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Epítome de Antropología – Alberto Buela

138 páginas
Editorial Cultura et Labor
1993

Encuadernación rústica
Precio para Argentina: 20 pesos
Precio internacional: 6 euros

Luego de varios años de dictar Antropología Filosófica nos hemos decidido a publicar este Epítome cuya finalidad es doble: por un lado que sirva a nuestros alumnos para seguir el dictado de las clases y, por otro, para utilidad de aquellos que desean iniciarse en una disciplina pudiendo contar con una guía breve y concisa en los diferentes temas de la misma.
La bibliografía final, sin ser exhaustiva, es lo suficientemente abundante como para encontrar el material complementario al presente trabajo. Si destacamos a los autores nacionales en un aparte, es por su mejor acceso bibliográfico.
Al final de cada unidad va un texto filosófico que versa sobre el contenido ya tratado, a manera de “ricorso” pedagógico.

ÍNDICE

Introducción

Unidad I: Los problemas de la Antropología Filosófica (A.F.)
A.F. definición nominal y esencial
A.F. y filosofía
A.F. y antropologías científicas
A.F. y su método Texto:
Martín Heidegger: Kant y el problema de la metafísica, parágrafo 37

Unidad II: Bosquejo histórico de la A.F.
El hombre en el pensamiento griego antiguo
en el pensamiento medieval
en el pensamiento moderno
en el pensamiento contemporáneo
Texto: Alberto Buela: El concepto tradicional y moderno de hombre

Unidad III: El emplazamiento del hombre
El concepto de la vida y su escala
La frontera entre el hombre y el animal:
I)     Sus diferencias
II)   Sus conductas
Diferentes teorías sobre el hombre. La Comunicación
Definiciones de hombre y su definición específica Texto: Arnold Gehlen: El hombre, parágrafo 5

Unidad IV: La esencia del hombre I
Los conceptos de cuerpo-alma
Varón mujer-
Individuo-persona
Texto: Nimio de Anquín: Sobre la fortaleza y la muerte, II parte

Unidad V: La esencia del hombre II
El Conocer y los Afectos
Los Valores
La Libertad de la voluntad
Texto: Max Scheler: El resentimiento en la moral, cap. V, parágrafo 2

Unidad VI: La apertura a la trascendencia de sí mismo
La Otredad
La Amistad
Comunidad y Sociedad
La Divinidad
Texto: Pierre Aubenque: Sobre la amistad en Aristóteles

Unidad VII: La inexperiencia de lo más personal (Meditatio Mortis)
La Muerte y su analítica
Envejecimiento y muerte
Muerte e inmortalidad Texto:
Karl Rahner: El sentido teológico de la muerte, cap. I, parágrafo 2
Bibliografía sobre Antropología Filosófica

ADVERTENCIA

Luego de varios años de dictar Antropología Filosófica nos hemos decidido a publicar este Epítome cuya finalidad es doble: por un lado que sirva a nuestros alumnos para seguir el dictado de las clases y, por otro, para utilidad de aquellos que desean iniciarse en una disciplina pudiendo contar con una guía breve y concisa en los diferentes temas de la misma.
La bibliografía final, sin ser exhaustiva, es lo suficientemente abundante como para encontrar el material complementario al presente trabajo. Si destacamos a los autores nacionales en un aparte, es por su mejor acceso bibliográfico.
Los párrafos en bastardilla al final de cada punto, titulados “consideraciones” forman un elenco de meditaciones personales que pueden leerse, junto con la introducción, todos seguidos como texto aparte.
Al final de cada unidad va un texto filosófico que versa sobre el contenido ya tratado, a manera de “ricorso” pedagógico.
Por último vaya nuestro agradecimiento a Pepe Taladriz por su inestimable colaboración.

