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Estudios sobre el holocausto – Enrique Aynat

250 páginas
medidas: 14,5 x 20 cm.
Ediciones Sieghels
2016
, Argentina
tapa: blanda, color, plastificado,
Precio para Argentina: 250 pesos
Precio internacional: 23 euros

En el presente opúsculo se recopilan tres monografias diferentes que estudian algunas de las facetas esenciales de ese complejo y polémico campo de investigación histórica que es la deportación de los judíos durante la Segunda Guerra Mundial. Aquí también puede encontrar información sobre los mejores libros de la segunda guerra mundial.
La primera de ellas – Consideraciones sobre la deportación de judíos de Francia y Bélgica al este de Europa en 1942 –, tras someter a dura crítica la tesis hoy generalemente aceptada de que los judíos deportados de Europa occidental eran exterminados en el campo de concentración de Auschwitz, indaga sobre la suerte que corrieron dichos judíos tras su paso por este campo. Se trata de un trabajo pionero que pretende contestar esta pregunta esencial: si los judíos deportados no eran aniquilados en Auschwitz, entonces… ¿dónde iban y qué fue de ellos?
La segunda monografia – Los informes de la resistencia polaca sobre las cámaras de gas de Auschwitz (1941-1944) – supone también un trabajo original de investigación sobre el arma del crimen con que supuestamente se llevó a cabo el exterminio de judiós en Auschwitz: las cámaras de gas homicidas. Aquí la cuestión es enfocada desde una perspectiva nueva: el estudio meticuloso, conforme a las rigurosas reglas de la metodología histórica, de las fuentes de información de que disponía la resistencia polaca sobre el campo de Auschwitz y, en particular, sobre las cámaras de gas.
Finalmente, se ha agregado a la edición original un tercer trabajo de Enrique Aynat referente a los llamados “Protocolos de Auschwitz”, unos documentos supuestamente redactados por cinco evadidos de los campos de concentración alemanes de Auschwitz y Birkenau (Alta Silesia) donde se revelaría que la gran mayoría de los judíos deportados a dichos campos fueron aniquilados por medio de cámaras de gas. Los Protocolos constituyen el origen de la versión que hoy conocemos sobre los hechos supuestamente acaecidos en Auschwitz y Birkenau y han sido elevados a la categoría de fuente histórica principal.
No obstante la importancia fundamental que los “Protocolos de Auschwitz” han asumido en la historiografía exterminacionista, “no han sido sometidos a un estudio llevado a cabo con los métodos rutinarios de la crítica y de la investigación históricas”. Con la aplicación de ellos, E. Aynat llega a la conclusión de que los “Protocolos de Auschwitz” “no resisten la critica “, “son apócrifos y contienen una gran cantidad de información falsa”, por lo que en definitiva “su valor como fuente histórica es nulo”.

ÍNDICE

Los “Protocolos de Auschwitz”: ¿una fuente histórica? (1990)
Prólogo9
0 Introducción15
0.1 Definición, génesis y objeto del trabajo15
0.2 Historia de la cuestión16
0.2.1 Desarrollo del estudio del tema16
0.2.2 Estado crítico de la cuestión21
0.3 Método seguido en la elaboración del trabajo22
1 Los documentos23
1.1 Textos que constituyen los Protocolos de Auschwitz23
1.1.1 Prefacio23
1.1.3 Testimonio de dos jóvenes judíos fugados el 27 de mayo de 194426
1.2 Documentos examinados28
1.2.1 Documento sin título archivado en la institución Yad Vashem (Jerusalén) bajo la signatura M20/15328
1.2.2 “Tatsachenbericht ueber Auschwitz und Birkenau”28
1.2.3 Documento sin título archivado en el ministerio sueco de Asuntos Exteriores (Estocolmo) bajo la signatura 1920-HP 109528
1.2.4 ‘Rapports sur les camps de ‘travail’ de Birkenau et d’Ausschwitz”29
1.2.5 “The Extermination Camps of Auschwitz (Oswiecim) and Birkenau in Upper Silesia”29
1.2.6 “Testimony of Two Escapees from, Auschwitz-Birkenau Extermination Camps at Oswiecim, Poland”30
2 Establecimiento y determinación de los mejores textos30
2.1 Protocolo 130
2.2 Protocolo 232
2.3 Protocolo 332
3 Critica externa. Critica de procedencia33
3.1 Autoría33
3.1.1 Anonimato33
3.1.2 Aparición de los supuestos autores35
3.2 ¿Cuándo se redactaron?43
3.2.1 Protocolo 143
3.2.2 Protocolo 245
3.2.3 Protocolo 346
3.3 ¿Dónde se redactaron?48
3.3.1 Protocolo 148
3.3.2 Protocolo 249
3.33 Protocolo 349
3.4 Otros aspectos relacionados con la redacción50
3.4.1 Protocolo 150
3.4.1.2 Personas presentes52
3.4.1.3 Lengua en que se redactó el documento53
3.4.1.4 Extensión del documento54
3.4.1.5 Autoría de los gráficos55
3.4.2 Protocolo 256
3.4.3 Protocolo 357
3.5 La difusión de los protocolos57
3.5.1 Comité de ayuda o enlace en Istanbul (Turquía)58
3.5.2 La llegada de los Protocolos a Ginebra (Suiza)58
3.5.3 El representante de la Santa Sede en Bratislava (Eslovaquia)59
3.5.4 Los Protocolos en Hungría60
3.5.5 Conclusión61
4 Crítica interna. Cotejo de los textos62
5 La cuestión de la veracidad de los protocolos65
5.1 Protocolo 166
5.2 Protocolo 288
5.3 Protocolo 390
6 El supuesto encuentro en el monasterio de Svaty Jur93
Conclusiones:97
7 Las declaraciones de Rudolf Vrba y Alfred Wetzler98
7.1 Las declaraciones de Rudolf Vrba98
Contradicciones99
Falsedades105
7.2 Las declaraciones de Alfred Wetzler110
Contradicciones111
Falsedades111
8. Verificación de los testimonios112
9. Conclusiones116

