se encuentran los representantes de la “nueva derecha”- le ve como el clásico exponente, casi patológico, de lo “típicamente americano”. Por último, para los que le han conocido personalmente o que participaron en sus innumerables y conflictivos mítines y para los que le han estudiado de cerca, constituye el NS más grande desde 1.945. Y si alguno lo duda, le pediría que -si tiene la paciencia de leer estas líneas- me cite un sólo militante NS o “nacional-revolucionario” que haya desarrollado la mitad de activismo entusiasmo y energía que el camarada Rockwell.
G. L. Rockwell nació en Bloomington, Illinois, el g de Marzo de 1918 de una familia de origen escocés. Su padre era un humorista de fama, Doc Rockwell, entre cuyos amigos se encontraban algunos judíos, como el famoso músico Benny Goodman y Groucho Marx. Por lo tanto la infancia y juventud de Rockwell se desarrolló en un clima que podría ser de todo excepto antisemita. Tras una infancia normal, Rockwell ingresa en la Universidad de Brown, aunque no sin problemas. En los exámenes de entrada G. L. R. sacó las peores notas en los anales de la Brown University en las asignaturas académicas, pero obtuvo en el test de inteligencia la puntuación más alta que se recordaba, por lo que se aprobó su ingreso como un “experimento pedagógico”. Y es en la Universidad donde empieza a tomar conciencia política, aunque de momento sólo vagamente. En las clases de sociología entra en conflicto con las ideas en boga del ambientalismo y de la innata igualdad humana, enfrentándose abiertamente a ellas, lo que le supone frecuentes roces con el profesorado. El clima de liberalismo imperante en EE UU no convence a G. L. R., que por otra parte empieza a ver síntomas de decadencia y corrupción en la “american way of life”. “Empecé a descubrir, dice, la enfermedad de nuestra vida moderna: cobardía y miedo patológico a las ideas y personalidades fuertes. Dale Carnegie codificó y comercializó esta rastrera enfermedad en su obra “Como ganar amigos e influencia sobre la gente”…”. A pesar de ello, estamos a finales de la década de los 30, creía firmemente en la propaganda antinazi característica de aquellos años: “Llegué a odiar a ese ‘monstruo vicioso’, Adolf Hitler, como casi todos en este país. Parecía obvio que debíamos entrar en guerra para detener a ese ‘ogro horrible’ que planeaba conquistar América’, comp. Llegué a creer. Por lo que, cansado de la estéril pérdida de tiempo en la Universidad, y deseoso de parar los pies al ‘monstruo Hitler’ se alista voluntario en la Marina, hecho dice- que cambió su vida. En la US Navy encontró una durísima disciplina y el profundo significado del cumplimiento del deber, así como un amor apasionado hacia su patria, que no flaquearía nunca. Dice: “Por primera vez en mi vida encontré algo de orden y dignidad … la vida de civil me parecía blanda, femenina, y conocí la satisfacción que da el crecerse bajo la disciplina y el castigo”. Llevado de su gusto por la acción se enrola en la aviación naval donde consigue puestos de responsabilidad (grado de Commander, que usaría más tarde en la política) y el mando de tres escuadrones. Durante la II Guerra Mundial presta servicios en el Pacifico y sobre todo en el Atlántico Sur, en lucha con los submarinos alemanes. Acabada la guerra, y dadas sus profundas inclinaciones artísticas, ingresa en e ‘Pratt lnstitute de Nueva York, centro neurálgico d e toda la vanguardia artística cubista y surrealista, que pronto le inspiran una profunda repugnancia. En este centro tiene la ocasión de ver que todo el “arte moderno” es inspirado por judíos, aunque no saca todavía conclusiones del tema, simplemente le parece una casualidad. Del talento artístico de Rockwell dará idea el hecho de que se presenta al concurso de la prestigiosa National Society of Illustrators, logrando el primer premio y 1.000 $ por un cartel que había confeccionado para la Sociedad Americana de lucha contra el Cáncer. Por cierto que entre los miembros del jurado estaba el famoso pintor Norman Rockwell (sin parentesco con él a pesar del apellido). A pesar de todo, su situación económica no es boyante, pues detesta un trabajo fijo en una fábrica u oficina. Quiere ser el dueño de su tiempo y vivir de y para su actividad creadora, lo que no parece comprender su mujer, quien pide el divorcio.