INTRODUCCIÓN

Antropología quiere decir estudio o ciencia del hombre. Pero hoy nos encontramos con que son múltiples y variados los estudios y las ciencias que se ocupan de él. Así tenemos una antropología física, cultural, estructural, social, teológica, filosófica, etnológica, biológica, psicológica, caracterológica, histórica, paleontológica, etológica, etc., etc., que hacen imposible a un filósofo abarcar todos los contenidos de todas las disciplinas que versan sobre el hombre. Por otra parte, si fuera posible llevar a cabo la sumatoria de todos estos saberes parciales, ello no nos aseguraría un saber total sobre el hombre, debido a que todas estas disciplinas carecen de una idea unitaria de hombre. Así hoy nos encontramos ante la paradoja señalada por Heidegger y Scheler: “En ninguna época se ha sabido tanto y tan diverso con respecto al hombre como en la nuestra” (Kant y el problema de la metafísica) pero “en ninguna época ha resultado el hombre tan problemático para sí como en la actualidad” (El puesto del hombre en el cosmos).
Surgen entonces una serie de preguntas, ¿Es posible una antropología filosófica strictu sensu?, si lo fuera, ¿cuál sería su objetivo?, ¿cuál sería su método? y ¿qué lugar ocuparía dentro del campo de la filosofía?. Vayamos por partes respondiendo una a una las diferentes cuestiones. A la pregunta si es posible la filosofía en sentido estricto, respondemos que sí. Que es posible, porque la pregunta por el sentido del hombre es irrenunciable para la filosofía, no sólo por lo que ella encierra sino más bien por lo que ella supone. Que su contenido sea más o menos explícito, más o menos profundo es otra cuestión, pero que lá pregunta sobre el hombre y su sentido se puede responder desde el dominio de un saber universal y necesario, como es el de la filosofía, no cabe duda. Todas las épocas respondieron a su manera con mayor o menor verosimilitud, pero lo hicieron. Los griegos como homo sapiens, los medievales como creatura, los modernos como ego cogito, y los contemporáneos privilegiando alguno de los fenómenos que forman parte de la humana existencia.
En cuanto a las preguntas acerca de cuál sería su objetivo y cuál su contenido, ciertamente, que si dijéramos que el objetivo es el hombre y su contenido la explicitación de su esencia, no diríamos nada falso, pero no diríamos nada que no se haya dicho ya. Nuestro discurso y nuestra meditación serían un discurso ya hablado y una meditación ya hecha, esto es, una nada de meditación. La definición esencial o metafísica de hombre proviene del viejo Aristóteles cuando lo define como “ser viviente que posee logos” (zfon logon xcon), que fuera traducido por la filosofía medieval como “animal rationale”. Definir es determinar, separar una cosa de otra, y la definición esencial -la más importante- es la que se realiza mediante la determinación del género próximo y la diferencia específica del ente a definir. En este sentido la definición de Aristóteles es perfecta.
Ahora bien, dado que la definición se mueve en el plano lógico de los conceptos, el adjetivo “racional” tal y como aparece en la definición carece de contenido existencial. Esto quiere decir que nosotros debemos completarla definición clásica de hombre con la descripción de los caracteres esenciales de la existencia del ser humano. Desentrañar todos los pliegues a través de los cu ales decurre 1a existencia.
La definición lógico-conceptual del qué del hombre fue resuelta de una vez y para siempre por Aristóteles. Lo que no se realizó; aún cuando se haya intentado en reiteradas oportunidades, sobretodo a partir de la filosofía contemporánea, es la descripción esencial de la existencia, del quién del hombre. La tarea es encontrar los existenciales que forman parte de la esencia de todo hombre hoy, como ayer y mañana. En una palabra, el objetivo de una genuina antropología filosófica hoy, es encontrar lo universal, que en el dominio de la existencia se da en todo hombre. El contenido, por su parte, ya ha de estar dado no tanto por las resoluciones históricas que el hombre ha hecho de las cuestiones que se le fueron planteando, vgr. la libertad, la sustancialidad, la persona, el saber científico, etc., sino por las respuestas a los problemas aún no resueltos, vgr. la técnica, la homogeneización del mundo, la identidad, la alteridad, la comunicación, la muerte, etc.
En cuanto al método éste debe ser empírico en lo que hace a la recolección de los datos, fenomenológico en cuanto a la descripción de los rasgos esenciales de los problemas a resolver, y reflexivo, en cuanto a las soluciones propuestas.
En la cuestión del método vale la pena tener siempre presente aquella precisa observación que Hegel hiciera en su crítica a Kant sobre el tema: “La indagación del conocimiento no puede efectuarse de otro modo que conociendo, de lo que se deduce que indagar por el instrumento del conocer, no es otra cosa que conocerlo. Por consiguiente, querer co­nocer antes que conocer es un absurdo. Tan absurdo como querer nadar sin meterse al agua” (Enciclopedia de las Ciencias Filosóficas, parágrafo 10).
En cuanto al lugar que debe ocupar dentro de la filosofía y en relación con las restantes disciplinas filosóficas, no es limitándose a la antigua Psicología Racional, repitiendo los argumentos acerca de la espiritualidad del alma, la teoría de las facultades o las condiciones sensoriales de la percepción, todos temas con respuestas ya elaboradas con mayor o menor enjundia según el autor, y que han sido repetidos y reiterados hasta el hartazgo por la manualística escolástica. Ni tampoco pretendiendo alzarla en la síntesis de toda filosofía como propuso Kant cuando sostuvo que las preguntas sobre qué puedo saber, qué debo hacer y qué me es permitido esperar pueden fundirse en la pregunta qué es el hombre, con lo cual la antropología filosófica abarcaría a toda la filosofía.
Nuestra disciplina debe hacer converger los aportes de las diferentes ciencias particulares en una idea unitaria de hombre, que permita superar por un lado, las disciplinas particulares evitando que la antropología sea una simple colección de resultados, y por otro, exigir un fundamento proveniente de la metafísica acerca del ser del hombre.