Consideraciones sobre la deportación de judíos de Francia y Bélgica al este de Europa en 1942
0. Introducción125
0.1. Génesis y objeto del trabajo125
0.2 Fuentes126
0.3 Método127
0.4 Evolución de la cuestión128
1. Las listas de números de registro de Auschwitz.131
2. Los documentos alemanes de París137
3. La resistencia polaca y el gobierno polaco en el exilio142
3.1 Los informes de la resistencia polaca147
3.2 Los documentos del gobierno polaco en el exilio154
4. Indicios de que Auschwitz no era la meta final de la deportación159
5. La cuestión de los supervivientes165
6 Conclusión: lo que probablemente ocurrió169

Los informes de la resistencia polaca
sobre las cámaras de gas de Auschwitz (1941-1944)
0. Introducción181
0.1 Génesis y objeto181
0.2 Fuentes182
0.3 Método185
1 Crítica externa186
2 Crítica interna193
2.1 Crítica de sinceridad193
2.2 Critica de exactitud198
3 Los documentos de la resistencia y la versión actual de los hechos200
3.1 Descripción de las cámaras de gas200
3.2 Acciones de exterminio en masa por medio de gas recogidas en los documentos y que no han sido reconocidas por la tesis oficial204
3.3 El agente tóxico205
3.4 Otros métodos de exterminio descritos en los documentos de la resistencia y que no han sido reconocidos por la tesis oficial205
4 Conclusiones207
Apéndice213
Documentos213
Bibliografía246

PRÓLOGO A Los “Protocolos de Auschwitz”: ¿una fuente histórica?

Si bien las tesis del exterminio de judíos en Auschwitz nació hacia la mitad de 1942 -la primera noticia en tal sentido es del mes de junio – y se ha difundido desde entonces enriqueciéndose con temáticas nuevas y a menudo contradictorias, como la muerte de las victimas por medio de “martillo neumático” (Hammerluft) o en “cámaras eléctricas” (komory elektryczne), la versión definitiva de tal tesis, la del exterminio en cámaras de gas mediante Zyklon B, se impuso tan sólo en 1944.
Las tres obras exterminacionistas más autorizadas dedicadas en los últimos años al conocimiento del exterminio judío por parte de los Aliados durante la segunda guerra mundial, concuerdan en considerar los informes presuntamente redactados en la primavera de 1944 por dos judíos eslovacos evadidos de Auschwitz el 7 de abril del mismo año, Walter Rosenberg que adoptó posteriormente el nombre de Rudolf Vrba, y Alfred Wetzler, como la fuente principal y esencial del conocimiento relativo a las cámaras de gas de Auschwitz.
Martin Gilbert, en el prefacio a la edición alemana de su estudio “Auschwitz and the Allies”, escribe textualmente que “el más grande de todos los lugares de tormento, la llamada fábrica de la muerte de Auschwitz-Birkenau, consiguió guardar su secreto hasta el verano de 1944, esto es, hasta cuando, en junio de ese año, fueron dados a conocer los informes mencionados.
Walter Laqueur confirma que “fue tan sólo en 1944, al llegar Rudolf Vrba y Alfred Rosenberg con noticias muy detalladas sobre el más grande de todos los campos de la muerte, cuando los ‘rumores’ se convirtieron en certeza”.
David S. Wyman, por último, declara que las informaciones facilitadas por Vrba y Wetzler en 1944 llegaron a los gobiernos aliados y comenzaron a aparecer en los diarios suizos, ingleses y americanos. A finales del mes de junio el mundo exterior conocía por tanto la verdad sobre Auschwitz y poseía descripciones del campo, de su ubicación y de su organización”.
Las informaciones anteriores, como las del 10 y 12 de agosto de 1943, a las que Raul Hilberg da gran relieve, eran fragmentarias y aproximadas y no tuvieron prácticamente ninguna difusión.
A los informes mencionados se les añadieron pronto otros dos, uno pretendidamente redactado por otros dos judíos evadidos de Auschwitz el 27 de mayo de 1944, Czeslaw Mordowicz y Arnost Rosin, el otro de un “comandante polaco” identificado muy tardíamente como Jerzy Tabeau.
Estos informes, a los que se les ha atribuido el nombre de “Protocolos de Auschwitz” y que también Hermann Langbein considera “testimonios precisos y detallados”, han sido retomados y elevados de nuevo a fuente histórica principal por Georges Wellers en una de las más autorizadas obras exterminacionistas de los últimos años. “Nationalsozialistische Massentötungen durch Giftgas”.
El informe presuntamente redactado en común por Vrba y Wetzler, ya definido como “muy fidedigno” por Gerald Reitlinger, ha sido además publicado por Heiner Lichtenstein en la obra “Warum Auschwitz nicht bombardiert wurde”.
Ahora bien no obstante la importancia fundamental que los “Protocolos de Auschwitz” han asumido en la historiografía exterminacionista, “no han sido sometidos “, como pone de relieve Enrique Aynat, “a un estudio llevado a cabo con los métodos rutinarios de la crítica y de la investigación históricas”, con la única excepción de Jean-Claude Pressac, sobre el que volveremos enseguida.
El objetivo que E. Aynat se ha propuesto en el estudio “Los Protocolos de Auschwitz – ¿una fuente histórica?” está apunto de colmar esta grave laguna historiográfica.
La metodología historiográfica seguida por el historiador español se articula en dos aspectos complementarios: crítica textual para establecer el mejor texto de los “Protocolos” entre las varias versiones en varias lenguas, crítica histórica para comprobar su veracidad. La crítica textual basada sobre una documentación rica y en parte inédita que suministra un óptimo soporte a la crítica histórica, partiendo de la cuestión puramente técnica de la determinación del mejor texto, se desarrolla con argumentos rigurosos y bien estructurados en un examen profundo de la génesis de los “Protocolos “, en el cual E. Aynat pone en evidencia las contradicciones insuperables que emergen de un serio análisis crítico de las cuestiones fundamentales, autores materiales, tiempo, lugar y modalidad de redacción de los “Protocolos” y por último su difusión en Occidente. La conclusión de E. Aynat a este respecto es drástica: niega que los “Protocolos de Auschwitz” hayan sido efectivamente redactados por sus presuntos autores.
“En consecuencia, si, como se ha visto, Auschwitz no era un lugar hermético, ya que existían canales de información que enlazaban el campo con el exterior, y si las organizaciones judías eslovacas mantenían contactos con Polonia, legales o clandestinos, es más que probable que estas organizaciones recibieran información procedente del interior de Auschwitz, adonde también habían ido a parar miles de judíos deportados de Eslovaquia. Mi tesis sostiene precisamente que esta comunicación existió y que alguien perteneciente a una de estas organizaciones judías eslovacas “fabricó” los Protocolos de Auschwitz tomando como base informaciones fragmentarias recibidas del interior del campo”.
La crítica histórica concentrada esencialmente en la cuestión de la veracidad de los “Protocolos”, se basa principalmente sobre el estudio comparado de un lado de los “Protocolos” con fuentes externas, en particular el “Kalendarium” de Auschwitz, del otro los testimonios sucesivos de Rudolf Vrba y Alfred Wetzler. Sobre este punto E. Aynat llega a la conclusión de que los “Protocolos de Auschwitz” “no resisten la critica “, “son apócrifos y contienen una gran cantidad de información falsa”, por lo que en definitiva “su valor como fuente histórica es nulo” .
Ahora bien, el hecho de que los “Protocolos de Auschwitz”, tal como han sido redactados, no resisten una crítica seria y no pueden constituir una fuente histórica fidedigna, es indiscutible. Con ello, desde el punto de vista de una sana crítica histórica, está resuelto el problema de la credibilidad de los “Protocolos de Auschwitz” pero queda sin resolver el fundamental, el de la realidad histórica del exterminio judío en cámaras de gas mediante Zyklon B. Si, como sostiene E. Aynat, los “Protocolos de Auschwitz” fueron redactados no ya por los presuntos autores, sino por exponentes de la resistencia eslovaca asumiendo como base informaciones fragmentarias recibidas del interior de Auschwitz -conclusión que no nos atrevemos a compartir- desde la perspectiva de una indagación histórica completa, la cuestión de la autenticidad y de la veracidad formal de los “Protocolos” no tiene ya importancia y el interés se desplaza sobre la cuestión de la autenticidad y de la veracidad de las eventuales fuentes de los “Protocolos”.
La importancia de tal cuestión, que excede de los límites que E. Aynat ha puesto a su investigación, resulta del hecho de que el análisis crítico de los “Protocolos de Auschwitz” seguido por Jean-Claude Pressac se funda sobre un desplazamiento de perspectiva análogo: admite que tal documento, por lo que respecta a la descripción de los crematorios de Birkenau, es “Más bien inaceptable y hasta del todo errado en algunos puntos”, pero atribuye estos errores al hecho de que Rudolf Vrba y Alfred Wetzler redactaron su informe sobre la base de lo que vieron y oyeron personalmente desde fuera de los crematorios y de lo que oyeron de otros detenidos, en particular de aquellos destinados en el “Sonderkommando”, interpretando estos datos y también recurriendo un poco a la imaginación. Los “Protocolos de Auschwitz”, en su aspecto históricamente más importante, tendrían por tanto una base objetiva en cierto modo filtrada y parcialmente deformada por la psique de los dos redactores, y ello explicaría las incongruencias admitidas también por Jean-Claude Pressac. De ahí la conclusión del historiador francés de que el informe Vrba-Wetzler, en sustancia “tiene el mérito de describir exactamente el proceso de intoxicación por gas de los crematorios del tipo II y III” como se desarrollaba desde la mitad de marzo de 1943.
No es este el lugar para discutir esta tesis: aquí nos limitamos a poner de relieve que tiene el vicio decisivo de omitir documentos fundamentales posteriores que desacreditan completamente su validez.
Establecida por tanto la absoluta inaceptabilidad de los “Protocolos de Auschwitz” como fuente histórica, brillantemente demostrada por E. Aynat, la tarea futura del revisionismo es delinear la génesis y el desarrollo de la tesis del exterminio judío en Auschwitz, desde la primera intoxicación con gas experimental -acontecimiento históricamente infundado- hasta los “Protocolos de Auschwitz”, para afrontar desde la raíz el problema de la veracidad de las fuentes.

