García Hispán Editor
2000
363 págs.,
15×22 cms.
Tapa: blanda
Precio para Argentina: 119 pesos
Precio internacional: 17 euros
La obra que el lector tiene en sus manos es solo el primer volumen de un ambicioso proyecto que pretende estudiar, en tres volúmenes sucesivos, la historia de aquellos franceses que, en el transcurso de la Segunda Guerra Mundial, formaron parte de la “Wehrmacht” alemana.
Se trata de un capítulo de la historia que en nuestro vecino país se ha tratado de ocultar por parte de las autoridades de París de una forma constante. En los distintos gobiernos que desde 1944 se han sucedido en Francia, por encima de cualquier disparidad política, siempre ha habido un dogma: Francia era una de las potencias vencedoras de la IIª Guerra Mundial, en la que nunca dejó de combatir contra el III Reich. Como este libro demostrará al lector, la realidad es que la Francia derrotada en 1940 intentó incluso ser admitida como aliada por el Eje, y que mantuvo durante meses un enfrentamiento bélico contra Inglaterra. Además, los franceses que se alistaron para servir voluntarios en la “Wehrmacht” alemana suponen una cifra prácticamente idéntica a la de quienes se unieron a las tropas de la “Francia Libre” de De Gaulle.
Este libro se adentra en los primeros meses de conflicto.
ÍNDICE
Cap. lº.- De la victoria a la derrota. Francia, 1918-1940……………………..13
Cap. 2°-.- Ni Paz ni Guerra. Francia, 1940-1941…………………………………77
Cap. 3º.- La sombra de la Grande Armée. La Legión de Voluntarios
Franceses en Rusia, junio 1941 -junio 1942………………………………………. 135
Cap. 4º.- Los mitos de la resistencia. Francia 1941-1942……………………213
Cap. 5°.- El gran espejismo: la Legión Tricolor (o el frustrado
intento de crear una División Azul a la francesa)…………………………………255
Cap. 6º.- La Legión de Voluntarios Franceses en la campaña
africana. Túnez, diciembre 1942 – mayo 1943……………………………………293
APÉNDICE FOTOGRÁFICO…………………………………………………………..329
PROLOGO DEL EDITOR
La obra que el lector tiene en sus manos es solo el primer volumen de un ambicioso proyecto que pretende estudiar, en tres volúmenes sucesivos, la historia de aquellos franceses que, en el transcurso de la Segunda Guerra Mundial, formaron parte de la “Wehrmacht” alemana.
Se trata de un capítulo de la historia que en nuestro vecino país se ha tratado de ocultar por parte de las autoridades de París de una forma constante. En los distintos gobiernos que desde 1944 se han sucedido en Francia, por encima de cualquier disparidad política, siempre ha habido un dogma: Francia era una de las potencias vencedoras de la IIª Guerra Mundial, en la que nunca dejó de combatir contra el III Reich. Como este libro demostrará al lector, la realidad es que la Francia derrotada en 1940 intentó incluso ser admitida como aliada por el Eje, y que mantuvo durante meses un enfrentamiento bélico contra Inglaterra. Además, los franceses que se alistaron para servir voluntarios en la “Wehrmacht” alemana suponen una cifra prácticamente idéntica a la de quienes se unieron a las tropas de la “Francia Libre” de De Gaulle (y que, en realidad, deben ser consideradas como formaciones francesas de las Fuerzas Armadas británicas). La “Resistencia” francesa, por otra parte, no deja de ser un mito, ya que hubo tantos franceses luchando contra ella como los integrados en ella, de manera que lo que Francia experimentó no fue una Resistencia Nacional contra el invasor, sino una auténtica Guerra Civil, aunque de baja intensidad.
Quizás algún lector se sorprenda de que este tema vaya a ser abordado en tres volúmenes consecutivos, cuando en realidad la cifra de los voluntarios franceses que sirvieron en la “Wehrmacht” no es tan elevado. Siendo esto cierto, hay que tener en cuenta, sin embargo, otro factor: el de la importancia intrínseca de Francia en el concierto europeo. Países como Holanda o Letonia aportaron muchísimos mas voluntarios a las Fuerzas Armadas alemanas que Francia. Pero su importancia como referente político en el Viejo Continente es minúscula. Por esta razón había que estudiar con detenimiento, casi milimétricamente, la historia de estos voluntarios franceses, ya que Francia es un país de una estatura histórica excepcional.
PROLOGO DEL AUTOR
La decisión de escribir este libro que ahora tiene el lector entre sus manos se remonta a 1990. Y el desencadenante de la decisión no fue otro que la lectura de un artículo en el parisino diario “Le Monde” del 30 de junio de ese año. La noticia aparecía, para ser exactos, en la página 10ª, y francamente no puedo resistir la tentación de transcribirla íntegramente:
“Por petición de Monsieur Chevénement: una investigación sobre la extrema-derecha en Saint-Cyr.
“Monsieur Jean Pierre Chevénement, Ministro de Defensa, ha confiado al Inspector General del Ejército de Tierra, el general de Ejército Jean Claude Coullon, la realización de una investigación destinada a esclarecer las condiciones en las cuales dos jóvenes cadetes de tercer año en la Academia Militar de Saint-Cyr han podido, en su Memoria de fin de curso, hacer remontar los fundamentos “fecundos” de la actual cooperación militar franco-alemana al periodo en el que algunos voluntarios franceses se alistaron con los nazis, entre 1940 y 1945.
“El asunto ha estallado con la dimisión del general en la Reserva Geor-ges Fricaud-Chagneau, que era uno de los asesores del jurado que atendía la Tesis, jurado presidido por un oficial general en activo y que pertenece al actual consejo de seguridad y defensa conjunta franco-alemán. El general Fricaud-Chagneau, antiguo resistente, es uno de los asesores del Ministro de Defensa.
