330 páginas
medidas: 14,5 x 21 cm.
Ediciones Sieghels
2014, Argentina
tapa: blanda, color, plastificado,
Precio para Argentina: 160 pesos
Precio internacional: 20 euros
La “Noche de los Cuchillos Largos”, en este caso, es el objeto de estudio de Agustín Vargas., autor de un igual de importante trabajo sobre el incendio del Reichstag. Aunque en este caso las conclusiones no sean tan concluyentes por indiscutibles como en el caso del incendio del Reichstag, logra dejar el tema lo suficientemente claro. Lamentablemente, la mayor parte de la documentación a la que tenemos acceso ha sido del “Otro bando”.
En 1933, el problema más difuso era que el pueblo alemán ya no quería extremismos igualitarios a base de agresiones y enfrentamientos, sino trabajo, normalidad, una renovación ética, artística, no sumida en purgas y matanzas, junto a miseria.
Hitler quería esta línea, aunque eso llevara un camino algo más lento para controlar todo el aparato estatal. Y además Hitler temía por su revolución si el Ejército y los conservadores, con Hindenburg como Presidente del Estado, daban un golpe de Estado militar… un enfrentamiento armado entre el Estado, aun no adaptado al Nacionalsocialismo, y la naciente estructura NS hubiera sido nefasto, incluso aunque se ganase por parte de las SA, puesto que los muertos y la violencia hubieran dividido al pueblo y creado un lastre tremendo a la renovación pacífica del paro y la economía. Por eso ya en 1933 Hitler había reunido a los gauleiters en la Cancillería del Reich para indicarles que tras la revolución consumada, debía sucederse una normalización del Estado, y que “una locomotora revolucionaria lanzada a toda marcha y que a la máxima velocidad, sin freno, se aventure por un desfiladero, acabaría despeñada”.
No es cierto que Hitler quisiera ser ‘amigo de los militares’ antes que de sus camaradas de las SA. Lo que no podía permitir es que unos mandos de la SA pretendieran a su vez imponer su fuerza al Estado y poner en peligro el logro del poder y la posibilidad de una revolución pacífica como pedía el pueblo y como lo fue efectivamente el nacionalsocialismo.
Recordemos que en todo caso la revolución nacionalsocialista fue francamente pacífica. No hace falta compararla con la Revolución Francesa o la comunista, trementamente sangrientas, sino ya con guerras dinásticas, la guerra de secesión americana, la civil española, etc. etc. El número de muertos que sufrió el nacionalsocialismo en todo caso fue muy superior a los causados por la revolución hitleriana, que se deben limitar prácticamente a la suma de los muertos en el putsch de Röhm y a las víctimas de la Noche de los Cristales Rotos. A brindar el mayor número de testimonios posible sobre el primero de estos trágicos sucesos está apuntado el presente trabajo.
ÍNDICE
Sin índice
PRESENTACIÓN
En los colegios la historia del III Reich es circunscrita a unos pocos acontecimientos históricos que han sido deliberadamente promocionados. Básicamente lo que se enseña a los estudiantes es:
– Que los nazis incendiaron el Reichstag como excusa para prohibir el partido comunista.
– Que el instinto asesino se demostró en “la noche de los cuchillos largos” cuando Hitler hizo asesinar fríamente a sus amigos.
– Que la primera acción contra los judíos se manifestó en la Noche de los Cristales Rotos.
– Que Hitler fue el iniciador de la II Guerra Mundial.
– Que Hitler fue el primero en bombardear, a la población civil por medio de la aviación.
– Que Hitler atacó a Rusia sin motivo.
– Que existió un Holocausto básicamente de judíos pues casi nunca se mencionan otras víctimas .
– Y que, aunque ya con una importancia menor, la anexión de Checoslovaquia era la demostración del imperialismo de Hitler
A los estudiantes no se les habla ni de ideología, ni de programas, ni de realizaciones ni de nada de nada. Por ello es importante tener claras las ideas sobre estos temas.
Sobre el primero de ellos, el Incendio del Reichstag, ya publicamos en la página 3.299, un estudio definitivo sobre el tema. Sobre la “Noche de los Cuchillos Largos” nos ocuparemos en el presente trabajo de nuestro colaborador A. V., autor asimismo del trabajo sobre el incendio del Reichstag.
Aunque en este caso las conclusiones no sean tan concluyentes por indiscutibles como en el caso del incendio del Reichstag, el tema queda suficientemente claro. Lamentablemente la mayor parte de la documentación a la que hemos tenido acceso ha sido del “Otro bando”.
Sobre “la Noche de los Cristales Rotos” nos intentaremos ocupar más adelante, Sirva como simple demostración de la poca actividad antisemita en el III Reich, que este caso, que no puede disculparse de ninguna manera pero del que hay que conocer los pormenores con detalle, se conoce con nombre propio, dada la rareza de este tipo de actos violentos.