Carlo Mattogno

INTRODUCCIÓN A Los “Protocolos de Auschwitz”: ¿una fuente histórica?

0.1 Definición, génesis y objeto del trabajo
Los llamados Protocolos de Auschwitz son unos documentos supuestamente redactados por cinco evadidos de los campos de concentración alemanes de Auschwitz y Birkenau (Alta Silesia) y difundidos en varios países a partir del mes de abril de 1944. En ellos se revela, entre otros detalles, que la gran mayoría de los judíos deportados a dichos campos fueron aniquilados por medio de cámaras de gas.
Los Protocolos de Auschwitz son el primer documento con verdadera repercusión internacional que caracteriza a los campos de concentración de Auschwitz y Birkenau como “campos de exterminio”. Los Protocolos constituyen el origen de la versión que hoy conocemos sobre los hechos supuestamente acaecidos en Auschwitz y Birkenau.
La génesis del presente trabajo ha estado en la comprobación de que, a pesar de la trascendencia de estos documentos y su abundante uso por parte de la literatura especializada, nunca se ha efectuado una crítica rigurosa y sistemática de los mismos. Por tal motivo, y teniendo en cuenta que “un testimonio no se considera históricamente verdadero hasta que ha pasado por el tamiz de la crítica histórica”, he emprendido este trabajo con objeto de comprobar si los Protocolos de Auschwitz resisten esta crítica y pueden ser aceptados como una fuente histórica fidedigna.