Y es en esta época, a comienzo de los 50, cuando inicia su vida política. Lo relata así: “Una noche oí la por la radio a un hombre que afirmaba que había comunistas en el Departamento de Estado y en el Gobierno, que había un gran peligro de subversión aquí en América.
¿Quién era? Esperaba impaciente oir su nombre. Por fin lo anunciaron: el Senador Joseph McCarthy, de Wisconsin. Me parecía una voz de otro planeta y una voz maravillosa, patriótica, americana, una voz que parecía salir de dentro de mi mismo”. Pero su despertar político es interrumpido el ser movilizado por la guerra de Corea, donde vuelve a ocupar puestos de responsabilidad como oficial de aviación naval. Terminada la contiendo Rockwell es desmovilizado y se reintegra a la vida civil. Pero, como muchos otros americanos, está indignado por la destitución del general Mac Arthur por parte de Truman y su camarilla. Por casualidad conoce a una señora con la que mantiene una conversación sobre el asunto Mac Arthur. El diálogo -decisivo para comprender la posterior evolución de G.L.R.- es el siguiente:
– ¿Quién se beneficia de este asunto?, le dije.
– Los judíos, me respondió ella.
– ¿Los Judíos? ,exclamé, ¿Que tienen que ver los judíos con todo esto?.
– Odian a Mac Arthur, dijo ella.
– ¿Le odian?. Es absurdo. Supongo que algunos de ellos pero no todos.
– Es verdad, dijo. Y me dio una copia del “The Californian Jewish Voice” que decía que Mac Arthur era potencialmente otro Hitler.
– Pero es solo un periódico, dije, probablemente un panfleto extremista. Estoy seguro de que los judíos no creen que Mac Arthur sea otro Hitler.
Me enseñó otro periódico judío. Su tono era más dignificante, pero el mensaje era el mismo. Me mostró otras publicaciones judías, era lo mismo. En el mismo “Jewish Voice” ví el título del editorial: “Loado sea Dios el día que la Unión Soviética tenga la bomba A”. Finalmente la señora me dió un ejemplar de la revista nacionalista “Common Sense” donde se revelaba la increíble teoría de que el comunismo era judío a través de varios documentos supuestamente oficiales. Pero oigamos a G L Rockwell: “Me pareció una magnífica oportunidad para desenmascarar como una idea fantástica el mantener que el comunismo era judío y decidí investigar esos supuestos ‘hechos’. Fui a la Biblioteca pública de San Diego y consulté los documentos mencionados por “Common Sense”. Y allí, ante aquellas oscuras pilas de libros, desperté a treinta años de estúpido sueño político, del mismo sueño mortal que ahora cierra los ojos de nuestro pueblo y hace que coopere con sus enemigos en su propia destrucción, todo bajo el nombre de ‘buena ciudadanía, fraternidad, etc. Vi que el comunismo no solamente era de origen judío sino que los judíos se jactaban de ello en sus propios libros y publicaciones”. Un hecho trascendental aparece ahora a los ojos de G.L. Rockwell. Rápidamente empieza a leer toda la literatura sobre el tema que puede encontrar, preferentemente judía, como la “Universal Jewish Encicloepedia” el “Daily Worker” (periódico comunista judío), ect. Por fin acude a un acto de Gerald L. K. Smith, uno de los más profundos conocedores del problema judío en América, y compra un número de “Los Protocolos de los Sabios de Sión”, que estudia cuidadosamente.
