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Nosotros Estuvimos en el Frente Memorias de un tanquista alemán – Justus Wilhelm von Oechelhaeuser

209 páginas
21 x 14,5 cm.
Ediciones Sieghels, 2011

Encuadernación rústica
Precio para Argentina: 80 pesos
Precio internacional: 22 euros

“Nosotros Estuvimos en el Frente” de Justus Wilhelm von Oechelhaeuser, no son los recuerdos de un personaje destacado, sino de aquel joven oficial que por poco no obtiene las charreteras, pues no era un buen soldado de acuerdo con los preceptos del Ejército.
Oechelhaeuser, perteneciente a la promoción de 1922, comandante tanquista en el frente del Este, ha presentado sus propias experiencias desde que salió de un Instituto de Berlín, a fines de 1939, hasta que fue liberado de un campamento de prisioneros en octubre de 1945.
Lo que escribe Oechelhaeuser es tan palpitante como la última guerra misma, de tal modo, que al leerlo cree uno estar nuevamente metido en un agujero de nieve esperando el ataque de los tanques rusos. Y sin embargo, el libro es mucho más que una obra brillante que narra experiencias vividas. Lo dramático de lo ocurrido se desarrolla a favor de los hechos mismos, que con mano férrea son expuestos y jamás abandonados. Los soldados que aparecen ahí, desde el general hasta los cazadores que llevan las cargas, no son ni héroes ni cobardes, sino hombres vivientes en su miedo y su grandeza, en su miseria o su dignidad. Aquí no veremos construirse leyenda alguna, pero tampoco se darán libre curso los resentimientos
El libro de Oechelhaeuser tiene gran significado para los tanques de entonces, pero no solamente eso: posee un impacto formidable por su escenario y su lenguaje. El autor se ha colocado con este libro en la cima de la literatura de guerra. Sus experiencias son auténticas, sin patetismo, duras, de un contenido soldadesco pocas veces hallado. Oechelhaeuser, comandante de tanques hasta el último cartucho, ha callado por mucho tiempo, hasta que se decidió a escribir esta leyenda de los tanquistas alemanes. El que haya estado metido dentro de un tanque siente al instante la magia de la verdad, lo dramático de esos féretros rápidos, la explosividad, los sudores de la tripulación con el acero bajo la pintura de camuflaje. Toda la guerra se representa en este tomo, cegadora, en cuadros de una verdad sencillísima, con sus grandezas y miserias, es narrada desde el punto de vista humano.

 

CRÍTICAS LITERARIAS

DIE FACKEL (VdK), de Bad Godesberg.

En este libro sorprendente se confirman nuevamente las viejas experiencias y postulados de que la distancia en el tiempo que nos separa de los grandes acontecimientos permite presentarlos y juzgarlos de un modo artístico. Eso es particularmente cierto cuando el autor, como sucede en el presente caso, ha vivido las experiencias propias sin excepción. Oechelhaeuser dice que ha escrito su libro para que sus hijos puedan algún día tener una idea exacta del soldado alemán de la Segunda Guerra Mundial; es una narración, ya que ha renunciado al concepto de la novela en su sentido corriente. De hecho, es un drama de impresionante fuerza, ¡Cómo podría nadie representarse la increíble tragedia de la última guerra, en particular alguien que la represente únicamente vista desde el lado alemán, sin tomar en cuenta su aspecto mundial. Lo que escribe Oechelhaeuser es tan palpitante como la última guerra misma, de tal modo, que al leerlo cree uno estar nuevamente metido en un agujero de nieve esperando el ataque de los tanques rusos. Y sin embargo, el libro es mucho más que una obra brillante que narra experiencias vividas. No es ni un reportaje ni tampoco tiene nada de ese énfasis falso ni de la Insoportable “conclusión moral después de la Historia”: contiene únicamente la verdad, desnuda y sobria, que no la ha hecho a un lado la realidad en favor de necesidades literarias. Lo dramático de lo ocurrido se desarrolla a favor de los hechos mismos, que con mano férrea son expuestos y jamás abandonados. Los soldados que aparecen ahí, desde el general hasta los cazadores que llevan las cargas, no son ni héroes ni cobardes, sino hombres vivientes en su miedo y su grandeza, en su miseria o su dignidad. Aquí no veremos construirse leyenda alguno, pero tampoco se darán libre curso los resentimientos. Lo que ha sido escrito en este libro ha sucedido realmente, ha sido personalmente vivido en sus hechos —y a través de la madurez humana y lo fuerza de desarrollo del autor— y es también la verdad en el sentido más alto de la semejanza. Esta obra debe ser recomendada como lectura obligatoria en las Escuelas Superiores porque pertenece a los jóvenes, hijos de aquellos o quienes el titulo se refiere: Nosotros Estuvimos en el Frente
Lothar Frank