0.2 Historia de la cuestión
0.2.1 Desarrollo del estudio del tema
A continuación se exponen, por orden cronológico, los principales trabajos que han estudiado los Protocolos de Auschwitz:
1968 – KULKA, ERICH: Five Escapes from Auschwitz, en “They Fought Back. The Story of the Jewish Resistance in Nazi Europe” (Yuri Suhl, London 1968), págs. 222-245.
Este capítulo forma parte de una obra colectiva destinada a poner de relieve la importancia de la resistencia judía durante la Segunda Guerra Mundial. El trabajo de Kulka se extiende con detalle sobre la fuga de Auschwitz de los autores de los Protocolos, la redacción de éstos y su posterior distribución. Para Kulka, los Protocolos informaron a los Aliados de lo que estaba ocurriendo en Auschwitz y dieron con ello la posibilidad -malograda- de realizar una acción efectiva para terminar con el exterminio de los judíos.
1968/69 – KULKA, ERICH: Auschwitz Condoned. The Abortive Struggle Against the Final Solution, “The Wiener Library Bulletin” XXII (1968/69), págs. 2-5.
Breve artículo donde el autor destaca la pasividad del Vaticano y de los Aliados ante la suerte corrida por los judíos en Auschwitz, a pesar de conocerse la verdad de lo que acontecía en este campo de concentración, revelada por los Protocolos. Para Kulka, éstos son producto de una acción emprendida por la resistencia judía de Birkenau. Kulka se fija como meta seguir los pasos de los autores de los Protocolos, “despojarlos de su anonimato, inexactitud y aura de leyenda y establecer la verdad histórica sobre una de las más grandes y más importantes hazañas de la resistencia judía en Auschwitz” (pág. 2).
1976 – BUTZ, ARTHUR R.: The Hoax of the Twentieth Century (Historical Review Press, Chapel Ascote 1976). He manejado la edición americana del Institute for Historical Review, Torrance (5) 1977.
Obra panorámica donde se estudian críticamente los aspectos esenciales de la tesis oficial sobre el trato dado a los judíos en la Segunda Guerra Mundial. La opinión del autor es que los “judíos de Europa no fueron exterminados y no hubo tentativa alemana de exterminarlos” (pág. 239).
En el capítulo III (págs. 89-99) Butz expone brevemente el contenido de los Protocolos y estima que éstos son “una mezcla de verdad, conjeturas (guess-work) e invención” (pág. 92). Butz destaca la tardía aparición de los autores de los documentos, que se mantuvieron en el anonimato hasta los años sesenta, y concluye afirmando que los Protocolos son “falsos” (spurious) (pág. 99).
1979 – CONWAY, JOHN S.: Frühe Augenzeugenberichte aus Auschwitz. Glaubwürdigkeit und Wírkungsgeschichte, “Vierteljahrshefte für Zeitgeschichte”, (München), (2/1979), págs. 260-284.
Reacción contra la obra de Butz y contra el historiador británico David Irving. Conway señala que los “argumentos de Butz son engañosos y pueden ser desechados como polémica tendenciosa” (pág. 266). El artículo de Conway se explaya sobre el origen, el contenido y la evolución posterior de los Protocolos. Para Conway los Protocolos son una fuente histórica auténtica y veraz: los testimonios “no sólamente son válidos como primeros informes de testigos oculares de situaciones sobre las que después de 1945 se han conocido abundantes hechos confirmatorios, sino también como informes de testigos oculares de los que no puede probarse ninguna inexactitud (keine Ungenauigkeit nachgewiesen werden konnte) por medio de la posterior información a la que se ha tenido acceso” (pág. 273). Según Conway, el escepticismo que algunos estudiosos muestran hacia los Protocolos se debe a que “escriben con la serenidad de la distancia espacial y temporal y tienen tendencia a menudo a descuidar las condiciones bajo las que nacieron tales informes”, con lo que las “casi inevitables contradicciones en el detalle […] dan la ocasión a los críticos escépticos a desplegar su talento para la desconhanza” (pág. 283).
1979 – STÄGLICH, WILHELM: Der Auschwitz Mythos. Legende oder Wirklichkeit ? (Grabert Verlag, Tübingen 1979). He manejado la traducción y adaptación francesa Le Mythe d’Auschwitz. Etude critique (La Vieille Taupe, Paris 1986).
En palabras de su autor, esta obra pretende “exponer, controlar y verificar según criterios objetivos las pruebas presentadas en favor de la pretendida “fábrica de la muerte de Auschwitz” (pág. 9). Sin hacer un estudio particularizado, Stäglich se ocupa de los Protocolos (págs. 122-129) indicando que contienen “tantas inexactitudes que uno tiene derecho a preguntarse si los autores de estos informes vivieron realmente en Auschwitz o Birkenau” (pág. 125). Los Protocolos, según este autor, sólo aportan “elementos fragmentarios y de ninguna manera una imagen global” (pág. 129), con lo que no proporcionan ningún elemento probatorio. La opinión de Stäglich es totalmente negativa, concluyendo que los Protocolos de Auschwitz revelan con claridad lo histórico de la leyenda de las cámaras de gaz (pág. 129).
1981 – BRAHAM, RANDOLPH L.: The Politics of Genocide. The Holocaust in Hungary (Columbia University Press, New York 1981).
En esta voluminosa obra se recoge un apartado sobre los Protocolos de Auschwitz (págs. 708-716), que son tratados especialmente en relación con el destino de los judíos húngaros, que es el objeto del libro.
Según Braham, los informes de los cinco evadidos deberían haber acabado con todas las dudas de lo que estaba ocurriendo en Auschwitz. A diferencia de otras fugas producidas con anterioridad, los autores de los Protocolos huyeron no sólo con la intención de salvar sus vidas, sino también, y sobre todo, con la intención de “informar al mundo de lo que estaba ocurriendo y de advertir a las comunidades judías, especialmente la húngara, sobre el inminente desastre” (pág. 709). No obstante, Braham señala que los Protocolos, a pesar de su trascendencia, fueron ignorados por los dirigentes de la comunidad judía húngara.
1981 – GILBERT, MARTIN: Auschwitz and the Allies. The Politics of Rescue (Michael Joseph and George Rainbird, s.l. 1981). He manejado la edición inglesa de Arrow (London 1984).
Esta obra estudia los informes sobre atrocidades nazis llegados durante la guerra a los países aliados y el modo en que éstos reaccionaron. Entre estos informes Gilbert da énfasis a los Protocolos de Auschwitz, a los que dedica especial atención. Según Gilbert, la trascendencia de los Protocolos estriba en que fueron la fuente que “transformó el conocimiento aliado de la brutalidad nazi” (pág. 231). Tras una serie de rumores, a los que en general no se daba crédito, la difusión de los Protocolos permitió conocer al mundo lo que ocurría en Auschwitz: “Al fin la realidad de Auschwitz-Birkenau estaba clara para el mundo exterior […] El campo que hasta ahora se creía que era uno de los muchos campos de trabajo en la Alta Silesia reveló ser el mayor centro de muerte de Europa” (pág. 233).
Gilbert se ocupa con detalle de la génesis de los Protocolos, desde la fuga de Auschwitz de sus autores hasta la redacción de los documentos. También estudia su posterior difusión en los países aliados y neutrales.
1984 – GILBERT, MARTIN: The Question of Bombing Auschwitz, en “Yad Vashem Fourth Historical Conference 1980” (Jerusalem 1984), págs. 417-473.
En este trabajo Gilbert incide sobre las presiones que -sin éxito- ejerció un organismo oficial estadounidense, el War Refugee Board, para que se bombardeara Auschwitz en base a las revelaciones contenidas en los Protocolos.
1984 – KULKA, ERICH: Escapes of Jewish Prisoners from Auschwitz-Birkenau and their Attempts to Stop the Mass Extermination, en “Yad Vashem Fourth Historical Conference 1990” (Jerusalem 1984, págs. 401-415).
En este trabajo Kulka pasa revista a las evasiones de judíos de Auschwitz-Birkenau, deteniéndose especialmente en las de los supuestos autores de los Protocolos de Auschwitz. Kulka señala que todavía hay aspectos en los Protocolos no suficientemente aclarados, como el modo en que estos documentos fueron enviados a distintos países, cuándo y por quién fueron recibidos y por qué la reacción llegó tarde. Para Kulka, los testimonios de los evadidos contribuyeron al rescate de parte de la comunidad judía húngara y deben considerarse como la más notable hazaña de la resistencia judía en Auschwitz-Birkenau” (pág. 415).
1988 – BEN-TOV, ARIEH: Facing the Holocaust in Budapest. The International Committee of the Red Cross and the Jews in Hungary, 1943-1945 (Henry Dunant Institute-Martinus Nijhoff, Dordrecht 1988).
El libro trata de las actividades del Comité Internacional de la Cruz Roja respecto a los judíos de Hungría en la segunda mitad de la guerra. Se dedica un apartado (págs. 158-166) a los Protocolos de Auschwitz.
En opinión de Ben-Tov los Protocolos provocaron una “nueva orientación” (turning point) en las actividades de gobiernos, en las políticas y en las instituciones sociales. Según este autor, la importancia de los Protocolos fue decisiva, sobre todo para la suerte de los judíos húngaros. Ben-Tov sostiene que estos documentos fueron el factor determinante de la decisión del almirante Horthy, regente de Hungría, de cesar las deportaciones de judíos.