Al poco tiempo G. L. R. Se ha transformado en un antisemita convencido. Unos días más tarde, en una librería de San Diego encuentra un ejemplar antiguo del “Mein Kampf” que, según dice, le transforma en otra persona. Reproduzco a continuación la impresión que le produjo: “Mein Kampf“ me descubrió una parte de mi. Durante mucho tiempo me había dicho: Debe de haber una relación entre los hechos sociales y políticos y la situación actual’, pero nadie fue capaz de descubrírmelo… estaba hipnotizado. Cuando lo acabé, volví a leerlo. Lo estudié, lo medité y me maravillé de su indescriptible genio. Comprendí que el Nacionalsocialismo, la iconoclasta visión del mundo de Adolf Hitler, era la doctrina científica del idealismo racial, una nueva ‘religión’ para nuestros tiempos. Ví que estaba viviendo en la era de una nueva concepción del mundo. Comprendí esta nueva y maravillosa doctrina, científicamente verdadera, aplicada al hombre mismo, era lo único que podía salvarle de su propia degradación en la lujuria y decadencia racial. Me convertí completamente en un NAZI seguidor del cerebro más grande en dos mil años: Adolf Hitler. Las dificultades económicas hacen que G.L.R. se reenganche en el Ejercito y sea destinado a Islandia, como oficial en una base de bombardeos estratégicos. Allí descubre síntomas de corrupción entre los oficiales, lo que favorece que se retraiga de ese ambiente y se dedique al estudio profundo del “Mein Kampf” (“Releí el Mi Lucha una docena de veces, anotando, resumiendo, las principales ideas. Escribí interminables comentarios y planes de organización”). Durante su estancia en Islandia conoce a la que iba a ser su segunda mujer y a la que querría apasionadamente. Tras su boda, vuelve a los EE UU abandonando el servicio activo en las fuerzas armadas y pasando a la reserva. De nuevo comienzan las dificultades económicas para la familia Rockwell, hasta que decide crear un proyecto de envergadura: el lanzamiento de la revista “US Lady”, destinada a mujeres y familias de los militares americanos. Este proyecto pone a prueba el genio organizador de G.L.R. pues sólo con 300$ y la ayuda de un mínimo grupo de colaboradoras, crea una revista perfectamente impresa y que llega a tirar miles de ejemplares entre las bases americanas de todo el mundo. La difusión de la revista supera todas las expectativas lo que supone grandes gastos financieros a los que no puede hacer frente, por lo que debe vender la publicación. De la importancia del proyecto dará idea el que actualmente sigo editándose por una empresa de talla mundial, la Readers Digest. Decidido a lanzarse a la política, G. L. R. entra en contacto con los principales grupos de la derecha conservadora americana, a los que ingenuamente pensaba orientar en sentido nacionalsocialista. Es un larguísimo proceso tras el cual, completamente asqueado, decide por fin la creación del “American Nazi Party”. Pero no adelantemos acontecimientos. Su primera relación fue con el grupo de personas que rodeaban al famoso poeta Ezra Pound, y su impresión no pudo ser más penosa dada la principal actividad de dicho grupo: el espiritismo. “Acudí un domingo a una de esas sesiones con mi mujer. Fué una noche inolvidable. Se trataba de un grupo de lunáticos paseándose de arriba para abajo alrededor de Pound, que vestía pantalones cortos, sandalias, una camisa demasiado grande y llevaba barba. Entre los reunidos había una señora drogadicta, un artista, un beatnik que decía ser poeta, la silenciosa esposa de Pound, mi mujer y yo mismo. No es de extrañar que nuestro protagonista abandonara estas sesiones como gato escaldado. A pesar de ello G.L.R. no había perdido su fé en transformar los grupos conservadores USA (que allí denominan “right wing”). Sucesivamente colabora con millonarios conservadores como Snowden, Rusell, Maguire -propietario del “Mercury Magazine”- De West Hooker -que tenía como socio a Rockwell- y un largo ect. Pero toda su labor es igual a cero. G. L. R. colaboraba con grupos totalmente aburguesados, opuestos -eso si- a los negros y a la