Sobre la responsabilidad o no de la guerra mundial por parte de Alemania, remitimos a los interesados a los libros de J. Bochaca “La Historia de los Vencidos” y “Los Crímenes de los Buenos”. Igualmente en estos libros pueden encontrarse las respuestas a los responsables de los bombardeos sobre ciudades, de todas formas también remitimos a nuestros lectores a las páginas 992, 993 y .994, donde se reproducen los textos y razonamientos al respecto del mayor general inglés Fuller y del también inglés, capitán B. H. Liddell Hart, comentarista militar. Sus argumentos son concluyentes.
En cuanto al ataque a Rusia, ahora que se han podido consultar algunos archivos de la Unión Soviética, han aparecido nuevos datos que parecen confirmar, irrefutablemente, la intención agresiva de Stalin. Aunque en la página 2.716 ya publicamos un extenso comentario del libro de Werner Maser, “Stalin und der Zweite WeItkrieg”, los documentos siguen apareciendo y para más adelante intentaremos ocuparnos del tema en profundidad.
Sobre las “cámaras de gas” están ya suficientemente informados nuestros lectores y les remitimos a la literatura que ya conocen. En cuanto al último punto, la ocupación de Checoslovaquia, aunque puede ser considerado realmente un error de Hitler, no hay que olvidar que si bien pasaron a jurisdicción alemana territorios que nunca antes lo habían sido, no es menos cierto que todas las naciones fronterizas con Alemania habían sido “gratificadas” con territorios que tampoco nunca les pertenecieron y nadie le dio gran importancia al asunto. De todas maneras recordemos que Alemania no se quedó Checoslovaquia sino una pequeña parte y que además era un evidente peligro geopolítico como puede verse consultando cualquier mapa. Este tema nos parece poco importante como para abordarlo en estas páginas con más detenimiento. También a “La Historia de los Vencidos” remitimos a los interesados donde podrán hacerse una idea de la realidad geopolítica de los años posteriores a la Primera Guerra Mundial. Otro tema que no hemos mencionado antes y que también ha sido explotado espectacularmente por la propaganda y que se halla invariablemente en los libros de texto de todos los colegios del mundo, es la famosa quema de libros. Al respecto es muy fácil replicar diciendo que los libros que en 1996 están secuestrando las democracias van a parar igualmente al fuego o a la bala de papel reciclable, con lo cual la única diferencia es que unos lo hicieron simbólicamente en público y los otros lo hacen en privado vendiendo a traperos los libros y obteniendo todavía un beneficio.
Así pues dejamos como pendientes de análisis la guerra con Rusia y la “Noche de los Cristales Rotos”. En este último caso evidentemente hay que contabilizar un grave error, uno de los pocos, en la política del III Reich. Pero al menos será interesante conocer la verdad, sin exageraciones y sin tergiversaciones.
Recordemos que en todo caso la revolución nacionalsocialista fue francamente pacífica. No hace falta compararla con la Revolución Francesa o la comunista, sino ya con guerras dinásticas, la guerra de secesión americana, la civil española, etc. etc. El número de muertos nacionalsocialistas sin contar entre ellos los de la noche de los cuchillos largos , causados por comunistas y demás ralea, fue muy superior a los causados por la revolución hitleriana, que se deben limitar prácticamente a la suma de los muertos en el putsch de Röhm y a las víctimas de la Noche de los Cristales Rotos. En la lucha por el poder cayeron asesinados 200 nacionalsocialistas (170 de la SA, 17 de la SS, 6 de la HJ, 7 miembros del Partido) y hubo 20.319 heridos.
Aunque nuestro colaborador A. V considera suficientemente preparados a nuestros lectores como para que cada cual saque sus propias conclusiones, no hemos podido resistirnos a intercalar un considerable número de notas a pie de página, que son obra de la redacción y no del autor.
PRÓLOGO
MUY TENEBROSO, ciertamente. El encontrar lemas cortos y expeditivos parece ser una de las habilidades de los buenos políticos o, quizás mejor dicho, de sus asesores de imagen. ¿Qué no habrá oído uno contar sobre esa terrible noche de esos horribles cuchillos largos? Largos cuchillos que seguramente revientan vientres y destrozan despiezan corazones. El lobo ataca con fieros dientes afilados al inocente cordero y lo destripa.
Bueno. ¿Sabemos realmente lo que ocurrió aquellos días de fines de junio de 1934? Yo estimo que no, que no lo conocemos. Y me parece que tampoco voy a conseguir esclarecerlo aquí. Pero quizá sí que podemos acercarnos a la realidad histórica por medio de una somera visión de algunos de los reportajes, ensayos, investigaciones y estudios que se hicieron al respecto y, una vez compulsados, comparar, meditar e intentar sacar alguna conclusión,
Así pues, como es costumbre, reproduciré, traducidos en su caso, párrafos de obras que traten sobre el tema. No todas, sólo muy pocas. Quizá sirva de aliciente para que otros continúen la labor y traigan más párrafos a colación. Del caos que se produzca, puede surgir el orden. Y si no, véase la física caótica o del caos .