0.2.2 Estado crítico de la cuestión
Para los autores señalados, con la excepción de Butz y Stäglich, los Protocolos de Auschwitz son unos documentos auténticos que fueron redactados por cinco fugados de Auschwitz-Birkenau y que contienen hechos verídicos. Ninguno de estos autores expone la más mínima duda sobre la autenticidad y veracidad de los documentos. Para ellos, los Protocolos dejaron .al descubierto las matanzas de judíos perpetradas en Auschwitz, hasta ese Momento ignoradas por las potencias aliadas y neutrales. Uno de estos autores, Erich Kulka, pretende que los Protocolos fueron fruto de una acción deliberada de la resistencia judía para dar a conocer al mundo los sucesos de Auschwitz y para advertir a la comunidad judía húngara de la suerte que le aguardaba. A pesar de este esfuerzo, estos autores han de reconocer la incredulidad general que despertaron y el fracaso en el cumplimiento de los objetivos que se proponían: los Aliados no bombardearon las cámaras de gas de Auschwitz y los dirigentes judíos húngaros ni siquiera alertaron a su propia comunidad sobre el destino que supuestamente le esperaba en Auschwitz.
Para Butz y Stäglich, en cambio, los Protocolos de Auschwitz no merecen crédito. Son tantas -afirman- las inexactitudes, las contradicciones y los despropósitos que contienen que no pueden ser tomados en consideración como fuente histórica.
Ni Kulka, ni Conway, ni Braham, ni Gilbert, ni Ben-Tov han aplicado el método crítico a estos documentos, pasando por alto la tarea básica de todo historiador. En cuanto a Butz y a Stäglich, sus trabajos sólo han incidido brevemente sobre los Protocolos y tampoco han procedido a un verdadero trabajo de crítica. Estos dos autores se han limitado a poner énfasis en aquellos aspectos especialmente absurdos o contradictorios.
En definitiva, nos encontramos con que hasta la fecha los Protocolos de Auschwitz no han sido sometidos a un estudio llevado a cabo con los métodos rutinarios de la crítica e investigación históricas. Llenar esta laguna es la tarea que me he propuesto en el presente estudio.

0.3 Método seguido en la elaboración del trabajo
Con objeto de averiguar si los Protocolos de Auschwitz pueden considerarse una fuente histórica fidedigna, he seguido el siguiente método de trabajo:
He procedido en primer lugar a localizar en diferentes archivos los documentos que contienen los textos de los Protocolos.
En segundo lugar -y dado que había varios textos y en varios idiomas – me he dedicado a confrontarlos con el fin de fijar el mejor texto posible (arquetipo).
En tercer lugar -y tomando como base el arquetipo-, he emprendido el trabajo propiamente crítico. Por medio de la crítica de procedencia he intentado obtener respuesta a las siguientes preguntas: ¿Quién redactó los textos? ¿Cuándo? ¿Dónde? ¿Cómo? ¿Por qué conductos fueron difundidos? A continuación he cotejado los textos entre sí y he examinado su contenido para determinar qué puede aceptarse como verídico y qué ha de rechazarse por incoherente o absurdo y si, en conjunto, son veraces y merecen crédito.
Más adelante he confrontado las diferentes manifestaciones efectuadas por dos de los supuestos autores de los Protocolos para dilucidar la credibilidad que tales supuestos autores merecen.
Tras ello, he procedido a cotejar las revelaciones contenidas en los Protocolos con las de otros documentos independientes y coetáneos.
Por último he expuesto las conclusiones a las que he llegado tras -mi investigación.