influencia judía, pero carentes por completo de combatividad y del menor coraje. “Estos nunca irán, dice, a buscar a la gente en las calles, para conquistar a las masas con un movimiento viril, inspirado y enérgico, el único que puede conquistar el corazón de aquellas”. G. L. R. comprende que no hay nada a hacer entre ese grupo de momias que se escandalizan porque en un libro de texto para niños aparezca la palabra ‘sexo’, pero que se mantiene indiferente ante la destrucción de una raza. Como dijo magistralmente Hitler “ocho paralíticos juntos jamás podrán hacer un gladiador”. Es entonces cuando aparece por primera vez en su cabeza la idea de que es preciso un movimiento abiertamente Nacionalsocialista que luche en la calle con su simbología propia. “Comprendí que la única razón de que el ‘tratamiento del silencio’ de la prensa judía fuese efectivo radicaba en que sus víctimas nunca lucharon en las calles con panfletos, pancartas o discursos, porque temían ser golpeados, arrestados o muertos. La extrema derecha se confinó a si misma a trabajar en privado, hablando interminablemente, pero nunca forzando a los judíos a informar de sus actividades… Sólo obligando a los judíos a difundir nuestro mensaje por sus propios medios de difusión tendremos alguna esperanza de éxito en contrarrestar su propaganda izquierdista y promotora de la mezcla racial. Para ello necesitamos dos cosas:
1- Una aparición espectacular, dramática y que no pueda ser ignorada incluso por el censor de prensa más riguroso, y
2- Un super-resistente grupo de jóvenes luchadores dispuestos a una presentación espectacular en público a pesar de la inevitable violencia judía”.
Aquí queremos hacer un inciso fundamental: muchos han querido ver en las tácticas callejeras de G. L. R. la demostración del carácter mitómano de su movimiento, así como la denominación de su grupo (“American Nazi Party”) como la prueba de su inmadurez ideológica. Las frases citadas, así como su biografía demuestran lo contrario. G. L. R. tenía una sólida cultura, una elevada inteligencia y un profundo conocimiento del NS, a la vez que era un fino psicólogo, lo que le impulsó a lanzar su partido con las características citadas. Naturalmente, como símbolo del movimiento eligió la Swástica. He aquí el por qué:
“Siendo un ‘nazi’, con la swástica reunía sólo a aquella gente que quiero alrededor mío: idealistas duros y entregados dispuestos a luchar por sus ideas y dar sus vidas sí es necesario. Y lo que es más importante, alejaría automáticamente a los millones de charlatanes, cobardes, imbéciles y chiflados que infectan el resto de los movimientos. La Swástica probablemente no me traerá muchos partidarios pero aquellos que vengan serán HOMBRES”.
Con un minúsculo grupo de partidarios, G.L.R. realiza su primera acción, una manifestación de protesta ante la Casa Blanca sobre la influencia judía en América, lo que en aquella época -1.958- creó un gran revuelo. La tremenda presión judía encabezado por el A. O. l. (Liga Anti-Difamatoria) del B’nai B’rith, así como los actos terroristas judíos y la campaña de prensa hacen que G.L.R. se quede prácticamente sólo. Incluso su mujer e hijos le abandonan. Esto supuso un durísimo golpe para él, que superó gracias a su portentosa fuerza de voluntad. “Me quedé sin dinero, sin trabajo, y sin posibilidades de encontrarlo; mi casa había sido requisada por orden judicial y me enfrentaba al más gigantesco y vengativo poder de la tierra. Aparte, esperaba pasar más de un año en la carcel, después de lo de la bomba de Atlanta (tras la resonancia de la acción ante la Casa Blanca, un grupo misterioso dinamita la sinagoga de Atlenta; se trataba en definitiva, del clásico atentado/provocación). Todos mis amigos desertaran. Estaba completamente sólo”. Lo que en otro habría sido un golpe definitivo para Rockwell supone un reforzamiento de su fe ideológica: “En lo más profundo de mí sabía que lo peor estaba todavía por venir. No se gana un nuevo mundo con penalidades ordinarias, sino soportando y venciendo tragedias de dimensiones olímpicas”.