“En esta Tesis de historia, de trescientas cincuenta páginas mecanografiadas, redactada por siete cadetes y consagrada a las relaciones militares franco-alemanas, dos de los autores juzgan como “fecundos” fundamentos de esta colaboración militar entre ambos países los precedentes constituidos por la Legión de Voluntarios Franceses, la Brigada SS francesa y la División SS “Charlemagne”, constituidas durante la guerra mundial con contingentes procedentes de ambos lados del Rin. “En el gabinete del Ministro se afirma que tales afirmaciones son, cuando menos, “curiosas” e “inquietantes”. Por su parte, los mandos de la Academia de Saint-Cyr juzgan “abusivo” que se hable de tesis nazis al hablar de un texto que solo contiene cuatro líneas de alusión a la División “Charlemagne”.
“El general Coullon, encargado de la investigación, deberá juzgar si en la redacción de los dos jóvenes cadetes lo que ha influido en una mala información, que convendría corregir, o si por el contrario se trata de juicios perversos inspirados en ideas de extrema-derecha”. ¡Parecía increíble! Cuarenta y cinco años después de acabada la IIa Guerra Mundial, todo el Alto Mando francés parecía al borde del ataque de nervios porque dos sencillos cadetes de Saint-Cyr escribían unas pocas líneas sobre las unidades de voluntarios franceses que sirvieron integradas en las Fuerzas Armadas alemanas durante aquel casi remoto conflicto.
Y, sin embargo, tenía su lógica. Uno es muy libre de engañarse a si mismo si lo desea, aunque no puede pretender que los demás le sigan en ese juego de mentiras. Francia ha construido una imagen de si misma sobre su comportamiento en la IIª Guerra Mundial en el que resulta que todos los franceses eran entusiastas resistentes antialemanes y apoyaban a la “Francia Libre” de De Gaulle. Nada mas lejano de la realidad. Varios miles de franceses combatieron durante el conflicto usando, voluntariamente, uniformes alemanes. Pero negar su existencia es mas cómodo que tratar de explicar las razones que llevaron a que se produjera este hecho.
Lamentablemente, la actitud de las autoridades francesas ante este episodio de su pasado sigue inmutable. El año 1996 veía la luz la obra de Pierre Miquel “39-45. Mille photographies inédites”. Se trataba de un libro de gran formato destinado a contar, en imágenes, la historia de Francia en la IIª Guerra Mundial, realizado por iniciativa del “Service d’Information et de Relations Publiques des Armées”. Es difícil realizar una obra mas unilateral que esta: no había ni una imagen de los voluntarios franceses que combatieron en el frente del Este integrados en las Fuerzas Armadas alemanas y en cambio si que había cuatro páginas enteras dedicadas a la pequeña unidad que, representando a la “Francia Libre”, combatió en aquel frente. El problema es que mientras que los voluntarios franceses en las Fuerzas Armadas alemanas que participaron en aquellos combates en el frente oriental suponen varios miles y combatieron allí entre diciembre de 1941 y mayo de 1945, los franceses que sirvieron a las órdenes de Stalin apenas llegan a los 60 y solo actuaron entre marzo de 1943 y el final del conflicto. Para los mas numerosos, ni una línea, ni una foto.
La absoluta mala fe y la insidiosa voluntad de desinformación se evidenciaban aún más en otra fotografía. En ella, ante las fosas comunes de Katyn, donde yacían los cadáveres de los oficiales polacos asesinados por orden de Stalin, se ve a un grupo de personajes civiles y militares. El comentario de la foto identifica a uno de los civiles, el escritor francés Robert Brasillach. Sin embargo, a su lado, se aprecia a dos militares que visten uniforme francés. Aquí se hace el silencio. El autor de la obra no hace ni un mínimo comentario sobre ellos. ¿La razón? Muy sencilla: uno de ellos es el coronel Puaud, un veterano oficial francés, que fue Comandante de la Legión de Voluntarios franceses y, después, de la División SS francesa “Charlemagne”. El otro oficial francés, el capitán Demessine, también pertenecía a la Legión de Voluntarios. Decir sus nombres y la razón por la que estaban en ese lugar hubiera supuesto tener que admitir que hubo franceses que combatieron en Rusia junto a los alemanes, así que se hace sobre ellos un completo silencio. Y pese a que, como repito, ambos lucen uniformes franceses, el autor no da ninguna explicación, confiando en que el detalle le pase inadvertido al lector. Después de todo, sería un engorro tener que explicar al lector que, pese a la supuesta unanimidad de los franceses en la IIa Guerra Mundial, el escritor Brasillach y el el oficial Demessine fueron ejecutados por sus compatriotas (Puaud murió en combate).
El libro es un auténtico prodigio de ocultación histórica: no aparecen fotos de los franceses que, en Dakar, en Siria o en Madagascar, se enfrentaron a los “gaullistas” y a los británicos. Y en cambio se exagera hasta extremos que rayan el ridículo la importancia militar de los escuálidos efectivos de la llamada “Francia Libre”.
¿Es así como hemos de escribir la historia? ¿Es así como hemos de admitir que se nos cuente la historia? Creo, sinceramente, que no. Por eso, hace ya demasiados años, tomé la decisión de escribir este libro, que espero que acerque al lector a una visión mas ajustada de la realidad. Por suerte o por desgracia, en mi empeño he acumulado documentación tan amplia como para exigir que esta obra se edite en tres volúmenes sucesivos. Pero espero que el lector, a quien supongo tan ansioso por conocer la verdad como a mi mismo, me acompañe en este largo viaje.