INTRODUCCIÓN Consideraciones sobre la deportación de judíos de Francia y Bélgica al este de Europa en 1942

0.1. Génesis y objeto del trabajo

Alrededor de 42.000 judíos fueron deportados de Francia con destino al campo de concentración de Auschwitz (Alta Silesia) a lo largo de 1942. De ellos, 17.000 fueron registrados como prisioneros. Los restántes 25.000, según se admite generalmente, fueron aniquilados con gas tóxico nada más llegar al campo. Por su parte, unos 16.500 judíos fueron desplazados de Bélgica durante el mismo período y con el mismo destino, y de ellos — también según creencia general — 4.500 fueron ingresados en Auschwitz como detenidos y 12.000 exterminados.
Sin embargo, tras leer casualmente que algunos grupos de judíos deportados de Francia y Bélgica habían sido vistos en 1942 al este de Auschwitz, se despertó en mí la curiosidad y la desconfianza. En efecto, estos judíos se encontraban allí donde, según la tesis en boga, no debían encontrarse. En consecuencia, me propuse examinar las fuentes para averiguar qué había ocurrido realmente con los judíos deportados de Francia y Bélgica en 1942: si habían sido exterminados en Auschwitz, o si, tal como sugerían algunos indicios, al menos una parte de ellos había seguido el viaje hacia territorios situados más al este.

0.2 Fuentes
Panstwowe Muzeum Oswiecimiu, Polonia.
– Obóz koncentracyjny Oswiecim. W swietle akt delegatury rz,adu RP nakraj.-
En “zeszyty oswiecimskie”, numer specjalny (I), (1968), XXIII + 194 Oswiecim 1968.- 194 págs.
– Listen der Manner und Frauen Transporte. D-RO/123 (Manner) y D-RO/123 (Frauen).
– Fahrgenehmigungen, D-Au I-4. Centre de Documentation Juive Contemporaine. París, Francia.
– Documento XXVI-46.
– Documento XXVb-126. Hoover Institution. Stanford University. Stanford California, USA.
– “Report on Conditions in Poland, 27 Nov. 1942”. Poland, Ambasada (U.S.), Box 29.
– “Sprawozdanie Nr. ó/42”. Poland, Min. Spraw Wewnetrznych, Box 3. Polish Underground Movement (1939-1945) Study Trust (Studium Polski Podziemnej). Londres, Gran Bretaña.
– “The Mass Extermination of Jews in German Occupied Poland”, 2318. Institut fur Zeitgeschichte . Munich, R. F. Alemania.
– “Sonderzuge fur Umsiedler, Erntehelfer und Juden in der Zeit vom 8. August – 30. Oktober 1942”, Fb 85/2, págs. 217-230.
– Revista “Ostland”. Números 22 (15 November 1942) y 23 (1. Dezember 1942).
Los documentos del capítulo 2 han sido citados en base al anexo documental de la obra de Klarsfeld, S.: Vichy-Auschwitz, págs. 356-476. También me ha sido de gran utilidad para la redacción de este capítulo el inventario comentado de los fondos del Centre de Documentation Juive Contemporaine de Steinberg, L.: “autorités allemandes en France occupée”.

0.3 Método
He pretendido saber qué ocurrió a los judíos deportados de Francia y Bélgica en 1942 a través del examen de las fuentes originadas en aquella época. He creído que si realmente la gran mayoría de estos deportados hubiese sido aniquilada al llegar a Auschwitz, habrían quedado huellas indelebles en los documentos de ese período.
No he tomado en consideración, por tanto, los testimonios, memorias, deposiciones en procesos y, en general, todo tipo de manifestaciones producidas por los implicados en los hechos — judíos y alemanes principalmente — después de la guerra.
Me he basado en primer lugar en los documentos que han logrado sobrevivir a la guerra de la administración del campo de Auschwitz. A continuación he pasado revista a los documentos de la oficina de la policía alemana en París encargada de la deportación de los judíos. También me he interesado por los informes de la resistencia polaca y del gobierno polaco en el exilio. Tras ello he reunido algunos indicios encontrados en distintas fuentes sobre la existencia de judíos procedentes de Francia y Bélgica en el este de Europa. Finalmente, he expuesto mis conclusiones sobre lo que probablemente ocurrió a este grupo de judíos.
Para una más fácil localización geográfica, he indicado entre paréntesis al lado de cada localidad el país al que actualmente pertenece. Así, por ejemplo, señalo que Theresientadt está en Checoslovaquia, aunque en realidad esta ciudad pertenecía en 1942 al Protectorado de Bohemia y Moravia y Checoslovaquia no existía entonces como tal.
En cuanto a las denominaciones de los lugares, he procurado respetar el nombre actual. Por ejemplo, la ciudad polaca de Lodz fue rebautizada por los alemanes en 1940 como Litzmannstadt y recuperó su nombre polaco original en 1945, con el cual será citada aquí. Son excepciones a esta regla las localidades de Theresienstadt (actualmente Terezin) y Auschwitz (actualmente Oswiecim), ya que las denominaciones alemanas son universalmente conocidas. Sin embargo, al tratar las fuentes polacas he empleado siempre Oswiecim en lugar de Auschwitz.