Pronto empieza a reconstruir su partido, logrando reunir un puñado de incondicionales.
Se trata de jóvenes trabajadores y miembros de las Fuerzas Armadas dispuestos a todo, incluso a ser expulsados del Ejército, lo que ocurre con algunos de ellos y con el mismo Rockwell. Cuando tiene ya una mínima estructura decide dar su primer mitin al aire libre en pleno centro de Washington, lo que consigue, aunque no con la resonancia que habría querido, por lo que el siguiente decide hacerlo en pleno centro de Nueva York. Hay que destacar ahora la que considero principal cualidad de G. L. R.: su valentía. Hay que tener valor más que regular para convocar un mitin en una ciudad de más de tres millones de judíos con un servicio de orden de apenas diez de sus Strorm- troopers. Naturalmente el acto acabó como el rosario de la aurora, al interrumpirlo una horda de cientos de judíos, y como también es natural en las democracias, los NS fueron detenidos por……. provocadores (¿ ?). Del espíritu de los hombres de G. L. R. dará idea el hecho de que ese mismo día por la tarde, tras salir de la comisería, acuden a un parque de atracciones para blancos (en aquella época aun había segregación) donde organizaciones integracionistas (NAACP, CORE …) y comunistas amenazaban entrar. Ante la exhibición de coraje realizada por los NS por la mañana los manifestantes -muy prudentemente- deciden retirarse. Estos hechos tienen una resonancia extraordinaria, consiguiéndose los objetivos previstos por Rockwell, que no eran otros que los de darse a conocer. El costo de estas acciones le suponen a Rockwell un proceso por ‘conducta desordenada”. Y aquí comienza una nueva epopeya para el fundador del NS americano. En el proceso el fiscal pide -y consigue- q u e G. L. R. sea sometido a observación en un hospital psiquiátrico, donde de nuevo se pone a prueba su entereza moral. Rockwell es encerrado durante 10 días en el pabellón de enfermos mentales de un hospital donde predominaban los negros. Donde otro se hubiera hundido G. L. R. se mantiene firme; para evitar la desmoralización cuida a los enfermos (recordemos que casi todos eran negros), limpia las habitaciones, les ayuda a escribir cartas, ect. A los pocos días sale a la calle al considerar los psiquiatras como “ridícula” la acusación de locura. A partir de entonces G.L.R. va organizando su partido a nivel nacional, dándole una sólida implantación así como unos cuadros profesionales dedicados por completo a la política. Pero excede a los límites de este folleto el desarrollo posterior del movimiento de Rockwell y su asesinato en 1.967, por otra parte aún rodeado de incógnitas. Solamente he querido subrayar la gigantesca personalidad de este hombre. Y su último mensaje es que todo, absolutamente todo, puede arreglarse con esa sencilla palabra de cinco letras: VALOR.
E. A.
AGRADECIMIENTOS
El autor reconoce con gratitud la inspiración que él recibió en su carrera política de tres grandes americanos:
Senador Joseph McCarthy, General Charles Lindbergh, General Douglas MacArthur. (No se piense aquí que esto implica que estos hombres son o fueron miembros del Partido Nazi americano.)
Además, no sólo el autor, sino la Raza Blanca entera y la República americana deben una deuda incalculable a tres hombres que ayudaron realmente en la creación de la única contra-fuerza real que se opone abiertamente a la conspiración criminal sionista-bolchevique Internacional, promotora de la mezcla de razas, El Partido Nazi americano:
Floyd Fleming que ha arriesgado su vida y su seguridad, mi Comisario Delegado, Comandante J. V. Kenneth Morgan que ha estado de pie fielmente conmigo en innumerables batallas sangrientas contra los terroristas; y DeWest Hooker, que fue el primero en enseñarme a reconocer las maneras hábiles y malvadas del enemigo.