RUHR-NACHRICHTEN, de Essen.
En la serie interminable de las relaciones y descripciones publicadas sobre la Segunda Guerra Mundial, que desafortunadamente carecen tantas veces de valor en cuanto a calidad y tendencias, estos dos cualidades se encuentran, tanto en tu forma como en su contenido, en dos libros harto diferentes de Carrell y Oechelhaeuser, creando así una honrosa excepción.
Oechelhaeuser, perteneciente a la promoción de 1922, comandante tanquista en el frente del Este, ha presentado sus propias experiencias desde que salió de un Instituto de Berlín, a fines de 1939, hasta que fue liberado de un campamento de prisioneros en octubre de 1945. Esta narración se destaca del promedio de los ensayos literarios de este tipo, tanto por su lenguaje como por su estilo. Excepto en dos lugares, que son quizá excepciones indispensables, no se encuentra en este libro ese temible vocabulario de ta jerga soldadesca. Con ello ha dado mucho mejor la impresión de lo vivido que si hubiera transcrito diálogos verdaderos, aunque solamente recordados.
Oechelhaeuser ha renunciado o los efectos dramáticos y a los cartelones heroicos. A pesor de la forma redactada en primera persona, la narración de lo vivido se logra perfectamente creíble. Relatos de hechos materiales se encuentran enriquecidos con impresiones que permiten transmitir una sensación subjetiva. El autor ha logrado muy bien, en forma de ejemplo, una contraposición de la mentalidad del frente con las apariencias que las “órdenes del Führer” daban por verdaderas y obedientes.
Rudi Strauch.

DIE WELT, de Hamburgo.
¿No eran héroes los soldados alemanes de la Segunda Guerra Mundial ? Eran soldados. Existen muchos libros en la actualidad contra la guerra y contra esos soldados. Pero pocos en que se haga justicia a esos militares del frente en esa espantosa guerra. Una de las mejores que conocemos es el “Nosotros Estuvimos en el Frente” de Justus Wilhelm von Oechelhaeuser, recuerdos de un joven oficial que por poco no obtiene las charreteras, pues no era un buen soldado de acuerdo con los preceptos del Ejército.
Lo tenemos ahora en una nueva edición, revisada. ¡Hay que leerlo!

 

DER TAGES-SPíEGEL, de Berlín.
Uno del Año 22. Tanto el autor como la Editorial dan importancía a la declaración de que este libro a sido escrito para dar a entender a las jóvenes generaciones cómo se desarrollaban las cosas en tiempos pasados. Oechelhaeuser es del año 22, y fue soldado con plena aceptación de la necesidad de serlo, y también lo ha sido con el sentimiento de una responsabilidad que no acepta eso de: “háganlo sin mí”
Este libro, de título tan poco llamativo como el de “Nosotros Estuvimos en el Frente”, lleva dos lineas diviorias. Por una parte, intenta quitar la mala fama del año 22, recordado por sus demostraciones políticas. Se eleva una voz aquí que no se conforma mansamente con la creencia general que da por descontado el hecho de que ningún hombre de cuarenta años está dispuesto a ponerse otra vez el uniforme. Por el contrario, trata de separar la figura del soldado alemán de entonces del tipo característico del uniformado político tal como la SS lo representaba. De tal modo que detrás del título modesto de “Nosotros estuvimos en el Frente” se encuentra una intención profunda: el autor quiere mostrar lo que fueron fas jóvenes clases, entre quienes más de uno cumplió su deber patriótico con pleno conciencia y estaría aún dispuesto, a los cuarenta años, a cumplirla de nuevo. Lo hace de una manera que no implica exigencia, pero que tampoco da lugar a posibilidad para otra interpretación.
Oechelhaeuser cuenta con una formación literaria apreciable y es probable que su voz logre fuerte resonancia, bien sea en contra o a favor.

H. Ohlsdorp.

ESSLINGER ZEITUNG, de Esslingen.
El libro de Oechelhaeuser tiene gran significado para los tanques de entonces, pero no solamente eso: posee un impacto formidable por su escenario y su lenguaje. El autor se ha colocado con este libro en la cima de la literatura de guerra. Sus experiencias son auténticas, sin patetismo, duras, de un contenido soldadesco pocas veces hallado. Oechelhaeuser, perteneciente a la promoción del año 22, diplomado, comandante de tanques hasta el último cartucho, ha callado por mucho tiempo, hasta que se decidió a escribir esta leyenda de los tanquistas alemanes. Algunos escenas de este relato están tan próximas como fantasmas. El que haya estado metido dentro de un tanque —y yo lo estuve— siente al instante la magia de la verdad, lo dramático de esos féretros rápidos, la explosividad, los sudores de la tripulación con el acero bajo la pintura de camuflaje. Toda la guerra se representa en este tomo, cegadora, en cuadros de una verdad sencillísima. Los guantes de cabritilla blanca de los SS durante los desfiles, el tren hospital de Lwow: “Desembarquen, desembarquen inmediatamente”; Consejos de Guerra en el vestíbulo de una escuela bombardeada; “… y que le disparen hasta que estalle”; entre los ríos Theiss y Danubio, encuentro cerca de Herzog con Szilardy en uniforme negro manchado de grasa; calentar un par de dotaciones más, a toda prisa; reeducación; “¡Repartios el pan!”. Está muy bien que Oechelhaeuser haya escrito este libro, y además que lo haya escrito así: decente, duro y verdadero.