0.4 Evolución de la cuestión
En 1960, una archivista del Panstwowe Muzeum Oswiecimiu [Museo Estatal de Oswiecim] (en adelante PMO), Danuta Czech, publicó en alemán una relación ordenada cronológicamente de los principales sucesos acaecidos en el campo de Auschwitz durante 1942. En dicho trabajo se indica con exactitud lo que ocurría a cada convoy de judíos tras su llegada al campo. Así, por ejemplo, respecto al convoy llegado de Francia el 31 de agosto dice:
“Transporte RSHA del campo de Drancy 983 judíos. Después de la selección fueron ingresadas 71 mujeres en el campo como detenidas, que recibieron los números 18749-18819. Las restántes 912 personas fueron intoxicadas con gas (wurden vergast)”.
Sin embargo, en la segunda edición alemana de esta obra, se expone lo sucedido a la llegada de este convoy de manera completamente distinta:
“Con el convoy 25 de la RSHA procedente de Francia llegaron 1.000 judíos del campo de Drancy. En el convoy se encontraban 280 niños de hasta 14 años de edad. Entre los adultos, había 253 hombres de entre 18 y 50 años de edad. Una primera selección tuvo lugar probablemente (wahrscheinlich) en Cosel.
Después de la selección en el KL Auschwitz sólo fueron internadas en el campo como detenidas 71 mujeres, que recibieron los números 18749-18819. Si se acepta (wenn man annimmt) que en la primera selección en Cosel habían sido retenidos 253 hombres, entonces perdieron la vida 676 personas en las cámaras de gas (dann kommen 676 Menschen in den Gaskammern ums Leben)”.
Ahora, en cambio, ya no hay precisión alguna. No se sabe con seguridad si se detuvo el tren en Cosel y si se efectuó allí una primera selección. Caso de que el tren se hubiera detenido en Cosel, no se sabe con certeza cuántos hombres bajaron. Por tanto, se desconoce cuántas personas llegaron a Auschwitz y, en vía de consecuencia, cuántas fueron intoxicadas con gas.
En definitiva, en el plazo de 29 años la archivista del PMO y redactora de esta obra fundamental en la historiografía de Auschwitz había pasado de una certidumbre y una precisión absolutas a una indeterminación y ambiguedad generales.
¿Qué había ocurrido entretanto?
En 1978 Serge Klarsfeld había publicado Le mémorial de la déportation des Juifs de France (en adelante MDJF). S. Klarsfeld había revelado en esta obra que varios de los convoyes salidos de Francia en 1942 se habían detenido en Cosel y que allí había descendido cierto número de hombres. Parte de estos hombres habían sobrevivido a la guerra. En concreto, por lo que respecta al ya citado convoy número 25, S. Klarsfeld había localizado ocho supervivientes varones en 1945. Sin embargo, como hemos visto, en la edición del Kalendarium de 1960 todos los hombres de este convoy habían sido aniquilados nada más llegar al campo. La archivista del PMO, por tanto, no había tenido en cuenta en 1960 la selección previa en Cosel, limitándose a considerar como exterminados a la diferencia entre el número de integrantes del convoy a la salida de Francia y el número de personas matriculadas en Auschwitz. En la segunda edición del Kalendarium, once años después de la publicación de la obra de S. Klarsfeld, la autora no tuvo más remedio que modificar su primera versión.
Es extraño que D. Czech no tuviera en cuenta la selección en Cosel desde un primer momento. En sus apuntes autobiográficos, Rudolf Hoss — primer comandante de Auschwitz — señala que en el verano de 1942 los transportes de judíos de países occidentales con destino a Auschwitz se detenían previamente en Cosel y que más de 10.000 hombres fueron seleccionados allí. Estas memorias datan de 1947 y están depositadas precisamente en el PMO. Además, en un informe de la Cruz Roja holandesa publicado en 1952 se indica que entre el 28 de agosto y el 12 de diciembre de 1942, período que el propio informe denomina “de Cosel (Cosel-periode)” — varios convoyes de judíos holandeses, franceses y belgas se detuvieron en la citada localidad para dejar cierto número de hombres antes de llegar a Auschwitz.
Esta y otras discrepancias entre las dos ediciones del Kalendarium hicieron que me interesara en primer lugar por la fuente o fuentes de que disponía D. Czech para afirmar que de tal o cual convoy llegado a Auschwitz fueron aniquilados tal o cual número de personas. En particular, quería saber qué decía esta fuente o fuentes sobre el exterminio de judíos deportados de Francia y Bélgica en 1942. Esta indagación me permitiría conocer, de paso, el valor y la fiabilidad que merece el Kalendarium como obra de consulta, al menos por lo que se refiere a la suerte corrida por los judíos tras su llegada a Auschwitz.
Es por ello por lo que me dispongo a exponer esta cuestión en primer lugar.

INTRODUCCIÓN A Los informes de la resistencia polaca
sobre las cámaras de gas de Auschwitz (1941-1944)

0.1. Génesis y objeto
Desde hace tiempo he tenido curiosidad por conocer las informaciones de que disponían el gobierno polaco en el exilio y el movimiento clandestino polaco en el interior de Polonia — la resistencia — sobre el campo de concentración alemán de Auschwitz. A esta cuestión he dedicado ya un trabajo. Allí indiqué que la resistencia polaca y, por ende, el gobierno polaco en el exilio, conocían lo que ocurría en el interior de Auschwitz. Miembros de diferentes organizaciones de la resistencia estaban bien situados en los centros neurálgicos del campo de concentración, como la oficina central, el hospital, la oficina de construcciones, la oficina de asignación de trabajo y la sección política. Es evidente que la resistencia no podía desconocer los principales acontecimientos ocurridos en el campo, especialmente el presunto exterminio masivo de judíos.
En esta ocasión, mi interés se ha centrado en el estudio de las informaciones manejadas por la resistencia sobre el principal instrumento con el que, supuestamente, se llevó a cabo tal exterminio masivo: las cámaras de gas homicidas.