DEDICATORIA
A: ¡ADOLF HITLER!
Como a los gigantes espirituales antes de usted – usted fue maldecido y llevado a la muerte por los pigmeos espirituales por atreverse a representar una nueva y vital verdad.
Su heroico pueblo permanece en silencio, amarrado en las cadenas del oro y desgarrado entre las dos bandas criminales de bolcheviques y Sionistas.
Yo ayudé a bombardear y quemar a muchos de sus valientes jóvenes hombres. Sus jóvenes madres de ojos azules fueron violadas y asesinadas por los soviéticos y los salvajes negros. Millones de pequeños muchachos rubios y muchachas que usted amó también yacen entre los acres de escombros, devastación y ruina.
Millones de mis compañeros americanos, británicos, franceses y otros de nuestros camaradas raciales, todos tan ignorantes como yo lo fui una vez, fueron muertos y mutilados luchando para esas mismas dos bandas cochinas de Sionistas y bolcheviques.
El enemigo del mundo se encoge ante Usted como el Diablo ante la señal de la Cruz. Su espíritu poderoso ha inspirado a millones con la Verdad Santa. ¡De toda la tierra, un poco despacio al principio, viene el sonido de las botas marchando – más ruidosamente y más ruidosamente va creciendo!
¡Escuche! ¡Ellos están cantando!
“Die Fahne Hoch! Die Reihen fest geschlossen! ”
(¡Banderas en Alto! Las filas solidamente cerradas)
Fuera del barro y limo de las mentiras, su sagrada bandera roja, blanca y la Esvástica negra se ha levantado en los cielos en Virginia, Estados Unidos de América, y nosotros empeñamos nuestras vidas a usted, Adolf Hitler, no retrocederemos o fallaremos hasta que hayamos destruido absolutamente a las fuerzas del Marxismo y la oscuridad.
¡HEIL HITLER!
“Es necesario que yo deba morir por mi pueblo; pero mi espíritu subirá de la tumba y el mundo sabrá que yo tenía razón”.
PREFACIO
Cuando uno se pone tan polémico como Lincoln Rockwell, el escribir un libro autobiográfico presenta problemas monumentales que no confrontan la mayoría de los otros escritores. Yo ya he experimentado un ataque mayor contra mi libertad cuando varias organizaciones judías multi-millonarias se combinaron para recopilar material que va desde tiempos tan lejanos como mis días universitarios en la Universidad de Brown en 1938, y consiguió que me internasen en un manicomio “para observación”. Ellos esperaron dichosamente y alegremente, tal como comentaron en la prensa judía, que yo fuera encerrado con llave permanentemente como a un loco. ¡Sin embargo tuve éxito, no sólo demostrando mi salud mental, sino la racionalidad de mis acciones e ideas, ganando incluso a un psiquiatra judío, junto con muchos otros, y fui soltado en sólo diez días, aunque la Corte había pedido que fuese a observación encerrado durante treinta días!
Pero no soy tan ingenuo para imaginar que ése será el fin del asunto. Los mismos grupos todavía tienen sus millones de dólares y sus fanáticos del odio-loco que no pueden contestar o detener mis argumentos e ideas, y que deben detenerme por consiguiente personalmente, o de otra forma estarán descubiertos y expulsados como los bribones que son.
Asirán este libro como buitres hambrientos y lo revisaran en busca de nueva evidencia de la locura que ellos deben demostrar contra mí, sino quieren ser declarados culpables.
Bajo estas circunstancias, asusta pensar lo que pueden o intentarán hacer con las pequeñas confesiones honradas de debilidades humanas y errores que yo creo que un autobiógrafo debe a sus lectores, si el trabajo no quiere ser una repugnante pieza de auto-adulación. También soy consciente que la revelación de intimidades y actos a veces menos-que-heroicos, de tontería o incluso maldad, actos cometidos por CUALQUIER ser humano, pero normalmente encubiertos y ocultos, lo hará más difícil después de haberse establecido esa leyenda política sobre mi persona, pero será necesario para proporcionar la dirección fuerte a la Raza Blanca, que ella debe tener si la Civilización Occidental Blanca quiere sobrevivir.