0.2 Fuentes
La mayor parte de los documentos estudiados procede de los archivos de la Delegatura.
La Delegatura desempeñó de 1940 a 1945 la representación del gobierno polaco, entonces exiliado en Londres. La Delegatura tenía facultades ejecutivas y disponía de las secciones propias, equivalentes a los ministerios, de una administración pública. Territorialmente se extendía por toda la geografía de Polonia con arreglo a las fronteras del 1 de septiembre de 1939, dentro de las que estableció delegaciones provinciales, de distrito y municipales. La Delegatura constituía de hecho un gobierno alternativo que rivalizaba con el del ocupante alemán. En definitiva, era un “estado clandestino” con su propio sistema de educación, su propio sistema legal y sus propias fuerzas armadas, denominadas Armia Krajowa o Ejército del Interior.
Uno de los organismos en que se dividía administrativamente la Delegatura era el “Departamento de Información y Prensa (Departament Informacji y Prasy)”, que se desgajaba en dos secciones: Oriental y Occidental. La “Sección Occidental (Sekcja Zachodnia)” se atribuía el papel de organizador de la conspiración en la parte anexionada por el Reich y, en concreto, en Auschwitz, que había sido incorporado a Alemania en 1939. Por tanto, dirigía las acciones clandestinas en el campo de concentración. La “Sección Occidental” se componía de cinco departamentos. El más importante era el “Departamento del Servicio de Información (Wydzial sIuzby Informacyjnej)”. Sus agentes colaboraban estrechamente con la agencia de espionaje del Armia Krajowa y con las redes de información de los partidos políticos integrados en la Delegatura. A través de estos organismos llegaban los informes a la organización central en Varsovia, de cuyos archivos proceden casi todos los textos recogidos en este trabajo.
Tras la guerra, los documentos de la Delegatura fueron depositados en los archivos del Instituto de Historia del Partido del Comité Central del Partido Obrero Polaco Unificado (comunista) e identificados con la signatura 202. Tras la disolución de este partido en 1990, fueron traspasados a la “Dirección Principal de los Archivos Estatales (Naczelna Dyrekcja Archiwów Panstwowych)”, en Varsovia, donde se encuentran actualmente.
Los documentos estudiados pueden clasificarse en cuatro grupos: informes periódicos de la situación, enviados a Londres en forma de microfilms por medio de correos; partes semanales de cuestiones urgentes, generalmente transmitidos por radio; boletines confidenciales destinados a las distintas organizaciones clandestinas; y, por último, informes detallados que servían de base a los anteriores y que están generalmente mecanografiados en hojas sueltas de papel.
Gran parte de los documentos considerados en este trabajo han sido publicados en la obra Obóz koncentracyjny Oswiecim w Swietle akt delegatury rzadu RP na kraj [El campo de concentración de Oswiecim (Auschwitz) a la luz de los documentos de la delegación del gobierno de la República de Polonia en el interior]. Esta obra -que de ahora en adelante denominaré Obóz- constituye un repertorio documental, realizado aparentemente con afán exhaustivo, de los informes relativos a Auschwitz que existían en los archivos de la Delegatura. Los compiladores manifiestán que la publicación de los documentos se ha realizado “conforme a los originales conservados, sin omisiones ni tachaduras”, corrigiendo únicamente faltas de ortografía y signos de puntuación. Por alguna razón no aclarada, Obóz no reproduce documentos del período comprendido entre julio de 1944 y el 27 de enero de 1945, fecha en que el campo fue ocupado por las fuerzas soviéticas.
Los restántes documentos examinados proceden de los archivos de The Polish Underground Movement (1939-1945) Study Trust (Londres), de Yad Vashem (Jerusalén), de la Public Record Office (Kew, Richmond, Gran Bretaña) y de la Hoover Institution (Stanford University, Stanford, California). Los archivos de The Polish Underground Movement (1939-1945) Study Trust de Londres conservan parte de los documentos transmitidos clandestinamente por la resistencia al gobierno polaco en el exilio. Allí he podido comprobar que hay algunos documentos que han sido publicados en Obóz y que, tal como indican sus editores, han sido reproducidos fielmente.
Se ha estudiado, por tanto, un material documental muy amplio y que constituye, muy probablemente, el grueso de los documentos manejados por la resistencia polaca en torno al campo de concentración de Auschwitz.

0.3 Método
He seguido la metodología histórica tradicional.
En primer lugar he recopilado las fuentes, que he considerado conveniente incluir en un repertorio documental al final del trabajo. El lector interesado dispondrá así de una visión panorámica y podrá formarse una idea por sí mismo. He creído necesaria también la inclusión de los textos en su lengua original junto a la traducción. De esta manera, el lector con nociones de lengua polaca tendrá un acceso sin intermediarios a las fuentes y podrá también detectar eventuales errores de traducción.
En la mayoría de los casos he reproducido parcialmente los documentos, ya que he tenido en cuenta solo aquellos fragmentos que hacen alusión a las cámaras de gas homicidas en particular y al procedimiento de exterminio en general. He procurado respetar siempre el contexto. De cualquier modo, el lector inquisitivo podrá consultar la fuente original completa, que siempre he identificado de la manera más precisa posible.
Si bien las referencias a las cámaras de gas son numerosas en los documentos estudiados, especialmente a partir de 1943, son en su mayoría muy someras. En un alto porcentaje de casos los documentos se limitan a mencionar simplemente que los transportes de judíos, prisioneros de guerra soviéticos y polacos iban “a las cámaras de gas (do komór gazowych)”, o, más sucintamente, “al gas (na gaz)”, o que hasta determinada fecha cierto número de personas habían sido “intoxicadas con gas (zagazowanych)”. He considerado que estas referencias no aportan nada al conocimiento de las cámaras de gas y por esta razón no han sido reproducidas.
Se ha pretendido compilar únicamente los documentos que contienen textos descriptivos de las cámaras de gas en cuanto realidad material, esto es, aquellos que nos indican cómo eran, cómo funcionaban, dónde estaban, cuántas había y qué agente tóxico empleaban.
A continuación los documentos han sido sometidos a la crítica. Es sabido que la labor de recopilación de fuentes debe ir seguida de la crítica histórica, externa e interna, cuya misión es averiguar el valor real de estas fuentes, y en concreto su autenticidad y su credibilidad. Para realizar esta función he seguido el procedimiento establecido por los profesores franceses Langlois y Seignobos, tenido por un clásico de la metodología histórica.
Por último, se ha cotejado la información contenida en los documentos de la resistencia sobre las cámaras de gas con la versión difundida a partir de 1945 con objeto de apreciar posibles discrepancias. Tras ello se han establecido unas conclusiones.
Para localizar las citas se ha añadido al final de cada una de ellas y entre paréntesis un número, que corresponde al número con el que cada documento ha sido identificado en el apéndice documental.
Se ha empleado tanto la denominación polaca -Oswiecim- como la alemana -Auschwitz – para citar la localidad donde estaba situado el campo de concentración. Se ha seguido el criterio de emplear en las traducciones de documentos la denominación polaca y en el resto del trabajo la denominación alemana, por ser ésta universalmente conocida. Se ha tenido en cuenta el mismo criterio con el campo de Birkenau (en polaco: Brzezinka).