Esta edificación consciente de una imagen-paterna dominante capaz de dirigir, siempre ha sido vital para las masas de gente vulgar, aquí y en todas las otras partes.
No obstante, a pesar del uso probable de mi franca honestidad por mis enemigos para hacer otro esfuerzo en cuestionar mi salud mental, y a pesar de la amenaza a mi dignidad como un líder nacional, pienso incluso revelar episodios algo penosos en mi historia personal que creo son auténticamente reveladores de mi propia naturaleza, como esta se formó y fue moldeada por las personas y eventos que se vierten a mi alrededor en un mundo caótico.
Este libro se dirige más a los círculos intelectuales, ahora ahogados en los océanos de Marxismo que ha inundado todos nuestros colegios y universidades, que a las masas de gente vulgar, para quienes el creer que yo soy un exponente del uso de cámaras de gas para los judíos, y para todos los otros traidores comunistas, es ya suficiente para condenar mi filosofía. Yo no me involucro, por consiguiente, demasiado con la explotación probable de mis fragilidades auto-reveladas y mis debilidades, porque mis enemigos ya tienen un festín mintiendo sobre mí con mucho más virtuosismo del que ellos podrían desplegar si se confinasen a lo que yo escribo aquí. Las masas no quieren – no pueden – leer este libro. A pesar de su esquema mental, los intelectuales lo entenderán y, quizás, admitan su sinceridad y fuerza. Por consiguiente, yo he incluido éstas ‘jugosas’ partes en esta primera edición, y ya veremos si deben desaparecer cuando este texto alcance a un círculo más amplio.
Pero este trabajo tiene otra dificultad formidable debido a mi notoriedad actual como monstruo salvaje de la política.
Cada nombre que yo menciono, para bien o mal, con elogios o maldiciones, se vuelve un blanco para las fuerzas enormes que el hombre corriente conoce poco o nada. La Liga de Anti-difamación de la B’nai B’rith, con un presupuesto anual de seis millones de dólares para ‘proteger’ a los judíos de los ataques y para destruir ‘Antisemitas’, abrirá este volumen con las garras afiladas y lo rasgará aparte, palabra por la palabra, buscando cada punto débil donde yo, o aquéllos que están o se conectaron conmigo, pueden ser alcanzados, volverse victimas de atentados o pueden ser atacados.
Por el costo de un volumen, ellos conseguirán lo que tomaría años para sus agentes pagados investigar entre archivos polvorientos, y recogerán los hechos descritos por mí, que ellos nunca podrían conseguir en absoluto de cualquier otra manera. El libro rebotará así sobre mí, no sólo como el material para apresurarme otro posible viaje a la casa de locos, sino como el material para todas las clases de ataques personales dolorosos a las personas que yo amo: mi familia, amigos, socios y Camaradas del Partido.
Pero de nuevo, esto debe ser un riesgo calculado, como todas mis otras actividades lo han sido. Yo era consciente de estas posibilidades cuando me colgué la Esvástica, pero lo hice no obstante, cuando calculé que las ganancias pesarían más que la agonía y las pérdidas inevitables – como así ha sido del modo más satisfactorio. La honestidad inequívoca y sinceridad de este volumen podrán, espero, hacerme ganar a los jóvenes intelectuales viriles que yo necesito ahora. Y esa sinceridad sería imposible, si yo me pusiera a esconder todas mis debilidades o errores y solo glorificar mis éxitos.
Finalmente, es absolutamente imposible de escribir el libro sin herir a las personas que yo amo – mi familia. Hasta ahora, en mi carrera política, los he protegido al máximo posible del tipo de ataques injustos que yo debo sufrir. No tenía derecho alguno en ponerlos en riesgo, puesto que antes mi carrera era como un juego imposible y salvaje. Todavía es un juego – pero ya no es salvaje o imposible. Es ahora, sin tener en cuenta lo que pensadores deseosos o los ignorantes puedan aullar, pensable que logré el liderazgo como Presidente de los Estados Unidos en 1973, exactamente como he logrado, paso a paso, las otras metas en mis planes, ya sea a tiempo, o por adelantado. La publicación de este libro, a pesar de las fuerzas de millones de dólares que se han desplegado contra mí y el libro, es simplemente un ejemplo de esta predicción y dan fuerza a su progreso.
Es por consiguiente inevitable el que mis parientes sean tarde o temprano expuestos a la publicidad y a los ataques viciosos, que son la única respuesta de los judíos y comunistas a nuestra lógica y argumentos. Mis parientes, mis hijos y los que han estado cerca de mí son ineludiblemente una parte de mi vida, y yo los he presentado más bien verídicamente al público, y con amor, en vez de haberlos salpicado en las páginas de revistas de escándalos.
A mi familia, de la que estoy seguro ya no pueden entenderme a mí o a mis actividades más que la mayoría del resto de las personas, sólo puedo decir que he hecho mi mejor esfuerzo al escribir el libro, como él DEBE escribirse para una causa que yo sostengo, más estimada que mi propia vida, y también a las buenas personas que, dedicándome su tiempo, tuvieron su gran parte en hacerme aquello que ahora soy y llegaré a ser más tarde. Después de tres años de batallar desesperado para una idea y meta que yo creo es de importancia superior para la supervivencia de la humanidad, y después de dos años de luchar, creo que no me estoy jactando en vano cuando digo que pronto recompensaré ampliamente un día a mi familia por cualquier cosa que tengan que sufrir debido a la persecución de esos hipócritas que me odian a mi y este libro, pero que pretenden aparecer como amantes de la libertad intelectual.
También le debo una palabra de explicación al lector acerca de mi actitud hacia mí mismo.
Creo que la modestia es una virtud absolutamente necesaria cuando el poseedor sea, en efecto, de una estatura mental sólo modesta, pues sino es hipocresía repugnante del tipo más indignante. Una mente verdaderamente superior que puede aprehender los más poderosos hechos e ideas el universo, hechos que son inconcebibles a millones y millones de seres humanos, ciertamente puede percibir su propia relación respecto a esos millones de seres rastreros de cabezas vacías. Tal grandiosa mente ciertamente puede comprender su propia altitud con respecto a las mentes tipo-gusano que se retuercen y se arrastran por millones en el barro de la vida. Y cuando tal mente se da cuenta completamente del regalo que la Naturaleza ha hecho en él, es un gran acto de deshonor el hacer una pretensión cínica y melosa con voz hueca afirmando ser “sólo uno más de la entupida manada” para tratar de congraciarse con el ejército de idiotas, y poder bajar la mirada de uno “modestamente”, mientras las fuerzas de la idiotez organizadas exaltan al genio de uno. No es necesario, de seguro, salir a alardear y jactarse desmedidamente acerca de los propios dones, pero, cuando uno ha descubierto y ha demostrado la superioridad dominante en su campo escogido, creo que es apropiado y honorable estar orgulloso y consciente de esa superioridad, exactamente como nuestros antepasados Vikingos no estaban avergonzados de estar de pie virilmente narrando sus propias proezas y valor en la batalla.
Exactamente en ese sentido, entonces, yo me preparo a empezar mi historia, lo bueno con lo malo. No tengo miedo de admitir mis errores, ni tampoco estoy asustado por aclamar mi propio genio. Si el mundo no puede todavía estar listo para admitirlo, se lo haré ver por una demostración simple – en el combate.
Lincoln Rockwell, Comandante,
Partido Nazi americano de La Unión Mundial de Nacional-socialistas